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24 noviembre, 2024

Benjamín Vicuña & Gimena Accardi cuentan el detrás de escena de la serie inspirada en una novela de Gabriel Rolón

Se los ve cómplices; cruzan miradas y hasta se piropean un poco. Disimulan el cansancio de tantas entrevistas a propósito del estreno de la serie La voz ausente (Disney +), e insisten en manifestar su alegría. Bromean, se muestran bien dispuestos, aceptan amablemente la charla y Benjamín Vicuña se sorprende del pequeño grabador de voz que lleva esta cronista. Pide permiso, lo toma entre sus manos, lo mira del derecho y del revés, y dice: “Le vendría bien a Pablo Rouviot”.

Claro, sería una buena herramienta para su personaje de La voz ausente, un psicólogo que investiga la muerte de su hermano y otras muertes que se van sucediendo a lo largo de la historia. “Vos sos más joven, no sé si conocés este grabador”, le dice a Gimena Accardi, quien asegura saber de qué se trata ese pequeño aparato. Ella interpreta a una inexperta suboficial, a cargo del caso, que acepta trabajar con la colaboración con Pablo.

Hace dos años filmaron la serie. Ahora es tiempo de promocionarla, porque llegó el momento del estreno, previsto para este miércoles 21, día en el que estarán disponibles los siete episodios de esta historia inspirada en la novela de Gabriel Rolón, del mismo nombre.

“Fue un placer trabajar con vos”, le dice Gimena. “Nos llevamos muy bien, nos queremos. Es un gran actor, de los mejores que hay en su generación, y un gran compañero”, agrega mientras lo mira y Benjamín agradece. Hay buena onda entre ellos y esa química se traslada a la pantalla.

El tiene 45 y ella, 39. Ya compartieron pantalla en Herederos de una venganza, una telenovela producida por Pol-ka, hace más de una década, donde los dos eran villanos. “Fue la única vez que coincidimos laburando, después compartimos un poco de vida”, dice Gimena. Y sin que se le pida aclaración, dice: “No como pareja, sino como amigos”.

La serie de siete episodios está inspirada en la novela La serie de siete episodios está inspirada en la novela «La voz ausente» y tiene algunas licencias de adaptación. Foto Ariel GrinbergParece que no fue una traición del inconsciente, solo una inocente expresión que necesitó explicar para que no se malinterpretara. Ahora vuelven a coincidir, esta vez, ambos como protagonistas -lejos de ser los malos de la historia, van en busca de la verdad-, en el nuevo formato que se impuso para las ficciones: las plataformas.

“Gime es una excelente actriz y demostró su capacidad de encontrar nuevos registros en la actuación”, describe el chileno a su par. “Me sorprendió su compromiso con el personaje, que le demandaba muchísimo. Porque no solo fue poner el cuerpo. Este thriller nos exigió un trabajo psicológico”, agrega el actor. “Todos los meses de grabaciones nocturnas fueron de un gran de esfuerzo, de sacrificio… Y ella mantuvo siempre el humor, la paciencia, el cariño y la escucha con el otro, que era súper importante”, completa Vicuña.

-¿Qué desafíos implica hacer un thriller?

Vicuña: Es un género del que tenemos bastantes referentes de afuera. En este caso, para La voz ausente, tuvimos que absorber y entender códigos, algunos que tienen que ver con lo fantástico, lo sobrenatural, con el terror… que el director, Gustavo Hernández, conoce bien, porque los ha trabajado. Por otro lado, implica darle acción a lo literario y a lo psicológico. Eso cuesta, es difícil; tratar de darle originalidad y frescura es la mayor exigencia.

