«No hay plata». El eslogan de gobierno de Javier Milei tiene múltiples expresiones y una de ellas es el consumo de carne, un bien central en la canasta de los argentinos cuyo precio mostró una recomposición importante en los últimos cuatro meses obligando a los consumidores a racionar las compras. Según un informe de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes de la Argentina (Ciccra) el consumo aparente de carne vacuna cayó un 8,2 por ciento entre febrero de 2023 y febrero de 2024, y se ubicó en torno a las 349.100 toneladas de res con hueso.
Para comprender el fenómeno hay diversas variables a considerar. La primera que surge es el contexto general de inflación y caída del poder adquisitivo. En febrero, los precios de la carne vacuna al consumidor en el Gran Buenos Aires aumentaron un 15 por ciento, que se suma a las subas del 25 y 19,6 por ciento que había habido en diciembre y enero respectivamente.
En la formación de precios también hay una interacción de variables imperfectas. Los carniceros tienen que cubrir costos de electricidad, expensas e insumos en alza. Y en la compra de la carne propiamente dicha, la oferta y la demanda juegan esta vez a favor de la suba.
En el primer bimestre del año, según detalla el informe de Ciccra, la industria frigorífica vacuna produjo un total de 504.000 toneladas de res con hueso, lo que representó una disminución de 8.100 toneladas en relación al primer bimestre del año pasado, alrededor de un 3,8 por ciento.
A su vez, el sector exportador pujó por una porción mayor de esa producción. En enero de 2024 se exportaron 49.571 toneladas peso producto de carne vacuna, un 13,5 por ciento más que los embarques registrados en enero de 2023.
En ese contexto se dá la caída del consumo local, que en febrero se ubicó en los 44,6 kilos por persona anualizado, el menor consumo desde febrero de 2011. Un dato central del informe de Ciccra, que ilustra a las claras la política que ha tomado el Gobierno actual respecto de la producción de carne vacuna, es que el peso del consumo interno sobre el volumen total producido cayó en el comienzo de este año al 69,2 por ciento y es el menor desde por lo menos 1996. Las exportaciones del primer bimestre superaron por primera vez en un comienzo de año el 30 por ciento del volumen total producido.
Pero para darle matices al análisis, el especialista del mercado ganadero de la consultora AZGroup Diego Ponti advierte que en la actualidad el negocio de la exportación no se muestra especialmente atractivo, y que en los meses se observará en el mercado local una escases de oferta de carne por una cuestión natural del ciclo productivo.
«Vamos a un año que ya por herencia de los ciclos ganaderos y su dinámica habrá una menor producción de carne, porque el stock inicial va a ser menor. Esto se explica por la sequía de los últimos años, que llevó a una mayor faena de vacas y una menor oferta de terneros. Ahora los campos están recuperados, hay oferta de forraje y el productor retiene animales, entonces habrá menor faena de hacienda y menor oferta de carne, aunque el peso promedio de faena va a aumentar», explica.
Luego comenta que esa menor producción se debate entre el consumo interno y la exportación. «El aumento de la exportación no va a ser explosivo porque ya venimos de un buen nivel y porque el dólar no está competitivo. Hoy la producción de carne local está cara para la exportación, que está esperando una devaluación, y a su vez hay poco margen para aumentar precios en el mercado interno.Lo que más se va a ajustar será el consumo, que caerá seguramente en torno a los 4 o 5 kilos de carne por persona», dice Ponti, y aclara: «Los precios hoy de la carne no están atrasados respecto de la inflación ni del tipo de cambio, entonces es más dificil esperar un salto de precios».