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8 noviembre, 2024

Dólar más barato: por qué esta vez es diferente, dicen en el Gobierno

En el Ministerio de Economia aseguran que están dadas las condiciones para consolidar la desinflación en marcha, aun cuando haya contratiempos en las correcciones, en el Congreso o incluso tensiones en la economía mundial. Al revés de 2018, cuando Mauricio Macri enfrentó una crisis que lo encontró con un peso apreciado, hoy la economía argentina se halla “en una trayectoria diferente”, explican. “El Gobierno implementó un ajuste monetario y fiscal, la brecha cambiaria cae, el Banco Central acumula reservas, hay superávit gemelos y controles cambiarios”. En 2018, en cambio, recuerdan, el Gobierno venía de aplicar dos años de gradualismo fiscal, el precio del dólar flotaba, no existía el cepo y había déficits gemelos. Se era más vulnerable.

El recuerdo de aquel revés de Macri es como la frase ‘el que se quemó con leche ve una vaca y llora’. “Acá no hablamos de atraso del dólar -corrigen enseguida en el Gobierno-, pero sí de una apreciación del peso lógica tras partir de un tipo de cambio más alto al esperado por el mercado”. En diciembre el dólar oficial pasó de $ 380 a $ 851.

Jugado el Gobierno en esta instancia a sostener la tasa de aumento del dólar en 2% mensual (crawling peg) para contener el pasaje a precios de aquella devaluación, mientras al mismo tiempo reacomodan el resto de los precios elevando así el índice de inflación, la competitividad cambiaria dependerá de aquí en adelante de la inflación doméstica y del dólar a nivel mundial. La moneda estadounidense se apreció 4% en un mes.

Esta semana será crucial para saber más de esto último cuando arranque la Asamblea de Primavera del FMI en Washington. Allí el organismo publicará las estimaciones de crecimiento de las principales economías del mundo y de la Argentina. Públicamente, el organismo volverá a elogiar los progresos del Gobierno por la baja de la inflación y las medidas adoptadas. En forma privado, reiterará sus comentarios sobre el nivel del tipo de cambio y la necesidad de definir una hoja de ruta sobre el esquema cambiario-monetario pese a los anuncios del jueves de quitar algunas restricciones y bajar la tasa. El FMI prefiere más la flexibilidad de los tipos de cambio para enfrentar los vaivenes macroeconómicos.

El dólar a nivel mundial podría apreciarse más en los próximos meses. Esta semana la directora del FMI, Kristalina Georgieva, encomió a los Bancos Centrales del mundo a no bajar las tasas para asegurar el control de la inflación.

Un peso alineado con un dólar más fuerte encarecerá el costo de los insumos que usa la industria local. Una estimación de la consultora Equilibra dice que si la dinámica actual se mantiene por el resto del semestre (continúan subiendo los precios de los servicios regulados, el dólar aumenta al 2% mensual, hay tope salarial y la inflación queda en 8% promedio por mes), “el tipo de cambio real cerraría el primer semestre casi 15% atrasado respecto a su promedio histórico y poco más de 25% abajo del equilibrio señalado por el FMI”.

En el equipo económico responden que todas estas cuentas pasan por alto que, a diferencia de otras épocas, el principal ancla del modelo actual es el equilibrio de las cuentas públicas, lo que aminora el ritmo de emisión y las chances de que esos pesos busquen refugio en el dólar. “El BCRA bajó las tasas y no pasó nada”.

De todas maneras, economistas como Miguel Kiguel y Andrés Borenstein sostienen que Argentina debería adoptar por cautela un esquema de bandas cambiarias para amortiguar impactos y más si se levanta el cepo. Aunque esto último lo ven para julio “y en cuotas”.

En el Gobierno apuestan a alcanzar una inflación de un dígito este mes. Dicen que eso ayudaría a compensar la apreciación del peso y así no habrá otro salto devaluatorio.

“Esta vez es diferente”, escribieron los economistas Ken Rogoff y Carmen Reinhart sobre 800 años de crisis financieras. ¿Esta vez en Argentina lo será? El Gobierno dice que sí.

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