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Resistencia
9 enero, 2025

La ofensiva encubierta que puede terminar en una campaña suicida

Es posible que el debate que se ha desatado alrededor de las operaciones de la antigua AFIP destinadas a dar un tratamiento especial a un universo limitado de contribuyentes sea tan apasionante que impida observar el escandaloso desarreglo institucional que se pone de manifiesto con esa discusión. El contenido del entredicho es conocido. El Gobierno le reprocha a la administración de Mauricio Macri haber protegido a un grupo de empresarios identificados con el kirchnerismo. Desde Juntos por el Cambio admiten que se elaboró un listado de personalidades o compañías famosas, pero que la intención era evitar que se filtrara información acerca de ellas con intenciones delictivas. El motivo de la controversia se vuelve anecdótico cuando se advierten los procedimientos a través de los cuales se la formula.

La primera curiosidad es que ningún funcionario oficial se hizo responsable de la divulgación de esa información. Se da por admitido que fue alguien del Gobierno porque el diario que la publicó, Clarín, afirma que esa fue su fuente. En la entrevista que concedió a Luis Majul, el presidente Javier Milei dijo que era una denuncia de la máxima gravedad. En realidad, no fue una denuncia sino un trascendido del que no se hace cargo funcionario alguno. Desde ARCA, la vieja AFIP, se aclara, también de manera oficiosa, que su titular, Juan Pazo, fue sorprendido por la filtración. Ahora Pazo promete hacer una investigación para identificar el origen de esa fuga. Hace bien. Que se divulguen datos reservados es grave, sobre todo cuando ocurre con una administración libertaria, que sacraliza el derecho de propiedad. El órgano recaudador del Estado es el agente de una limitación a ese derecho. Si se supone, como supone el Presidente, que el patrimonio de los individuos no debe ser afectado por el fisco, el manejo de la información sobre ese patrimonio debería ser muy cuidadoso.

El Gobierno le reprocha a la administración de Mauricio Macri haber protegido a un grupo de empresarios identificados con el kirchnerismo. Alfredo Sábat

A esta peculiaridad se le agrega que los datos que se escaparon del control de ARCA fueron utilizados como insumo de una pelea política por un sujeto misterioso: “John”, que es el nombre de fantasía de una cuenta de X denominada @mileiemperador. Dicen que detrás de esa máscara se esconde Santiago Caputo, el “Mago del Kremlin”. Se trata de una de las tres personas más poderosas del actual oficialismo. Las otras dos son Javier y Karina Milei. Caputo ejerce esa gravitación sin ser funcionario. Es un mero asesor de la hermana del Presidente. Él jamás desmintió que @mileiemperador fuera una de sus cuentas. Aun cuando muchos dirigentes, y otras celebridades, se dirigen a John hablándole a Caputo. Es decir, aplican al asesor presidencial los criterios de la cultura de la post-verdad, tan ligada a la derecha digital, para la cual, si se dice que “John” es Caputo, es Caputo. No deja de ser novedoso. Hay una filtración de información sobre contribuyentes, que se atribuye a las autoridades sin que éstas lo desmientan. Y esa información es utilizada en mensajes anónimos que, al parecer, lanzaría en las redes alguien que toma decisiones administrativas sin ser funcionario. Sobre esta última presunción cabe plantear alguna duda. En los últimos tiempos, “John” ha reducido su sutileza intelectual. Como si hubiera abandonado su cuenta en algún tuitero suburbano. Se extrañan los tiempos de @NicolaBrandeis.

La intervención en el debate de “John” como proxi de Caputo es interesante porque fue el verdadero Caputo quien instaló como mandamás de la DGI al polémico Andrés Vázquez. El “Mago” maneja esa zona del Estado a través de “Manu” Vidal, un exmilitante de Pro. Vázquez es señalado, también off the record, como el responsable de la información que se hizo circular. Este funcionario ganó notoriedad en las últimas semanas debido a que Hugo Alconada Mon lo caracterizó en LA NACION como el propietario de inmuebles tasados en varios millones de dólares, que no figuran en su declaración jurada oficial. Alconada también reveló que Vázquez promovió a su pareja en el escalafón de ARCA a un cargo que le permite duplicar sus ingresos. ¿Conocía Caputo los antecedentes de Vázquez? ¿O sólo le interesó que dominaba el bajo fondo lo suficiente como para sacarse de encima a Guillermo Michel en el control de la antigua AFIP? ¿Quién recomendó a Vázquez? ¿El espía Antonio Stiuso o el espía Leonardo Scaturicce?