Accardi: Un desafío es hacer creíbles a los personajes, porque están muy al borde y no hay que caer en lo obvio o lo trillado. Como actriz, quise que lo que se ve de afuera esté correlativo con lo que estamos contando. Y eso requería estar muy a cara lavada, sin peinar… No quería estar ni muy linda, ni perfecta. Quería que todo se viera lo más real posible y eso llevó a un trabajo de lookeo muy interesante, que nunca había tenido. De estar acostumbrada a estar siempre maquillada, divina, peinada, impecable… me costó verme de otra forma. Pero el personaje necesitaba ese registro físico, emocional y actoral.

Con la vista puesta en los que eran hace dos años

En el 2022, cuando grabaron los siete episodios de La voz ausente, Benjamín Vicuña y Gimena Accardi eran los mismos que son hoy, pero distintos. Los atravesaban otras emociones, los definían las vivencias que transitaban en ese entonces. Hoy, hacen una retrospectiva y se ven dos años más jóvenes, grabando esta serie que ahora sí saldrá por la pantalla. Y yendo hacia atrás en el tiempo, llegan a lugares del pasado que les permiten entender cómo encararon el trabajo actoral que requería La voz ausente.

«La muerte de mi padre fue durante el rodaje, una situación que me marcó muchísimo», confiesa Vicuña. Foto Ariel Grinberg“Estábamos atravesando momentos difíciles, por diferentes duelos y situaciones de vida. Y eso sumó”, repasa Vicuña. De repente, se pone reflexivo: “Me quedé pensando en tu pregunta sobre cómo es hacer una serie donde hay que meterse en sombras, en zonas oscuras, en zonas profundas. Independientemente de que sea un thriller, con sus códigos, también tiene cosas pesadas. Y yo creo en las sincronías de la vida. Nos tocó grabar la serie en un momento en el que estábamos con la impronta para hacerlo”, reflexiona Benjamín. “Todo en ese sentido conspiró para que quede esto, que hoy me da orgullo, que no sé si hoy lo volvería a hacer”, agrega.

-¿Por qué no sabés si lo volverías a hacer?

Vicuña: Filmamos casi de noche los cuatro o cinco meses de grabación; fue duro. En locaciones que demandaban mucha exigencia emocional: hospitales, cementerios, orfanatos

Accardi: Había una densidad energética que era muy importante para la serie.

«Seis meses antes de filmar esta serie me fracturé un brazo; tuve una cirugía de cinco horas, tengo una placa de titanio, ocho clavos…», el recuerdo de Accardi en la previa al rodaje. Foto Ariel Grinberg-¿Podemos profundizar en esa ventana que abriste, de los momentos personales que atravesaban mientras grababan la serie?

Vicuña: Es imposible separar la vida de la obra en nuestro trabajo. La muerte de mi padre fue durante el rodaje, una situación que me marcó muchísimo. Frente a eso, ahora lo pienso, digo que tal vez no era lo indicado hacer esta serie en ese momento, y podría preguntarme por qué no hice comedia, si lo que necesitaba era risa. Es curioso cómo a veces los trabajos vienen de la mano de momentos personales, difíciles. En este caso, esa tristeza y ese nivel de estado de alerta personal me sirvieron para la serie.

Accardi: Yo estaba en pleno mundial… Solo calculaba si la grabación terminaba a tiempo para llegar a ver los partidos… Pero, además, pensándolo mejor, recuerdo que seis meses antes de filmar esta serie me fracturé un brazo; tuve una cirugía de cinco horas, tengo una placa de titanio, ocho clavos… Y éste fue mi primer laburo audiovisual después del accidente y no sabía bien qué iba a poder hacer con el cuerpo; era reencontrarme con un cuerpo y un brazo, con el que tenía que tener más cuidado y, algunos días, con dolores también.

“Los dos estábamos en estado de fragilidad”, dice él. “Medio rotos los dos”, dice ella. “En el contexto general, todavía estábamos en pospandemia”, recuerda él. Y fue en pandemia cuando falleció el papá de Gimena. Pero ahora se los ve fuertes, entusiasmados con el estreno de la serie. Además, los dos se encuentran haciendo teatro.

