– Luis Caputo reflotó los conceptos de «batalla cultural» y que algunos sectores empresarios bajen los precios, ¿hay un problema de expectativas?
– La inflación siempre es un fenómeno monetario al final del día. Pero la sobre-exageración por la prudencia salarial y el ancla cambiaria en 2% mensual significa que el Gobierno también le tiene respeto a lo salarial y cambiario, por lo tanto, las expectativas juegan efectivamente. Lo que todavía no tiene el Gobierno es un programa de estabilidad y antiinflacionario. No exijo que en cuatro meses derrumben la inflación, pero no hubo una hoja de ruta desde el primer día sobre los próximos cuatro años. Esto tiene olor al tipo de programa ortodoxo sesentista de Alsogaray, sopa todos los días hasta bajar la inflación. Y los programas que funcionaron bien no fueron esos.
-¿Y por qué baja la inflación?
– Cuando estoy en el piso 20 y estaba en el 40, parece que está bajando, pero la cuestión es llegar a la planta baja. Baja porque hay lo que se llama ‘seca monetaria’, la cantidad de dinero del país hoy es la mitad que hace cuatro meses. Encima la recesión hace lo suyo de la mano de una licuación deliberada. Pero no es un programa que la inflación mensual baje de 25,5% a 9,9%. Nunca pensábamos que podíamos ir a una hiperinflación.
– El Gobierno busca regular las empresas de medicina prepaga por subir las cuotas 150% en cuatro meses, pero las tarifas de energía aumentaron hasta 400% en un mes. ¿Qué opina?
– Que hay contradicciones. Que el DNU hablaba de la libertad total de los precios, incluida la salud, y cuando vino la libertad el Gobierno fue para atrás. Dado el descalabro de precios relativos que Javier Milei recibió, siempre pensábamos que los planes de estabilización exitosos durante la corrección tienen que tener pátinas heterodoxas, acomodar mejor los salarios y hacer políticas de defensa del consumidor. Pero los anuncios de libertad de mercado viajaron a 300 kilómetros por hora y a Defensa de la Competencia se subieron en karting.
– ¿Qué habría que hacer con los salarios?
– Nivelarlos con política de ingresos antes de lanzar un programa de estabilización. Si la inflación acumulada que recibe Milei es 1.400% en los últimos 4 años y el salario informal subió 730%, la jubilación promedio 880%, la mínima con bono 1.200%, la electricidad y gas subieron 460%, los colectivos 600%, la nafta 800%, los seguros médicos 1.000%, los que están abajo tienen que subir posiciones antes del ajuste de precios general. De lo contrario es muy duro para la gente.
-¿Qué medidas faltan a su entender?
– Este gobierno nació y ganó con poco apoyo político. Entonces fue un error hacer una ley con 600 artículos y un decreto de necesidad y urgencia. Se metieron en un berenjenal. Un plan de estabilidad consta de un shock el primer día, una secuencia de reformas y desregulación, y luego, de la noche a la mañana un día, viene un programa de corte drástico de la inflación.
– ¿Se puede crecer y bajar la inflación con ajuste?
– La Argentina no crece mínimo desde 2011. El PBI cayó 2% un año y subió 2% al otro, se desplomó con la pandemia, recuperamos y volvió a desplomarse ahora en un nivel que se ubica en algún punto entre la crisis de 2009 y 2001. Si se cae 7% y recupera 7%, no se puede hablar de crecimiento. El crecimiento económico empezará después y en el mejor escenario en la segunda parte de este gobierno, en 2026. La reactivación la esperamos para el año próximo, con las elecciones.
– La mejora de los bonos y el derrumbe de la actividad parecen mostrar dos películas diferentes ¿por qué?
– El rally del mercado es genuino, se venía del décimo cuarto subsuelo con un riesgo país de más de 2.000 puntos. Y el sector real se desplomó por la violenta licuación y desmonetización de la economía. Sí creo que la baja de la brecha cambiaria es menos genuina porque la compra de reservas es alimentada por la postergación del pago de importaciones de forma más severa que la gestión previa y un dólar «blend» ayudó a bajar la brecha. Por todo esto, no veo ni inminente ni entiendo la ansiedad de salir del cepo.
– ¿Qué habría que hacer para levantar el cepo a su juicio?
– Hace falta completar diez pasos: sostener el equilibrio fiscal, sostener la inflación de un dígito mensual, una tasa remunerativa para el ahorrista, un spread en los bonos compatible con la colocación de deuda en el mercado, evitar el atraso en el dólar oficial, bajar la brecha cambiaria sin ayuda del blend, liberar los pagos de importaciones nuevas, eliminar regulaciones cruzadas en el dólar MEP y CCL, contar con reservas netas positivas y quitar el impuesto PAIS. La hoja de ruta para quitar el cepo no puede depender de mendigar US$ 15.000 millones.
– El Gobierno coqueteó con buscar US$ 15.000 millones y ahora parece más cauto, ¿por qué?
– Se deben haber ido de boca. Para abrir el cepo, no hay que mirar solo cuántas reservas tengo y cuánto licué, también tengo obligaciones del sector externo con FMI, organismos, bonistas, tenedores de Bopreal, swap chino y el Club de París. El saldo neto con el Fondo da cero este año y los bonos refinanciados por Martín Guzmán se pueden pagar, pero tengo US$ 10.000 millones entre el swap chino y multilaterales donde necesito dinero, refinanciar o pagar con reservas.
– Con la nueva fórmula, ¿las jubilaciones van a seguir pagando el ajuste?
– El problema empieza en los 2000 cuando se incorporan jubilados sin financiamiento y siguió con la Reparación Histórica de Mauricio Macri. Con la misma torta sumaste más jubilados. Todas las fórmulas buscaron que no explote y en escenarios de alta inflación los haberes se licuaron, casi 40% en términos reales en los últimos años. La fórmula que quiere el Gobierno es para ponerle un piso a la caída de 2024 y evitar una explosión del gasto en 2025 porque si la inflación es menor, subirá el peso de la jubilación.
– El Gobierno dice que es «estúpido» acelerar el dólar oficial, ¿qué opina?
-Los atrasos cambiarios tardan en explotar, pero al final terminan mal. Ahora, estamos en el borde, no hay formalmente atraso, lo que sí la inflación se comió el salto del dólar de diciembre. El temor de acelerar el tipo de cambio es por los salarios y que la inflación vuelva a subir, lo hablábamos al principio. Pero acá no se puede tener tipo de cambio fijo ni con inflación exitosa de un dígito bajo, no aguanta. Argentina ya cometió esos errores históricamente.
– ¿Vale la pena sacrificar la baja de la inflación por el miedo a cambiar el crawling peg de 2% mensual?
-El Gobierno tendría que haber dicho el 10 de diciembre que el programa con el que arrancaba no era un plan de estabilización sino acomodamiento de los precios relativos, producto de todas las distorsiones acumuladas en los últimos años. Debió haber aclarado o comunicado también que no hay por qué asustarse del crawling peg, incluso de que no quedara fijo porque se trata de acompañar al resto de los precios desalineados hasta que un buen día arranque un programa de estabilización.