Pasada la medianoche del domingo 26 de noviembre, Primavera Sound cerró su segunda edición local y anunció una próxima para este mismo mes de 2024.
A diferencia del debut en 2022, esta vez el clima fue un aliado perfecto del evento que presentó shows de gran nivel y algunos aspectos a mejorar -sobre todo lo desparejo e incómodo del terreno, la escasa señal de internet y algunos problemas de sonido en la primera jornada-.
Si bien los nombres principales del cartel definían el target del festival, en los escenarios menores y los horarios tempraneros la propuesta ganó en eclecticismo, manteniendo la calidad.
En este sentido, el atardecer del domingo fue el momento ideal para acercarse al jazz freak de Domi & JD Beck -sorprendente propuesta que oscila entre el drum n bass y el jazz rock- y para dejarse embelesar por el encanto bohemio y elegante de Weyes Blood.
Apenas entrada la noche, Beck, uno de los principales atractivos de la jornada salía a matar con la psicodelia polvorienta que adorna su propuesta expresada al máximo: Devil’s Haircut ponía a sus fans a alistar sus mejores coreografías sesenteras.
El audio es robusto y efectivo: pierde matices respecto a cómo suena en estudio, pero gana impacto, cosa que agradecen las aproximadamente 40.000 personas que se acercaron a su escenario.
Beck muestra todas las armas que lo llevaron a ser un ícono de la cultura alternativa de los ’90: hace de rapero tan inusual como lánguido e irresistible, baila despatarrado pero como un campeón y entrega su interesante talento como guitarrista en la intro de su mega hit Loser y en la indie rockera E-Pro.
Agradecido y cercano, intenta constantemente comunicarse en Spanglish y destaca la calidez y bienvenida en Buenos Aires “a la que llegué hace cuatro días y es realmente hermosa”, según comenta emocionado antes de invitar a su amigo Damon Albarn -el líder de Blur- para interpretar juntos Valley of the Pagans, tema que comparten en el último disco de Gorillaz.
El final es a caballo del aire hip hop folkie de Where It’s At, que cierra este nuevo triunfo del solista californiano en tierras porteñas.
Pop electrónico
Mientras la noche hacía que el tráfico por la zona de venta de comidas y cerveza se viera acrecentado, era tiempo de que Pet Shop Boys sacaran a relucir su repertorio plagado de éxitos que ayudan en gran parte a definir la historia del pop electrónico.
Video
Pet Shop Boys hizo vibrar al público argentino con un show de dos horas donde recorrieron todos sus hits.
El público bailó en sincro y coreó cada palabra de temas como You Were Always On My Mind, Domino Dancing o West End Girls. Neil Tennant y Chris Lowe lideraron a su banda en un entorno visual sobrio y efectivo y a pesar de algunos problemas de Tennant para llegar a las notas más altas de sus canciones, el entusiasmo prevaleció en la gran masa de bailarines extasiados.
Pet Shop Boys y los hits que coreó todo el mundo, en el Primavera Sound, en Parque Sarmiento. Foto: Emmanuel FernándezBlur, los veteranos y autoridades indiscutidas del brit pop liderados por el constantemente inspirado cantante y pianista Damon Albarn y el delirante guitarrista Graham Coxon siempre logran generar interés en cada una de sus regersos.
En este caso la expectativa estaba incentivada por la salida del auspicioso último disco de la banda The Ballad of Darren, a tal punto tomaron nota de esto los Blur que arrancaron su show con The Ballad, precioso y emocional corte que abre el disco, pero elección extraña para comenzar un concierto para 50.000 personas.
De inmediato y siguiendo con el orden de temas del álbum, disparan la lisérgica St Charles Square en la que Albarn comienza a entrar en calor y dispensar sus clásicas sonrisas poco elegantes pero convincentes.
Hubo que esperar hasta prácticamente la mitad del setlist para que Coffee and TV inaugurara ese sendero de clásicos disímiles que confeccionan un repertorio único y fascinante.
Así llegaron End Of A Century, Country House, Parklife, Out Of Time, This is A Low y Song No. 2, todas piezas de geometrías incomparables, pero que en las manos de estos cuatro músicos terminan ostentando una redondez que las hace funcionar a la perfección tanto cuando forman parte del mismo setlist como por separado.
Un felizmente colocado Albarn interactúa con sus fans, les declara su amor y hasta hace esfuerzos para “demostrar que los argentinos y los ingleses estamos en buenas relaciones”, invitando a un par de afortunados fans al escenario, incluso llegando a compartir las voces de To The End con una de ellas. “Hoy nada de política, sólo amor”, desliza con gesto entre pícaro y resignado.
Blur, en vivo en el Primavera Sound. Damon Albarn y el guitarrista Graham Coxon. Foto: Emmanuel FernándezEn general el concierto fue divertido, sentido y agradable, pero a la banda le faltó el brío demostrado en ocasiones anteriores. De todos modos los Blur saben más por viejos y se aseguraron la gloria dejando a The Universal para la última posición: es que cuando esos arpegios, arreglos de cuerdas y coros celestiales suenan al unísono no hay mal capaz de alterar la emoción. Ni siquiera una referencia a la política.