“John, @mileiemperador” acusó a la abogada María Eugenia Talerico de estar detrás de la supuesta protección a kirchneristas. Talerico nunca tuvo responsabilidades en la AFIP. Fue subdirectora de la UIF, que persigue el lavado de dinero, durante la gestión de Macri. Entre 2016 y 2018 la UIF dependió de Luis “Toto” Caputo, el actual titular de Economía. El supuesto asesor Caputo enfrenta, acaso también si advertirlo, a su pariente el ministro Caputo. Ambos tienen una zona de fricción en ARCA: “Toto” designó a Pazo para que intente controlar a Vázquez, el subordinado de “Santi”. Pasa en las mejores familias.

Es posible que Caputo, el real o su simulacro, se la tenga jurada a Talerico porque esta dirigente, cercana a Ricardo López Murphy, ha sido una de las voces más críticas de la postulación de Ariel Lijo para la Corte. Esa accidentada aventura, en la que Milei se embarcó aconsejado por Ricardo Lorenzetti, quedó en manos de Caputo. A propósito: esos caballeros tan parecidos a Stiuso y a Lijo, que celebraron la llegada del año nuevo en Narbona, de Punta del Este, ¿eran Stiuso y Lijo? Había también un doble del alegrante Guillermo Coppola y otro del secretario privado Lucas Nejamkis. El vínculo entre el ex espía y Lijo, que como casi todos los vínculos de Stiuso es de sometimiento, se forjó hace décadas, cuando el juez se dedicaba a dibujar croquis de edificios. Un Mies van der Rohe que no fue.

Es curioso que “John, @mileiemperador” acuse a Talerico de defender kirchneristas. Porque la abogada estuvo a punto de convertirse en directora de Migraciones del actual gobierno hasta que fue vetada con el argumento de que había realizado denuncias penales contra Cristina Kirchner. En cambio Vázquez, el tentáculo de Caputo, se hizo célebre por sus manipulaciones para salvaguardar de las investigaciones de la AFIP a empresarios kirchneristas. Es “la lógica peculiar que da el odio” de la que hablaba el Maestro.

Talerico acusó a Santiago Caputo de controlar un opaco aparato de poder donde convergen la SIDE y los organismos de recaudación. Advirtió que en ese emprendimiento anida un riesgo institucional. Y vaticinó: “Esto termina mal”. Habrá que ver. Lo que sí es seguro es que esto, es decir, el manejo de la información de ARCA por fuera de los canales institucionales, empezó mal. Empieza a entenderse mejor para qué querían a Vázquez en el centro de esa maquinaria.

Talerico supone que “John, @mileiemperador” es Santiago Caputo. Si lo fuera, se trataría de un episodio peculiar, en el que una ciudadana con nombre y apellido y, sobre todo, con identificación tributaria, se enfrenta a un asesor que no se anima a ser funcionario y ataca protegido por un antifaz. Una virtud de Talerico es la valentía. Sería bueno que Caputo aclare que no es “John, @mileiemperador” para que no se fantasee con que su vicio es la cobardía.

Las acusaciones atribuidas al Gobierno fueron respondidas por el primer titular de la AFIP de la administración Macri. Alberto Abad apareció para recordar, con su nombre y apellido, lo obvio: varios funcionarios que trabajaron a sus órdenes han sido objeto de denuncias penales por investigar a contribuyentes ligados a los Kirchner. Abad aclaró también que el listado sobre el que se está discutiendo era amplísimo y fue elaborado para evitar que funcionarios de la AFIP pudieran acceder a información de los contribuyentes sin una justificación reglamentaria.

Desde ARCA dejan trascender que el listado de empresarios kirchneristas no estaba en el protocolo establecido por Abad. Adelantan también que perfeccionarán ese protocolo para evitar arbitrariedades. No carece de lógica, porque cabe preguntarse por qué se protegía del acceso irregular a la base de datos sólo a individuos o empresas con alguna notoriedad social, y no a todos los contribuyentes.

