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Resistencia
16 noviembre, 2024

La dura historia de Amanda Anisimova, la rival de Nadia Podoroska en la segunda ronda del Australian Open

El arranque de la temporada 2024, con el Australian Open como cita principal, marcó el regreso al circuito de varias jugadoras que por diferentes razones habían colgado momentáneamente sus raquetas. Entre ellas, Amanda Anisimova, la rival de Nadia Podoroska en el Grand Slam oceánico. La estadounidense de 22 años, que había anunciado en mayo de 2023 un parate indefinido (que terminó siendo de algo más de un año) para recuperarse de sus problemas de salud mental, está jugando en Melbourne el primer «grande» desde su regreso. Y tras superar en el debut a la rusa Liudmila Samsonova, irá ahora por el pase a la tercera ronda ante la rosarina.

«Me siento mucho más fresca. Estoy disfrutando los entrenamientos y cada minuto en la cancha. Incluso cuando voy perdiendo, disfruto el desafío. Y estoy feliz. Estaba muy agotada y no era una sensación agradable. Poder resetearme fue muy lindo y muy bueno para mí», comentó tras su debut en el torneo.

Mientras estuvo alejada del circuito, Anisimova se enfocó en avanzar con sus estudios universitarios y encontró en el arte un escape y una manera de dar una mano a causas que son importantes para ella.

La oriunda de New Jersey tuvo una gran carrera como junior: alcanzó el segundo escalón del ranking ITF de esa categoría y se coronó campeona en el US Open en 2017. E irrumpió haciendo mucho ruido en el circuito profesional en 2019, cuando con apenas 17 años y meses después de conquistar su primer título, en Bogotá, alcanzó las semifinales de Roland Garros, tras sorprender a la rumana Simona Halep, defensora del título, en cuartos. Fue la jugadora más joven en meterse entre las cuatro mejores de un Grand Slam desde 2006.

Tras su paso por París las expectativas por su futuro crecieron y muchos empezaron a señalar su enorme potencial. Antes del final de esa temporada, la estadounidense estuvo a punto de meterse en el top 20 -llegó al 21° lugar, su mejor ubicación, en octubre- y sufrió un durísimo golpe. Konstantin, su papá y entrenador, falleció de un paro cardíaco, a los 52 años.

«Alejarme me hizo darme cuenta cuánto trabajo, sudor, lágrimas y dolor experimenté por este deporte», afirmó Anisimova. Foto AP/Asanka Brendon Ratnayake«Es lo más duro que me tocó vivir. Lo único que me está ayudando es jugar al tenis. Eso es lo que me hace feliz, y sé que a él lo haría feliz», comentó a mediados de 2020 en charla con The New York Times, poco antes de alcanzar los cuartos de Wimbledon.

Pero las presiones y las exigencias del circuito fueron quemándole la cabeza y terminaron transformando al deporte que tanto amaba en un calvario.

«He estado luchando con mi salud mental y el agotamiento desde el verano de 2022. Hoy, estar en los torneos es insoportable. En este momento, mi prioridad es mi bienestar mental y tomarme un descanso durante algún tiempo», escribió en una publicación en sus redes sociales en mayo de 2023, tras ser eliminada en primera ronda del WTA 1000 de Madrid.

Unas semanas más tarde, comentó: «Alejarme del circuito me hizo darme cuenta cuánto trabajo, sudor, lágrimas y dolor experimenté por este deporte».

Anisimova pasó cuatro meses sin tocar una raqueta. En ese tiempo, asistió durante un semestre a la Universidad Nova Southeastern de Florida, donde continuó sus estudios de la licenciatura en ciencias empresariales con especialización en psicología, que comenzó online en 2020 y que espera completar a distancia en la Universidad de Indiana en 2025.

Además, trabajó como voluntaria, pasó mucho tiempo con su familia y sus amigos, viajó y conoció lugares nuevos y celebró su primer cumpleaños lejos de una cancha de tenis por primera vez en mucho tiempo. Y empezó a pintar, un hobbie que terminó transformándose en un proyecto especial, que se ilusiona con continuar.

