La postergación de las elecciones en Boca provoca un daño colateral que pega de lleno en la planificación de un 2024 que sin Copa Libertadores estará lejos de ser esperado. Sin embargo, más allá de este golpe deportivo, también estará lleno de obligaciones. En el ámbito local, tras una temporada oscura, habrá obligación de ser protagonistas en la Copa de la Liga -se volverá a jugar en el primer semestre- y en la Liga. Lo mismo en la Copa Argentina. A nivel internacional, aunque pueda tener gusto a poco, se viene la Copa Sudamericana que además del trofeo es una buena fuente de dólares. Ayer, por ejemplo, se supo que la fase de grupos comenzará la primera semana de abril y que la final, a partido único, se celebrará el sábado 23 de noviembre.
Con esa hoja de ruta tendrán que trabajar los dirigentes y el entrenador que ocupe el lugar que abandonó Jorge Almirón y que ocupó en forma interina y sin demasiada fortuna Mariano Herrón (ganó 2, empató 1 y perdió 1). Se sabe, en caso de que la fórmula encabezada por Andrés Ibarra y Mauricio Macri se imponga en las urnas -sea cuando sean los comicios-, el nuevo director técnico será Martín Palermo. Estará secundado, según trascendió en las últimas horas, por Diego Cagna, otro histórico de aquel equipo comandado por Carlos Bianchi que ganó todo lo que jugó en los primeros años de este siglo. Ellos tendrán la misión de hacer una rápida evaluación del plantel para ver cuáles son las debilidades y fortalezas para avanzar en el mercado de pases.
Martín Palermo dejará Platense para ir a Boca si gana Ibarra. Foto: Marcelo Carroll.Un poco menos claro, curiosamente, está el escenario en caso de que los socios apuesten por la continuidad del oficialismo, ahora con la fórmula invertida, ya que Juan Román Riquelme será el presidente y Jorge Amor Ameal, actual mandamás, quedará como vicepresidente. Riquelme, en sus últimas apariciones mediáticas, se cansó de repetir que anunciaría al nuevo entrenador al otro día de las elecciones. La resolución de este enigma, sin embargo, está en manos ahora de la jueza Alejandra Débora Abrevaya o de una eventual apelación de Boca para tratar de revertir el fallo cautelar de la justicia.
En caso de que las elecciones se posterguen para el año que viene y, tal como sucedió en Independiente y en San Lorenzo, la actual Comisión Directiva continúe en el poder con mandato extendido, Riquelme tiene decidido poner el pie en el acelerador y dar a conocer el nombre del nuevo entrenador que tiene guardado bajo siete llaves. ¿Quién es? Se sabe que uno de los favoritos del vicepresidente ídolo es Gabriel Milito, quien actualmente está sin trabajo desde que renunciara súbitamente a su cargo en Argentinos Juniors. Un dato clave: hasta el momento no hubo ningún tipo de contacto con el Mariscal.
Gabriel Milito, uno de los favoritos de Riquelme. Foto: EFEOtro que gusta y que, además cuenta con la bendición de Carlos Bianchi, es Eduardo Domínguez, quien está al frente del Estudiantes de La Plata finalista de la Copa Argentina. Conviene recordar que Domínguez está casado con Brenda, la hija del Virrey. Y en la carpeta siempre aparecen Diego Martínez, cómodo en Huracán, y Fernando Gago, de último paso por Racing.
Más lejos y sin antecedentes, pero con cierta simpatía por parte de Riquelme y el Consejo, asoma Fernando Redondo.
Respecto a los refuerzos, desde la oposición no lanzaron nombres, mientras que Román sí habló de Arturo Vidal. Y el chileno ayer realizó un guiño en su cuenta de Instagram: publicó un par de fotos con un buzo y unas zapatillas de colores azul y amarillo.