Para el ex ministro de Economía, Hernán Lacunza, la situación económica del país está mejor que hace 10 meses atrás y tenderá a consolidar esa tendencia en el mediano y largo plazo, aunque por delante resten sortear algunas tensiones. Lacunza aseguró que «En septiembre de 2027 vamos a estar mejor que en 2023. Si en ese momento tenemos un país más dinámico y de más bienestar que en el fin de 2023, los activos argentinos, tanto reales como financieros, desde las viviendas hasta los bonos, deberían valer más».
El economista participó de una charla organizada para clientes del Banco Galicia, donde aseguró que de mediano y largo plazo su mirada es optimista, aunque afirmó: «Estamos mejor que hace diez meses, indudablemente, pero tenemos mayores tensiones que tres meses atrás. Y eso hay que reconocerlo».
En ese sentido, explicó: «Acordémonos, diciembre contra mediados de año el riesgo país había bajado de 2700 a 120 puntos. a brecha cambiaria, 150% a 20%, las reservas netas de -11 1.000.00.000 de dólares a cero, la inflación de 25 mensual o tres si se quiere tomar el último dato del gobierno anterior al 4%. Y eso pasó en el primer semestre del año y en el último trimestre lo que vemos es que hubo una reversión».
En ese sentido, el economista advirtió: «Lo que rindió en un semestre, dejó de rendir en el último aspecto», y sumó: «Como hay un desfasaje entre lo financiero, que suele ser instantáneo, y lo real, lo productivo con sus impactos sociales, que suele tener un rezago; paradójicamente, este último trimestre fue más estresante es lo financiero, pero fue mejor en lo productivo como consecuencia del semestre anterior. Hay un rebote incipiente».
Lacunza calificó la gestión del equipo económico de Javier Milei en estos primeros diez meses de mandato: «Tienen un diez en política fiscal, un siete en política monetaria y un cuatro en política cambiaria. Les alcanza para no repetir, pero no para promocionar».
Al igual que la mayoría de sus colegas, Lacunza cree que ahora el Gobierno tiene que elegir entre priorizar la recuperación de las reservas del Banco Central y la salida del cepo o consolidar un escenario de reactivación económica con caída de la inflación. «Tenemos tres objetivos deseables: que baje la inflación, levantar el cepo y que tengamos reservas para crecer. Hay una correlación positiva- Si levanto el cepo los dólares van a aparecer, van a subir las reservas, pues a aparecer más oferta que demanda. Pero indudablemente como el tipo de cambio se ha ido atrasando, probablemente el tipo de cambio oficial suba, entonces eso va inexorablemente a tener algún efecto de corto plazo sobre la inflación», analizó.
«Si quiero mantener la inflación baja, tengo que conservar el cepo a costa de perder reservas porque es el daño colateral de elegir la inflación como objetivo prioritario, que lo entiendo desde el punto de vista político y hasta social. Pero nada es gratis», aseguró.
En ese sentido, volvió a remarcar: «Sin perder de vista aquel mejor país que tenemos hoy respecto al de hace un año y que creo que vamos a tener dentro de un año y el mejor país que vamos a tener dentro de tres años… Sin perder de vista esa tendencia que me parece muy favorable; en la coyuntura y de cara al 2025, básicamente el dilema ¿es reactivación o cepo? Por supuesto que con cepo se puede rebotar, pero va a ser más anémico».
«Como todo dilema, esto no tiene una respuesta categórica: hay costos y beneficios de cada lado», aseguró.
SN