Es posible que los datos sobre supuestos listados de protección especial para kirchneristas hayan sido divulgados para contrarrestar los pormenores sobre el patrimonio de Vázquez publicados por LA NACION. Sobre todo porque algunos funcionarios presumen que esos pormenores fueron provistos por antiguos colaboradores de Macri. Más allá de ese impulso vengativo, esa información es parte del arsenal que prepara La Libertad Avanza en su conflicto con Pro.

El expresidente Mauricio MacriArchivo

La interpretación más superficial sostiene que se trata de una competencia por el mismo electorado. Esa lectura es verdadera. Y llevó al Presidente a proponer en las últimas horas una alianza general con Pro. Alianza que, en la práctica, resultaría imposible. Sin embargo, ese punto de vista omite un aspecto importantísimo del problema. En la base social de La Libertad Avanza existe una franja peronista que para algunos analistas representa entre el 30 y el 50% del caudal que esa agrupación obtuvo en la primera vuelta de 2023. Es un activo propio y significa una de las grandes originalidades del fenómeno Milei. Para los estrategas del Gobierno conservar ese núcleo es una prioridad no negociable. Entrar en contradicción con Macri y con el Pro es un homenaje a ese electorado cuya lealtad se pretende consolidar. Es una tesis central del programa político oficial: una simbiosis con el Pro amenazaría la fidelidad de esos votantes procedentes del PJ, que otorgan a La Libertad Avanza una rasgo identitario inédito. En todo caso, las adhesiones de la feligresía del Pro se pueden conseguir por la inercia de una polarización con el PJ que no hace falta estimular.

Esta valoración del voto otrora peronista, o del voto de jóvenes nacidos en familias peronistas, explica los grandes esfuerzos que hace el marketing del Gobierno para no ser confundido con una variante del “gorilismo”. A Milei y sus colaboradores les cabe lo que León Rozitchner explicaba de los intelectuales de Contorno: “No éramos peronistas. Éramos anti-antiperonistas”. El anti-antiperonismo y aún el anti-antikirchnerismo es una línea invariable del discurso que La Libertad Avanza hace circular por las redes sociales. No se trata sólo de una táctica electoral. Hay propensiones, como el nacionalismo o el culto a la personalidad, que Milei y su corriente comparten con el PJ mucho más que con la tradición liberal-republicana. Es la zona de intersección entre dos populismos. Es la zona de rivalidad con Victoria Villarruel, que también intenta seducir a expresiones de la derecha peronista.

La tensión con el Pro tiene un campo de batalla principal en la Ciudad de Buenos Aires. Es el reino más preciado de los Macri. Para ponerlo a salvo de la avanzada de Milei, Jorge Macri adelantó las elecciones de distrito. Quiere poner a resguardo su fuerza en la Legislatura. También hay otro propósito. Como los Macri creen que ganarán esa elección, el resultado porteño sería una buena plataforma desde la cual negociar con Milei las listas nacionales, que jugarían su suerte más tarde, en los comicios de octubre.

Las negras también juegan. Es decir: la Casa Rosada mira ahora esa desafiante elección local con ojos más codiciosos. La campaña está a cargo de Karina Milei, que tiene una misteriosa inquina hacia los Macri. No debería sorprender que La Libertad Avanza haga una inversión política más audaz en esa confrontación, destacando al frente de la lista para legisladores locales a alguna de sus figuras destacadas. Por ejemplo, el vocero Manuel Adorni. El enfoque libertario sería atacar al Pro con dos argumentos: el exhuberante gasto público municipal y unas políticas de género vecinas del progresismo. “La campaña ya está diseñada; sólo falta apretar el botón”, comenta alguien que está al tanto de esa estrategia.

No es la única jugada que podría alterar los planes de los Macri. Horacio Rodríguez Larreta aun no decidió si se presentará al frente de una lista de diputados porteños, ajena al Pro. Podría aliarse con la UCR de Martín Lousteau. Habrá que ver, en ese contexto, hasta donde llega la influencia del binguero Daniel Angelici sobre Emiliano Yacobitti, jefe político de Lousteau, para que los radicales no dañen a Jorge Macri. El pacto de Angelici con los Macri es inquebrantable. En síntesis, el gobierno de la Ciudad podría perder votos por dos canales: el que conduce hacia La Libertad Avanza y el que conduce hacia Larreta. Un paisaje que debería entusiasmar a los peronistas porteños que piensan competir detrás del exradical Leandro Santoro.

