El presidente Javier Milei dio un giro en su visión sobre China y en menos de un año pasó de sostener que no haría «pactos con comunistas» a plantear que el país asiático es un socio comercial «interesante». Tanto que confirmó que en enero viajará a la tierra de Xi Jinping.
Los comentarios de Milei en la entrevista que le realizó el jueves pasado Susana Giménez en la Casa Rosada y que se difundieron el domingo por la noche son una muestra de pragmatismo ante la potencia mundial que hoy cumple cuatro roles centrales para Argentina: comprador, proveedor, inversor y prestamista.
China es el segundo socio comercial para Argentina después de Brasil. En lo que va de este año las exportaciones argentinas totales crecieron 14,8%, impulsadas por la recuperación del campo posterior a la sequía. Las exportaciones a China aumentaron casi 30% en ese período y explican el 15,5% del aumento total, según datos de la consultora Qualy. De cada 100 dólares que el país les vende, 88 están ligados al agro y derivados.
«El fuerte aumento de las exportaciones a China se explica en forma excluyente por las semillas y frutos oleaginosos (con gran participación de la soja) que aumentaron 35%», detalla la consultora.
Pese a este salto y a que las importaciones totales de Argentina vienen cayendo 26% en el año, la relación comercial con China sigue siendo deficitaria en US$ 1.897 millones. Las compras a China, deprimidas por falta de inversión cedieron 32%. «En el caso chino, nuestras compras se orientan algo más hacia bienes de capital y sus partes, y también acusan la debilidad de la inversión argentina», señala Qualy.
Los sectores que explican el déficit comercial son Maquinaria eléctrica y electrónica, Petroquímica, Textil e Indumentaria, Metalmecánica y Movilidad.
En cuanto a las inversiones, la principal apuesta de China en el país es la minería, especialmente el litio. Pero también juega en energías renovables, fertilizantes. como proveedores de Vaca Muerta y con fuerte presencia en la pesca. Datos de Abeceb muestran que el país asiático tiene proyectos de inversión por US$ 32.000 millones repartidos en 80 empresas con intereses en al menos 12 provincias. Las más destacadas son las del Noroeste y las patagónicas, aunque también opera en Buenos Aires.
El último eje de la relación con China es uno de los más sensibles: el swap. Se trata de una suerte de préstamo que se firmó en 2009, pero empezó a ejecutarse en 2014. Este acuerdo entre ambos bancos centrales permite engordar las reservas brutas del Central y pagar las compras a China usando yuanes y no dólares.
El swap o canje de monedas es una herramienta usada por muchos bancos centrales en el mundo, que permite a los países incrementar sus reservas sin costos. Solo se cobra una tasa cuando ese dinero efectivamente se usa.
El monto total del swap chino es equivalente a US$ 20.000 millones. Pero de ese monto se usaron el año pasado, durante la gestión de Sergio Massa como ministro de Economía, US$ 5.000 millones para evitar que el dólar se disparara en medio de la campaña electoral.
En junio pasado, este gobierno acordó una extensión del acuerdo del swap y renovar ese vencimiento. Si no hubiera habido acuerdo, el gobierno habría tenido que devolver esos US$ 5.000 millones, lo que hubiera generado un agujero en las arcas del Central y debilitado aún más su posición.