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Resistencia
31 octubre, 2024

Con el dólar blue en $ 985, ¿hay que comprar o seguir vendiendo?

Lejos quedaron los tiempos de campaña en que el candidato Javier Milei afirmaba a los cuatro vientos que nunca fijaría un precio del dólar, el que se definiría por las fuerzas de la oferta y la demanda.

Al elegir a Luis Caputo como ministro de Economía, un amante del tipo de cambio fijo en momentos de inflación descontrolada, mostró el primer cambio estratégico en materia cambiaria.

La apuesta de Caputo de arrancar con una devaluación fuerte (el dólar oficial en diciembre dio un salto de 118%) y después «clavar» al dólar oficial ($ 800 con aumentos mensuales de 2% para enero y febrero) replantea en estas semanas la discusión sobre si el gobierno tiene que volver a devaluar, acelerar el ritmo de suba del dólar oficial o tomar otras decisiones.

La historia argentina desde 1970 para acá demuestra que un dólar disparado e inquieto (la flotación sin dólares, por ejemplo, o una brecha cambiaria superior a 60%), impulsa la inflación y el derrumbe del poder de compra de los salarios y las jubilaciones.

El resultado de los ingresos de los jubilados y los salarios en diciembre y enero fue más que elocuente y palpable para las familias.

El exministro Dante Sica plantea cuatro opciones que, entre otras, tiene Caputo:

Aceleración del «crawling peg» (el dólar oficial sube 2% por mes ahora), lo que considera lo «más lógico» en un esquema cambiario de transición todavía con inflación alta.Unificación cambiaria: ajustar el dólar oficial al valor del dólar «blend» (80% dólar oficial, 20% contado con liquidación) y eliminar el «blend» (en el acuerdo con el FMI es para junio).Nuevo salto devaluatorio: el Gobierno lo intentará evitar. Sólo se hará si lo impone la realidad.Dolarización: objetivo explícito del Gobierno en el largo plazo por ahora no factible.El ministro Caputo insistió en la semana en que no está pensando en otro salto para el dólar en el intento de consolidar el mensaje oficial de que la inflación apuntó para abajo en febrero y a que aspiran a que el costo de vida marque un suba menor al 10% en abril, o en mayo.

En las últimas semanas persiste una discusión grietosa (casi como los hinchas de Boca y River aunque, obvio, con mejores modales) entre los economistas que apoyan la posición de Domingo Cavallo de devaluar más rápido para favorecer la liquidación de dólares de la exportación y los de Ricardo Arriazu, que insiste en decirle al equipo que hay que «clavar» al dólar para apuntalar la baja de la inflación.

En el medio aparecen los argumentos de un partidario del tipo de cambio alto y fijo como es Martín Rapetti, uno de los directores de Equilibra.

Para fundamentar su apoyo a mover el dólar, Rapetti dice que cuando Milei ganó la segunda vuelta la tonelada de soja cotizaba en torno de los US$ 500 y hora está en US$ 415, con una caída de 17% en dólares.

Y lo pone también en pesos: un productor de soja recibe hoy $ 250.000 por tonelada cuando en noviembre recibía a precios de hoy $ 300.000 y en diciembre tras la devaluación $ 430.000.

Hasta ahora el mercado le cree al Gobierno. Una brecha entre dólares que ronda 20% y el riesgo país bajando a 1.583 puntos son un reflejo de esa credibilidad.

Pero también hay que tener en cuenta que el dólar blue de $ 985 después de haber estado en casi $ 1.300 hizo perder plata a muchos ahorristas.

Además, la «ventana de oportunidad» para vender dólares caros y comprar bienes baratos tradicional de las devaluaciones argentinas se está cerrando a pasos acelerados.

Un ejemplo que da Sica es que el dólar, tendiendo al atraso, «encarece la venta de pozo de edificios y a estrenar y al mismo tiempo mete presión en el precio de los (inmuebles) usados». Los dólares del colchón perdieron valor.

El principal instrumento de ahorro y reserva de valor de los argentinos está mutando: crecen los depósitos en dólares en los bancos y los criticados depósitos en pesos pierden contra la inflación, pero le vienen ganando al ansiado dólar.

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