Macri separó los comicios porteños de los nacionales a sabiendas de que estos serán favorables al poder central. Desde el laboratorio de Milei lanzan sondas exploratorias. Por ejemplo, la versión de que la candidatura a senador podría estar a cargo de Patricia Bullrich. Es decir, podría estar a cargo de quien en 2023 fue la candidata presidencial de los Macri. Una idea más audaz: ¿Diego Santilli podría transfigurarse en “fuerza del Cielo” y encabezar la lista de La Libertad Avanza para diputados nacionales? Santilli tiene un viejo vínculo con Rodrigo Lugones, el fundador de la consultora Move, a la que también pertenece “El Mago”.

En la provincia de Buenos Aires la vocación por conservar el voto de raigambre peronista es más activa. Por lo tanto, cualquier alianza con Pro está contraindicada. Los responsables de La Libertad Avanza no quieren mezclarse con Macri ni para competir en unas Paso. El equipo de la Casa Rosada, del que participan Karina Milei, “Lule” Menem y Sebastián Pareja, se concentra en estos días en seducir intendentes del Pro. Les muestran encuestas y les dicen: “¿Nos querés tener en contra?”. Guillermo Montenegro, de Mar del Plata; Ramón Lanús, de San Isidro; y Diego Valenzuela, de Tres de Febrero, lo están pensando.

El sueño de utilizar a desertores de Pro, como Bullrich o Santilli, para enfrentar a Pro, es un arma de doble filo. Se advierte en el enredo de ARCA. La agencia de recaudación depende del ministro Luis Caputo, quien denuncia que el gobierno de Macri, del que él fue secretario, ministro y presidente del Banco Central, protegía a empresarios kirchneristas. El absurdo se proyecta sobre el titular de ARCA, que también fue funcionario de Cambiemos. En otras palabras: una campaña basada en la estigmatización de Pro puede ser muy tentadora, pero también convertirse en una campaña suicida.

La disputa entre las fracciones de derecha se mira en el espejo de la interna peronista. La relación entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof está rota. El gobernador está entendiendo que La Cámpora es un instrumento de su antigua jefa. Es decir, que no hay brecha alguna entre la expresidenta y su hijo Máximo. En rigor, la única diferencia entre ellos es de método. ¿Qué hacer con Kicillof? Ambos quieren doblegarlo, complicándole el frente fiscal desde la Legislatura, que todavía no aprobó el indispensable endeudamiento del tesoro bonaerense.

¿Y si Kicillof no se inclina? La señora de Kirchner pretende desafiarlo a una interna donde ella sería candidata a diputada. Máximo Kirchner piensa distinto. Pretende una ruptura total con el gobernador, en la que su madre competiría al frente de una lista del PJ. No hace falta aclarar que la de Máximo es una vía que parece pensada por Milei. La fractura del PJ convertiría al Pro en un recurso todavía más prescindible para La Libertad Avanza. La expresidenta y su hijo expresan dos concepciones del poder. Máximo recuerda al draconiano socialista Alfonso Guerra: “El que se mueve no sale en la foto”. Stalinismo para aleccionar a alguien a quien llaman “el soviético”.

El duelo tiene un riesgo, sobre todo para Kicillof: que no se entienda cuáles son sus diferencias con la expresidenta. Hasta en encuestas de opinión como la de Hugo Haime o la de Alejandro Catterberg, de Poliarquía, las imágenes de ambos están casi calcadas. Haime: 38,9% de imagen positiva de la señora de Kirchner contra 38,7% de Kicillof. 60,8% de imagen negativa para ella, 57,9% para él. En el estudio de Catterberg, Cristina Kirchner y el gobernador tienen una imagen positiva de 29%. En cambio ella, que es más conocida, tiene una negativa de 50% contra 48% de Kicillof. Sin embargo, la incógnita que Kicillof debería despejar cuanto antes, si es que mantiene el espíritu de combate, es qué argumento conceptual lo ha separado de su antigua jefa.

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