El seleccionador argentino llegó al primer aniversario del título mundial con incertidumbre sobre su futuro, aunque continuaría al menos hasta la Copa América.
17 de diciembre 2023, 05:53hs
Lionel Scaloni tuvo un año intenso y cambiante. Primero con euforia, después con renovación de contrato hasta 2026, pero también con desgaste, dudas y la necesidad de tomar decisiones difíciles en el corto plazo. Así fueron los doce meses del entrenador de la Selección argentina desde que se consagró campeón del mundo en Qatar.
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Scaloni llega al primer aniversario del título mundial de la Selección argentina en medio de una gran incertidumbre sobre su futuro. Aunque su continuidad estaría confirmada hasta la Copa América, que se jugará entre junio y julio de 2024, nadie sabe qué pasará después de la competencia en Estados Unidos. Ni siquiera él lo tiene muy claro ni si tendrá energía para seguir adelante con un proyecto que arrancó en el segundo semestre de 2018.
Lo que hoy se ve es el final de un período de doce meses intensos que comenzaron con el regreso al país con la Copa del Mundo y la euforia de los festejos multitudinarios en Buenos Aires y los homenajes en Pujato y Mallorca. El Gringo llegó a lo máximo como DT con apenas 45 años y lo festejó sabiendo que el gran desafío que se venía era mantener la competitividad para seguir ganando. Algo nada fácil después de lograr el objetivo más importante de todos.
Un herpes fue la primera señal de stress que tuvo Scaloni después del Mundial. La alegría enorme dio paso a otras cosas. “Me salió en enero después de todo lo que pasamos. Cuando me relajé, apareció”, contó en una charla con el exdelantero italiano Cristian Vieri.
En febrero Scaloni firmó contrato hasta junio de 2026
En febrero, Scaloni arregló con Chiqui Tapia su continuidad en una reunión en Zúrich en la previa de los premios The Best entregados por la FIFA. Fueron dos meses de incertidumbre y especulaciones porque el arreglo final se dilató más de lo pensado. De hecho, el presidente de la AFA había hecho un anuncio previo al Mundial que recién se confirmó meses después con una foto y un posteo en las redes sociales de la Selección: “Confirmado: hay Scaloni para rato. Seguimos”.
La firma del contrato hasta después del Mundial 2026 fue la primera situación de desgaste entre Scaloni y Tapia. La primera de varias que llegarían después, aunque el DT siempre trató de cuidar públicamente a su empleador para no exponerlo a la crítica de la patria futbolera. En definitiva, fue quien apostó por él cuando no tenía experiencia para un cargo tan importante. Desde entonces la relación no fue la misma y quedaron grietas que volvieron a aparecer en las últimas semanas.
Según cuentan en su entorno, al DT también le molestaría el protagonismo que se atribuye Tapia en la conquista del Mundial. Está claro que son muy diferentes: mientras Chiqui se pasea con la Copa y sube fotos con Messi y los jugadores, Scaloni hace un culto del perfil bajo, prácticamente no usa redes y prefiere pasar desapercibido.
Cuando renovó con AFA, el Gringo pensaba que la Selección argentina le permitía tener tiempo libre para estar con su familia en Mallorca: “Estoy bien donde estoy. Estar en la Selección me permite estar en mi casa, con mi familia, ver crecer a mis hijos. Ya llegará el momento de dirigir a un club”.
Después de la firma llegaron los amistosos de celebración contra Panamá y Curazao. Todo fue fiesta y emociones fuertes con los hinchas argentinos en el Monumental y Santiago del Estero.
Luego, en junio, fue el turno de la gira asiática con amistosos contra China e Indonesia. Pero había que volver a competir en serio. Y con los partidos por los puntos llegaría lo único que Scaloni no estaba dispuesto a negociar: todos al 100%, no dormirse en los laureles, cero relajación.
La vuelta de la competencia, el desgaste y las dudas de Scaloni sobre su futuro
“Scaloni es un entrenador muy exigente con él mismo y con los demás. Su miedo principal era la relajación. No quería que nadie se durmiera en los laureles”, le contó a TN uno de los dirigentes de AFA más cercanos a la Selección argentina. La vuelta a la competencia le demostró que no sería nada sencillo mantener la misma tensión y energía que en el proceso que desembocó en la conquista del Mundial.
Si bien los resultados acompañaron favorablemente a la “Scaloneta” (cinco triunfos en seis partidos y una sola derrota), el seleccionador argentino vio situaciones que no le gustaron en las tres convocatorias. Adentro de la cancha todo funcionó bien, salvo ante Uruguay. Pero entendió que afuera hay cosas que ajustar para poder seguir en el nivel más alto.
La bomba que Scaloni tiró en la conferencia de prensa posterior al triunfo contra Brasil en el estadio Maracaná no se dio de un día para el otro. La tenía atragantada. Necesitó soltar lo que le pasaba para encender todas las alarmas y que le prestaran atención. No todo estaba tan bien como parecía hacia afuera. Al menos para él.
“Tengo muchas cosas que pensar. Esta selección necesita un entrenador que tenga todas las energías posibles y que esté bien”, dijo ante la sorpresa de todos. Fue un impacto total.