Entre las tablas y las pantallas

Ella, En otras palabras, en el Metropolitan -dirigida por su pareja, Nicolás Vázquez-; él, Felicidades, en El Nacional (junto a Adrián Suar y elenco). Curiosamente, son obras atravesadas por palabras, dichas o no, como en La voz ausente.

A veces cuesta poner los dolores en palabras. Me está pasando una cosa muy personal, particularmente a mí, con la obra de teatro que estoy haciendo”, cuenta Gimena. “Es una historia de amor, atravesada por un drama. Y tengo un monólogo donde aparecen recuerdos y el inconsciente me empezó a tirar imágenes reales de momentos que viví”, dice y agrega: “Cuidé a personas enfermas y también las vi morir, y el inconsciente me empezó a mostrar esas imágenes al decir el monólogo. Y me di cuenta de cuánto no puse en palabras y son cosas que tienen que salir. Y empezaron a salir en el escenario. Lo cual me viene bárbaro… Pero qué necesario, porque lo que uno no puede poner en palabras lo pone el cuerpo con imágenes y en algún momento atravesás la emoción que dejaste relegada. Y lo estoy viviendo ahora sobre el escenario”, reflexiona la actriz. Y Benjamín aporta: “El teatro es un lugar de contención, es un hogar para los actores”.

Video

La nueva ficción de Disney+, con Benjamín Vicuña y Gimena Accardi.

“Tenemos la garantía de que el libro funciona muy bien. Por algo Gabriel Rolón es best seller, número 1 en Argentina”, sentencia Vicuña. “Construye muy bien las historias, hace que el público pueda seguir las pistas y sacar sus propias conclusiones de la mano de esta pareja de investigadores, Cecilia Bermúdez y Pablo Rouviot”, continúa el actor que en La voz ausente vuelve a interpretar al mismo personaje que compuso en el filme Los padecientes, también sobre un libro del psicoanalista y escritor Rolón.

-¿Cómo es volver con un mismo personaje?

Vicuña: Tengo a favor volver a Pablo Rouviot después de Los padecientes, volver al imaginario de Gabriel Rolón, con estas novelas que son de culto. Hay muchos fanáticos de estas historias. Me permite profundizar sobre el personaje y eso le da mucha riqueza.

-¿Rolón participó en el proceso?

Accardi: En todo. Estuvo atrás de los libros, de elegir el elenco.

Vicuña: Es casi un showrunner. Estuvo presente muchas veces en el set, dio las licencias no solo para que se haga la versión de la serie, sino para modificar la historia y algunos personajes. Pablo es un poco alter ego de Gabriel… Es un tipo súper empático, inteligente y que supo muy bien contar esta historia.

La relación con Rolón es muy próxima; no solo porque es parte de este proyecto, sino también, por ejemplo, porque escribió el prólogo del libro de Benjamín Vicuña, Blanca, la niña que quería volar -en el que el actor reflexiona sobre el proceso de duelo y la muerte de su hija-. “Su libro El duelo es increíble, me ayudó mucho”, añade Vicuña.

“Hay momentos en la vida en los que pareciera ser que Dios existe”. Así empieza La voz ausente, la novela de Rolón que dio origen a esta serie homónima. Probablemente ése sea un sentimiento común a muchas personas, aunque parece casi imposible que los personajes puedan tener siquiera un atisbo de fe. Enredados en una trama policial llena de aristas, encontrar una luz de esperanza se vuelve difícil.

-¿Qué les parece esa frase con la que comienza la novela?

Vicuña: Dios existe en los pequeños detalles. Y ésta es una serie que aborda la historia desde los detalles. Una prueba que te puede conducir a seguir al asesino serial, por ejemplo. Es revelador eso de que hay algo más grande, porque automáticamente ves qué todo está conectado, que nada es al azar.

Accardi: Es una manera de nombrarlo. Le decimos Dios, pero creo que está en la energía, en el amor, en pensar en el otro, en la naturaleza, en un llanto o una risa. Se trata de encontrar a Dios en esos momentos que te marcan. Llamémoslo Dios, universo, energía… De algo hay que agarrarse y si sirve, avanti.

