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Resistencia
15 noviembre, 2024

Disparen contra el Indio Solari: las redes ardieron porque liquidó a Paul McCartney y Elvis Presley

Todo el mundo tiene derecho a la libre expresión y el Indio Solari también. El domingo pasado se estrenó un capítulo de Caja Negra, el ciclo de entrevistas de Julio Leiva que cerró con la presencia estelar de Solari, con quien bromeó “ser pareja” ya que fue con el consentimiento del artista que Leiva dirigió un documental llamado Tsunami: Un océano de gente, acerca de la convocatoria del Indio Solari.

En esta nueva charla, la cabeza del músico próximo a cumplir 75 años parece seguir funcionando con las turbinas bien aceitadas aunque caiga en algunas contradicciones fruto de su propio pensamiento.

Por ejemplo su parecer sobre Paul McCartney y Elvis Presley, una triste combinación de ignorancia, prejuicio ideológico y cierta creencia sedimentada por una larga vida de sostener esas fosilizadas ideas.

Indio Solari, iluminado a contraluz durante su charla con Julio Leiva en Indio Solari, iluminado a contraluz durante su charla con Julio Leiva en «Caja negra».Pese a la larga vida del género, para Carlos «Indio» Solari el rock and roll es cosa de jóvenes, y no de señores mayores que pretenderían –bajo su óptica-, prolongar una juventud de la que ya no gozan y mantener un negocio, al que él tampoco rehúye en su nueva faceta como el Míster y los Marsupiales Extintos. O como DT de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado.

Críticas a Elvis Presley

Elvis es un actor de Las Vegas, no me lo vengan a vender como un rocker”, disparó el Indio en la entrevista. Error: Elvis Presley, en realidad, era de Memphis, ciudad clave del sur estadounidense, y nacido a pocas millas de ahí en Tupelo, donde creció en la mayor de las pobrezas.

No fue un compositor, pero fue el hombre que encarnó en cuerpo y alma la bravura del rock and roll, no solo por una cuestión de pinta o movimientos de alta sensualidad, sino porque fue uno de los mejores cantantes de la historia de la humanidad.

“Elvis es un actor de Las Vegas, no me lo vengan a vender como un rocker”, dijo el Indio Solari. Foto: AP“Elvis es un actor de Las Vegas, no me lo vengan a vender como un rocker”, dijo el Indio Solari. Foto: APHearbreak Hotel, Jailhouse Rock, Blue Suede Shoes, Hound Dog (¿acaso un precursor del twist Mi perro dinamita?) o All Shook Up, fueron motores que impusieron al rock and roll como un género imposible de ignorar, y la figura de Presley fue la que exportó la revolución del rock and roll a todo el planeta cuando la globalización no existía. Todos los grandes hombres de la música, incluido su admirado John Lennon coincidieron en decir: “Antes de Elvis no había nada”.

Lo que lo confunde a Solari fue el período cinematográfico de Elvis, que se desarrolló en Los Angeles, y que generó bodrios fílmicos y bandas de sonido pobres en los años ’60. Una de esas películas era Viva Las Vegas, que protagonizó con Ann-Margret en 1964.

En realidad, Elvis vivía en su mansión de Graceland en Memphis, mucho más fastuosa que la propiedad del Indio en Parque Leloir, Castelar, provincia de Buenos Aires, y tenía una residencia en la californiana y desértica Palm Springs.

Es cierto que Presley hizo una residencia en el Hotel Internacional de Las Vegas en los años ’70, pero en ese momento se trató de una movida audaz y no habitual, inscripta en un renacer como artista experimentado por Presley cuando se cansó de Hollywood y volvió en 1968 a presentarse como un “rocker”, superando holgadamente la talla.

Si pone en Google “Elvis Presley Comeback Special”, el Indio encontrará detallada información y muchos extractos de ese especial de televisión, donde Elvis prueba que le pasa el trapo a cualquier otro cantante de rock and roll.

Palos para Paul McCartney

En otro párrafo, Solari divide las aguas entre John Lennon y Paul McCartney, cuyas canciones como solista le parecen un flan. Aquí la desinformación parece jugar un rol protagónico, porque es verdad que McCartney ha fabricado flanes a lo largo de 18 discos como solistas a los que habría que sumar 7 más con Wings: 25 discos de calidad variable. Pero hay muchísimas de sus canciones que no lo son.

Paul McCartney en 2021, durante su show de 2021 en el Rock & Roll Hall Of Fame . Foto: AFPPaul McCartney en 2021, durante su show de 2021 en el Rock & Roll Hall Of Fame . Foto: AFP¿Habrá escuchado el Indio Maybe I’m Amazed, esa impardable balada que no debería pasar desapercibida para un duro como Solari, que también le hace lugar al amor en su discurso? Yendo a la otra punta de la carrera, McCartney III es un disco que el ex beatle hizo durante la pandemia tocando todos los instrumentos y que es mucho más aventurero y experimental, como Solari gusta decir, que muchos de los discos que él perpetró sin sus Redonditos de Ricota.

