Lo implementa el INTA en la base Belgrano 2, como ya existen en Marambio y Esperanza. El buque rompehielos Irizar llevó los elementos. Promueven la ingesta de vegetales frescos y no “en conserva”.
02 de abril 2024, 14:41hs
La hidroponia en la Antártida continúa expandiéndose, ahora en la base Belgrano 2, adonde llegaron los materiales del tercer módulo que implementa el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en el continente blanco. El objetivo principal es mejorar los hábitos alimenticios del personal militar y científico que habita en la región, reduciendo al mínimo la ingesta de vegetales en conserva, una práctica común debido a las difíciles condiciones geográficas.
Recientemente, el buque rompehielos ARA Almirante Irizar, de la Armada Argentina, descargó los elementos necesarios para la construcción del nuevo módulo de producción hidropónica en la base Belgrano 2. Este módulo se une a los ya existentes en las bases Marambio y Esperanza, y aunque presenta características técnicas similares, está diseñado para atender a un menor número de personas.
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En ese sentido, el denominado “MAPHI 3″ (Proyecto de instalación de los Módulos Antárticos de Producción Hidropónica) marca un paso en la expansión de la hidroponía en la región antártica.
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Suscribite acáEn tanto, con una superficie total de 9,28 m2, este innovador sistema aprovecha el espacio vertical del recinto y una distribución optimizada de los componentes para ofrecer 3 niveles de producción. Esto proporciona un área de 8,55 m2 para cultivar vegetales, además de 4,49 m2 para la zona de servicio y almacenamiento. Con la instalación de 34 contenedores de producción, se espera producir hasta 136 plantas simultáneamente, brindando una solución efectiva para mejorar la disponibilidad de alimentos frescos en las bases antárticas.
El “éxito” en las bases Marambio y Esperanza impulsa la expansión de la hidroponía en la Antártida
Asimismo, la decisión de implementar la hidroponía en la Antártida se basa en el “éxito previo experimentado en la Base Antártica Conjunta Marambio y la Base Esperanza”, señalaron. Desde 2021, en Marambio se producen lechugas y rúculas frescas, mientras que en 2023 se puso en marcha un módulo de producción en la Base Esperanza.
Los resultados positivos obtenidos en estas instalaciones demostraron “el potencial de la hidroponía para brindar una fuente sostenible de alimentos frescos” en entornos extremos como la Antártida, impulsando así la expansión de este método de cultivo en la región.
A su vez, la implementación de los módulos de hidroponía en la Antártida supone un avance significativo “en la calidad de vida y la dieta del personal destinado en las bases”, remarcaron. Anteriormente, la ingesta de vegetales en conserva era la norma en estas condiciones extremas, pero ahora, gracias a esta tecnología, “pueden disfrutar de vegetales frescos incluso en una de las regiones más inhóspitas del planeta”.
Para los investigadores, la puesta en funcionamiento de los módulos en la Antártida no solo tiene beneficios inmediatos en términos de disponibilidad de alimentos frescos, sino que también ofrece una oportunidad invaluable para evaluar componentes y equipos en situaciones extremas.
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“Esta experiencia proporciona datos cruciales para el desarrollo de tecnologías innovadoras que permitan la producción de alimentos en diversas regiones y durante todas las estaciones del año”, señalaron.
Además, el seguimiento y monitoreo de los módulos de hidroponía en la Antártida se lleva a cabo desde la base en Río Gallegos, mediante el módulo MAPHI X, que replica las características técnicas de los instalados en el continente blanco.
Desde el INTA Santa Cruz y la UNPA-UARG, se supervisan en tiempo real las condiciones de estos módulos mediante un sistema de sensores, proporcionando la información necesaria para optimizar el proceso productivo y garantizar su eficacia, explicaron.
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En este contexto, el sistema de monitoreo implementado en los módulos de hidroponía no solo proporciona datos esenciales para el seguimiento de las condiciones de producción, como temperatura, humedad relativa, pH y conductividad eléctrica, sino que también captura imágenes diarias que registran la evolución de los cultivos.
“Este enfoque integral garantiza un control preciso y continuo del entorno de cultivo, permitiendo ajustes rápidos según sea necesario para optimizar el rendimiento y la calidad de los vegetales cultivados en estas condiciones extremas”, destacaron.
Finalmente, los tanques de solución nutritiva están equipados con sensores ultrasónicos de nivel y temperatura, que proporcionan información crucial sobre el estado y la calidad del medio de cultivo.
Además, el sistema monitorea el consumo eléctrico y la estabilidad de la línea, así como la cantidad de agua que ingresa y el caudal de entrega a cada línea de producción.
En términos de seguridad, el sistema tiene la capacidad de detectar derrames, humo y otros eventos anómalos, alertando de manera inmediata a los responsables para una respuesta rápida y efectiva, detallaron.