Existen pocas historias económicas en el mundo tan fascinantes como la de Japón. En los ’80s fue el ejemplo del éxito económico, siendo la segunda economía más grande del mundo. En diciembre de 1989, el mercado de valores japonés alcanzó su punto máximo, con el 45% de la capitalización bursátil mundial. Desde ahí le siguieron tres décadas de estancamiento económico y deflación, lo que redujo drásticamente la participación de Japón en los mercados. Hoy, con una participación de apenas 6%, se observa un resurgimiento de la economía nipona. De hecho, en 2023, Japón lideró las ganancias en los mercados bursátiles globales, y en el comienzo de 2024 ha continuado con este impulso positivo.
Hay varios factores clave que han contribuido para este resurgimiento. La economía nipona ha experimentado un cambio radical con la vuelta de la inflación después de décadas de deflación. El aumento significativo de los precios en el 2023 se reflejo en el crecimiento del 8,3% de las ganancias por acción del índice MSCI Japan. Esta tendencia ha sido impulsada por factores como el incremento de la demanda global de productos manufacturados y la mejora en la capacidad de fijación de precios de muchas empresas, especialmente las orientadas al mercado interno japonés. Este cambio ha generado un cambio de expectativas impulsando la inversión y la rentabilidad corporativa.
Por otro lado, la diversificación global también ha sido un driver importante. El mercado japonés ofrece una cantidad de oportunidades que mejora la diversificación y correlación de carteras. De hecho, el mercado japonés ha superado al S&P 500 en términos de rendimiento, con un aumento del 39.9% desde octubre de 2022, comparado con el 31.4% del S&P 500 en el mismo período.
Las políticas del gobierno también han sido un catalizador importante. Las reformas en el programa NISA, donde las familias pueden invertir sus ahorros en activos bursátiles con exenciones impositivas, están incentivando a los inversores a mover sus fondos de efectivo a valores, lo que podría resultar en flujos significativos hacia acciones japonesas en el futuro cercano. Se espera que esto vuelque mayor ahorro interno al mercado de valores. La potencialidad es importante. Las familias japonesas invierten apenas el 10% de su ahorro en inversiones bursátiles, contra el 43% de las americanas, o el 27% de las europeas
Otro factor clave ha sido la transformación corporativa. Empresas antes ineficientes han sido reestructuradas, lo que ha llevado a un aumento en las ganancias y un mejor desempeño de las acciones. Esto puede contrastarse viendo la evolución de las ratios de las empresas del TOPIX nipón, donde desde diciembre de 2012 a diciembre 2023 el PBV de las empresas paso de 1.06x a 1.3x, el PER de 21,5x a 16.6x, y el ROE del 4% al 8%.
Las perspectivas favorables de la economía nipona no esta exenta de desafíos. El envejecimiento de la población y la deuda del gobierno son dos retos clave. Con más del 28% de su población actualmente en la categoría de mayores de 65 años, Japón tiene una de las poblaciones más envejecidas del mundo, lo que plantea preocupaciones sobre el impacto en la fuerza laboral y el sistema de seguridad social. Esta situación se ve agravada por la deuda pública, que alcanzó el 255% del PIB en diciembre de 2023, representando el 46% de la deuda pública global. Este alto nivel de deuda, junto con el envejecimiento de la población, plantea desafíos para la sostenibilidad fiscal y el crecimiento económico a largo plazo en Japón.
Sin embargo, a largo plazo, las expectativas son favorables, dado que Japón también está a la vanguardia en áreas como la tecnología médica, la automatización de fábricas y la transición hacia una economía baja en carbono. Estos sectores representan oportunidades significativas para el crecimiento y la innovación futuros. Las medidas del gobierno en materia de la reforma del sistema de pensiones, manejo de deuda y promoción de la actividad económica podrían mitigar los riesgos en un camino de crecimiento económico.