De acuerdo, Ebony & Ivory es un flan cocinado en 1982 junto con el repostero Stevie Wonder. ¿Pero se puede decir lo mismo de Helen Wheels, un rock and roll hecho y derecho? ¿O que el álbum Band On The Run no es una obra maestra de la repostería, al igual que Tug Of War, Flaming Pie (“pastel ardiente”, un flan caliente), Driving Rain o New, todos buenos trabajos?

El autor de estas líneas se animaría a sugerirle dos trabajos: Chaos & Creation In The Backyard, quizás el mejor disco de Paul como solista, publicado en 2005, donde entre un par de flanes, sobresalen canciones de una belleza sobrecogedora como Jenny Wren, que tiene una mirada social, mirada que «el cantante tímido» parece no haber visto. Consulte a su oftalmólogo, Sr. Solari.

Y si pasa por el otorrinolaringólogo, le recomiendo Ram, que es un disco rabioso, rockero y espectacular, a pesar del flanazo Uncle Albert, que -cosa curiosa- comparte título con su propio flanazo: Tío Alberto o el día de la bicicleta, dedicado a Albert Hoffmann, descubridor del LSD, y que tiene una secuencia melódica igual a la de Balada para un gordo, éxito de los años ’70 del dúo Juan y Juan.

Lennon y la política

John Lennon, en cambio, es alabado por el Indio por ser un artista “metido en política hasta las tetas”, como si por solo acercarse a esos asuntos la música fuera mejor, más elevada o más meritoria (aunque hay que presumir que Solari aborrece la meritocracia).

John Lennon en un concierto benéfico de 1972 en el Madison Garden de Nueva York. Foto: APJohn Lennon en un concierto benéfico de 1972 en el Madison Garden de Nueva York. Foto: APLennon tuvo su período pacifista, canciones como Revolution en la que decía que “si seguís llevando pancartas del premier Mao, no lo vas a lograr de ninguna manera”, y además se lo vio dando notas a periodistas británicos de izquierda, como el activista Taric Ali.

Esa faceta de Lennon comenzó en 1968 pero se agotó en 1972, cuando los radicales estadounidenses como Jerry Rubin pretendieron usarlo como estandarte, y sobre todo en el momento en el que Richard Nixon consigue la reelección. Frustrado, Lennon se emborracha, secuestra a la mujer del dueño de la casa donde siguieron los resultados, se encierra en una habitación con ella y hacen ruidosamente el amor, frente a los azorados oídos de otros revolucionarios y, sobre todo, los de Yoko Ono, presente en la escena.

Más datos

Cuando McCartney intentó su movida política en 1972, publicó un simple llamado Give Ireland Back To The Irish (Devuelvan Irlanda a los irlandeses), un flan político de poco sabor que le generó enormes críticas. Pero también ha colaborado con PETA, una organización que defiende los derechos de los animales con métodos a veces violentos y se lo ha visto apoyando diferentes causas benéficas. ¿Será suficientemente político para Solari? A lo mejor no le alcanza.

Hay más ejemplos, pero éste es un extracto del libro del flanero Paul: The Lyrics, publicado en 2021: “Hubo un presidente llamado Trump que pensaba que el cambio climático era un fraude creado por los chinos. Tristemente, no fue el único en ignorar esta amenaza existencial (…) El tópico del cambio climático no es nuevo; recuerdo ver de chico un programa de televisión donde tres científicos (que a mí me parecían muy viejos), que ya hablaban sobre el futuro del planeta y marcaban una hoja de ruta a seguir (…) Siempre escribí canciones sobre lo que me interesa. La materia no tiene porqué ser importante; puede ser una canción sentimental de amor, una canción triste. Y a veces un mensaje que trato de hacerle llegar a la gente”.

Los Beatles en el programa Los Beatles en el programa «The Ed Sullivan show» en 1964.Y mejor no entrar en el aporte que Paul McCartney le hizo a los Beatles, porque probablemente sin él, John Lennon no hubiera encontrado la pieza necesaria que lo hiciera trabajar cuando prefería tomarse las cosas más tranquilamente.

Sin hablar de temas como Lady Madonna (otro tema con mirada social), You never give me your money (sobre lo despiadado del negocio musical) o la misma Let It Be, una canción que le devolvió el buen estado de ánimo (algo que a Solari parece preocuparle mucho) a gente que lo había perdido. En esa canción también trae el recuerdo de su madre muerta por un cáncer cuando Paul tenía catorce y dice que en su “hora de dudas, madre Mary viene a mí pronunciando palabras de sabiduría: déjalo que sea”.

Da la impresión que Solari ha comprado más la postal de Elvis y Paul McCartney y que ha vertido una opinión superficial sin preocuparse en conocer la totalidad de la milanesa. O del flan para este caso, un género que no le es ajeno a alguien que escribió “tontas canciones de amor” como “Susanita, tan bonita, una nena que tu padre trajo”, o “Vamos negrita, hacelo por mí/ Vamos negrita, bailá hasta el fin”.

Tal vez dirá que no se incluye el resto de la letra: la misma vara que él aplicó sobre Elvis Presley o Paul McCartney, que fijaron los pilares sobre el que después pudo construirse el escenario de la contracultura de los años ’60, que el Indio tanto admira y que tan efímero resultó.

Vamos, Solari. No te quejes de los flanes, que “a nadie amarga un dulce”, como bien has cantado.

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