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Resistencia
24 noviembre, 2024

Fuimos los afortunados: por qué ver demoledora serie sobre la supervivencia de una familia judía durante la invasión nazi

Una serie que propone el desarrollo del concepto relativo de «suerte» dentro de la más salvaje desgracia. Y que nos recuerda que una taza de café o una ducha caliente pueden significar lujos parecidos al paraíso.

Fuimos los afortunados (Disney+) no es la enésima ficción centrada en el Holocausto, sino un homenaje a la esperanza y a la resistencia del espíritu. El horror contado desde la fe por la supervivencia.

La bendición de poder amamantar a un bebé o de leer a Rilke cuando el mundo parece desintegrarse. Dios está en los detalles y aquí, que la vida pende de un hilo, se nota. A pesar del marco descarnado, esta ficción dirigida por Thomas Kail logra cierto grado de luz ante la atrocidad tantas veces narrada por una cámara.

El lápiz afilado para contar las pequeñas victorias de la vida, sin perder de vista el sufrimiento. Intuimos las matanzas en fosos, vemos los campos de concentración, pero no es ése el escenario en el que gira la trama.

Esta pintura elegante de una familia judía separada a inicios de la Segunda Guerra Mundial en Polonia está basada en la novela más vendida del New York Times, de Georgia Hunter. Ocho capítulos inspirados en una historia real. Como espectadores, quedamos agotados por el trabajo que implica en sí querer vivir a pesar del monstruo que acecha.

Los Kurc, de la ciudad polaca de Radom, se reúnen para Pésaj (las Pascuas judías) sin imaginar que ese puede ser el último rito juntos. Están esencialmente los hermanos Halina (Joey King), Addy (Logan Lerman), Genec (Henry Lloyd-Hughes), Jakub (Amit Rahav), Mila (Hadas Yaron) y sus padres, Sol (Lior Ashkenazi) y Nechuma (Robin Weigert), dueños de una exitosa tienda de telas.

No es una serie más sobre el Holocausto y sus consecuencias. O sí, pero aborda el laberinto de las almas de una manera diferente.No es una serie más sobre el Holocausto y sus consecuencias. O sí, pero aborda el laberinto de las almas de una manera diferente.Algunos de los hijos estudian para abogados, una de ellas espera su primer hijo, otro compone y toca piano y su última composición es un éxito en la radio. «Radom no es Alemania», avisa un crédulo, como para tranquilizar a la tribu de que no habrá sobresaltos, pero nadie puede confiarse.

El creciente antisemitismo en Europa comienza a infiltrarse en cada barrio. ​Primero vemos señales aisladas, un hombre judío con un ojo morado en la calle, después, un caminante por las calles de París con una máscara de gas… La pesadilla seguirá por años, veremos a cada personaje envejecer y derrumbarse.

Los planes de Hitler cambiarán rumbos individuales bruscamente y el bloque familiar se irá desmembrando. Escapes a pie o por mar, integrantes que preferirán esconderse en su propio país. En el medio, alternados los nacimientos con los cadáveres, las tropas con los desalojos y la hambruna.

A mitad de la serie, la familia ya está dispersada por distintos continentes.Tienen como motor la ilusión de reunirse. No tenemos certeza de que vayan a lograrlo, pero sí la convicción de que hacen lo humanamente posible por volver a sentarse a la mesa juntos. Cada episodio lleva el nombre de una ciudad o región por la que peregrinan a puro sacrificio estos seres (Radom, Siberia, Leópolis, Casablanca, Isla de Flores, Varsovia, Montecassino, Río)…

Filmada con belleza, estresante, para ver con los dientes apretados, la historia pretende encarnar esa palabra de moda tan gastada, resiliencia. Puede generar alguna reminiscencia de La vida es bella, en situaciones de padres que deben camuflar a sus hijos mientras le proponen un juego que disfrace el espanto. Vale la pena más allá de los algunos cliché, fundamentalmente por las buenas actuaciones y por el trabajo de la estadounidense Joey King, cuya criatura se va volviendo opaca, pero nunca pierde la fortaleza.

El relato está centrado en una familia y, desde ahí, la historia particular se puede volver global.El relato está centrado en una familia y, desde ahí, la historia particular se puede volver global.Sin intención de aleccionar abiertamente, Fuimos los afortunados cumple también cierto rol educativo. En un catálogo de streaming al que continuamente se suman ficciones ambientadas en el horror de la Segunda Guerra Mundial (La luz que no puedes ver, por Netflix como ejemplo reciente) elegir volver a contar una historia así puede conllevar un riesgo de repetición. Pero el antisemitismo crece globalmente y todo nuevo intento de denuncia nunca es redundante.

Ficha

Calificación: Buena

Drama Protagonistas: Joey King, Logan Lerman, Henry Lloyd-Hughes, Amit Rahav y Hadas Yaron Creación: Erica Lipez Dirección: Thomas Kail Emisión: 8 capítulos disponibles en Disney+.

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