Por el peso de los servicios, educación, prepagas, autos, entre otros, la inflación de marzo le pegó de lleno y en mayor proporción a la clase media. Mientras la inflación promedio fue del 11%, la suba de los precios de los servicios trepó al 15,5%, de acuerdo a los datos del INDEC. Y con más fuerza en Capital y el Gran Buenos Aires.
Las cifras oficiales marcan que en la Región Metropolitana, Educación tuvo un alza del 47,0%, Electricidad, gas y otros combustibles 33,6%, Servicios recreativos y culturales + 18,3 %, Gastos de prepagas + 18,5 %, Adquisición de vehículos 17,9 %.
En los primeros 3 meses de este año, versus una inflación promedio del 53,2% en la Región Metropolitana, rubros como Electricidad, gas y otros combustibles subieron 121,1%, el Gasto de prepagas subió el 105,4% ( el doble del promedio), Servicios de telefonía e internet + 84,2%, servicios de Cuidado personal + 82,9%, Educación + 70,3 % y Servicios recreativos y culturales + 55,7%.
Asi sin que se haya detenido el aumento de la línea de pobreza (durante marzo aumentó 11,9% y 56,0% enero-marzo y un valor de $ 773.385,10 para una familia tipo, sin el alquiler), esta inflación explica que los niveles de indigencia y pobreza sigan aumentando y se engrosen con nuevos sectores de clase media. Y esto pese a que están restringiendo consumos, como los vinculados a recreación, esparcimiento, automóvil, carga de combustibles, educación y salud. Por ejemplo, pasarse a planes prepagos de menor cobertura o directamente dándose de baja o desvincular a los hijos de escuelas privadas de alto costo o menor uso del auto.
El paquete fiscal también impacta sobre la clase media asalariada y profesional porque, si se aprueban los cambios en Ganancias, se estima que 800.000 empleados de medianos y altos ingresos van a pagar el impuesto y los que ya estaban alcanzados deberán pagar más.
Por otro lado, estos niveles de inflación en pesos significan también una elevadísima inflación en dólares — por el alza de los precios en pesos con un dólar oficial semicongelado — lo que lleva a que muchos productos e insumos extranjeros ya sean más baratos importarlos que producirlos en el país. Esto está golpeando a la producción, en especial a la pequeña y mediana industria, afectando los niveles de empleo.
La consultora LCG señala que “sigue siendo un interrogante cómo será el desenlace cambiario después de estos meses en donde el tipo de cambio funcionó de ancla. Cayó un 36% respecto al nivel de competitividad logrado con la devaluación”. Pero agrega «con importaciones ya regularizadas, habrá nuevas presiones a una suba” del valor del dólar, con su impacto sobre los precios internos.
A eso se agrega, “la presión que pueda generar la puja distributiva después de una caída vertical de los salarios del 24% real en 4 meses. Desde LCG esperamos inflación de 215% anual medida a diciembre, aunque con picos de 325% hacia mitad de año”.
Además, la clase media comercial o industrial, con menores ventas, debe enfrentar costos más altos por la renovación de los contratos de alquiler, las tarifas de electricidad, gas y los impuestos vinculados a sus actividades.
En tanto, los precios de los servicios todavía tienen un importante recorrido hacia delante. En la medición interanual, los servicios aumentaron el 250,4% y los bienes un 302,4%.