«Empecé cuando no estaba muy bien mentalmente. Siempre me gustó el arte, así que compré lienzos y pintura y pensé en intentarlo por diversión. Luego pasó a ser algo que hacía todas las semanas y siguió así. Necesitaba encontrar cosas que me gustaran hacer por mi cuenta, aparte pasar tiempo con gente. Fue un buen descanso mental para alejarme del celular y de todo durante unas horas. Lo disfruté mucho», le contó hace unos meses a la WTA.

Anisimova y sus cuadros. Anisimova y sus cuadros. «Empecé cuando no estaba muy bien mentalmente», contó. Foto Instagram @amandaanisimovaY agregó: «Quería hacer algo más grande que compartirlo en las redes o dárselo a los amigos. Así que cree un sitio web para vender mis cuadros y ayudar a algunas organizaciones benéficas que me importan mucho. Fue una sensación agradable saber que estaba haciendo algo mientras estaba alejada del tenis, que era una gran parte de mi identidad. Quería ver qué me hacía sentir bien como persona».

Sus cuadros, incluso, fueron expuestos en una galería en Nueva York. Y una parte de las ganancias de las ventas fueron destinadas a organizaciones que trabajan en favor de la salud mental y contra el abuso infantil y el hambre en el mundo.

En su página web «Arte por Esperanza» (www.for-a-cause.com), Anisimova escribió: «Creo que todo el mundo merece tener acceso a recursos y apoyo, sean cuales sean sus antecedentes o circunstancias. (…) La salud mental es un componente crucial del bienestar general. Sin embargo, a menudo se estigmatiza o se pasa por alto».

«En mi tiempo libre, voy a seguir pintando. Estoy deseando poder volver a eso porque tengo algunas cosas en mente que quiero volcar en el arte cuando regrese a casa, para poder publicar más cuadros en la página, porque están agotados», contó en Melbourne.

Tras disfrutar durante varios meses de esa nueva vida, Anisimova volvió a agarrar una raqueta en septiembre y la primera semana de enero, jugó otra vez un torneo oficial. Fue en Auckland, donde venció a Anastasia Pavlyuchenkova en el debut y cayó luego ante Marie Bouskova, quinta favorita.

«Mi plan era empezar a entrenar en septiembre. Cuando llegó ese mes, me sentía bien y lista para comenzar. Arranqué y me di cuenta que lo estaba disfrutando. Y entonces decidí seguir», contó.

«Todo estaba ahí, fue como si realmente no hubiera parado de entrenar. Me alegró mucho ver que mis tiros y mi juego seguían ahí. Pero tenía que ponerme en forma, porque soy humana y obviamente esa parte desaparece y hay que construirla de nuevo», agregó. «Lo más difícil fue encontrar un buen balance entre cuándo empujar más y cuándo ser precavida para evitar lesiones. Realmente quería venir a Australia, pero también sentir que estaba sana y que podía competir».

Relegada al 442° el ranking (estaba 46ª cuando paró), ingresó al Australian Open con ranking protegido y ahora chocará con Podoroska por el pase a la tercera ronda. Pero más allá de sus chances de seguir avanzando en el cuadro del «grande» oceánico, donde alcanzó la cuarta ronda en 2019 y 2022, Anisimova sabe que hoy lo más importante pasa por otro lado.

«Fue agradable tomarme un descanso del caótico estilo de vida de una tenista y restablecerme como ser humano. Recuperé mucha energía y felicidad. Ralenticé mi vida y eso era algo que realmente necesitaba. Crecí y maduré mucho en el último año y sé cómo quiero prepararme, entrenarme y encarar mi carrera», comentó.

Y aseguró: «Me siento realmente bendecida de poder jugar otra vez un Grand Slam, especialmente el Abierto de Australia, es como mi segunda casa, después del US Open. Estoy tan emocionada de estar de vuelta y feliz con la victoria en el debut. Pase lo que pase en las siguientes rondas, gane o pierda, voy a disfrutarlo».

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