Casualidad o no, como todo está conectado, la pregunta sobre Dios le disparó a Benjamín la figura de Messi. “El otro día Messi habló de los tiempos de Dios en una entrevista. Me gustó. Es verdad lo que dijo. Cuesta entender que los tiempos de los hombres no son los tiempos de Dios. Uno, muchas veces, cuando está en el barro absoluto, dice ‘qué mierda viene después’. Y, en ese sentido, hago un paralelismo con la serie, porque costó mucho que saliera, por diferentes razones, entre otras, porque llevó un trabajo de posproducción muy grande, con muchos efectos especiales. Y ahora es el tiempo de que se estrene y viene de la mano de El encargado -donde Benjamín también hace una participación-”, afirma el actor.

“Ésta es mi primera serie para una plataforma”, asegura Gimena. Mientras que Benjamín lleva mucho recorrido en este nuevo formato, para ella es un debut. “Vengo muy del palo de la tele, cuando había seis novelas diarias en todos los canales. Por eso el recuerdo que me va a quedar de esta serie es espectacular, desde la primera audición hasta quedar seleccionada y empezar a grabar”, repasa.

“Estoy en Disney, literal”, se ríe. “Cambiaron los hábitos de consumo de televisión; lo veo en mis hijos. Cada contenido que estrenan las plataformas tiene su particularidad. En nuestro caso, en el mismo día se estrenan todos los capítulos. Es una serie para maratonear, para verla en un fin de semana, completa”, explica Vicuña y frente a la comparación con la tele que su generación veía cuando eran chicos, expresa: “Casi todos nosotros tenemos un nivel de nostalgia con eso, cuando esperábamos tal día para ver un unitario a tal hora, pero todo cambia”.

Y, con cierto optimismo, Gimena añade: “Hay que irse aggiornando, me gustan las plataformas y poder elegir qué serie ver y en qué momento hacerlo. Pero creo que las cosas son cíclicas y confío en que va a volver la ficción a la televisión de aire. Ojalá”.

De qué va la serie

Cecilia Bermúdez y Pablo Rouviot, interpretados por Accardi y Vicuña.Cecilia Bermúdez y Pablo Rouviot, interpretados por Accardi y Vicuña.Pablo (Benjamín Vicuña) y José (Federico Olivera) son hermanos. Comparten el dolor de un padre que se suicidó. Hacía mucho tiempo que no se veían. Veinte años después, Pablo vuelve, porque José se lo pide. En el primer capítulo, inmediatamente después de ese reencuentro, un suceso trágico -el supuesto suicidio de José- desencadenará una investigación.

Cecilia Bermúdez (Gimena Accardi) es una subinspectora a la que su jefe -que es su propio padre- le asigna tareas menores; pero ella quiere investigar. Es entonces cuando se enfrenta al caso que la vinculará con Pablo Rouviot y sus vidas se cruzarán. Vicuña alternará su rol de psicoanalista, con el de detective. Accardi se preocupará por recuperar la confianza de su padre en ella. Jazmín Stuart interpreta a la mujer de José. Además, el elenco presenta grandes figuras; entre ellas, Susú Pecoraro, como la madre de Pablo y José.

Realizada por Pampa Films/Gloriamundi Producciones, la serie cuenta con Gustavo Hernández como director. A través de siete episodios de media hora cada uno, se narra una historia llena de intrigas policiales y familiares. Pero entrelaza esa trama con otra: la psicológica. La responsabilidad de una clínica psiquiátrica sobre sus pacientes y la buena imagen que debe conservar públicamente, que a veces obliga a esconder la verdad. En el devenir de la serie, conoceremos una historia que profundizará en la psiquis de los personajes y en el misterio de muertes que deberán esclarecer, aunque eso los enfrente a verdades oscuras.

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