El Banco Mundial pronosticó que la actividad económica de la Argentina tendrá una caída de 2,8% en 2024. De esta manera, el organismo corrigió a la baja en 5,5 puntos porcentuales su proyección de principios de año, cuando estimaba que habría crecimiento de 2,7% en el país.
La continuidad de la recesión ocurrirá «debido al plan de estabilización que está siendo implementado por el nuevo Gobierno, que incluye el realineamiento de precios relativos y la eliminación de desequilibrios fiscales y externos».
William Maloney, economista Jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, afirmó: «La revisión es por los recortes del gasto público tan fuertes, que eran necesarios para alcanzar el equilibrio fiscal, y por los aumentos de precios».
Y aventuró, al ser consultado por la eventual dolarización que impulsa Javier Milei: «Probablemente estas medidas eran necesarias. La inflación estaba alimentada por estos desequilibrios. Esta es la forma de armar un crecimiento sólido y una condición previa para la dolarización, que no se puede hacer hasta que no haya una base fiscal sólida«.
«El Gobierno está obrando bien tratando de controlar los gastos fiscales», completó y repitió un pedido que ya hizo el FMI: «En el Banco Mundial queremos asegurarnos de la protección de las familias vulnerables, haciendo que los servicios públicos sean más eficientes, con seguridad alimentaria y buena salud pública», completó Maloney.
Al mismo tiempo, el Banco Mundial prevé una fuerte recuperación del Producto Interno Bruto (PIB) de la Argentina en los años subsiguientes: en 2025 habría un crecimiento de 5% -frente al 3,2% calculado meses atrás- y en 2026, otro salto de 4,5%, gracias al impulso de «condiciones climáticas mejoradas, inversiones en el sector energético y la normalización de la producción agrícola».
«La inflación aumentó considerablemente en diciembre de 2023, impulsada por el efecto de una devaluación de la tasa de cambio oficial y la eliminación de controles de precios. Aunque la asistencia social está bien dirigida, el valor real de los beneficios sociales, incluidas las pensiones y transferencias sociales, ha caído un 30% interanual en febrero de 2024«, señaló el organismo en un reporte.
También remarcó los resultados fiscales que está arrojando el programa económico de Milei y Luis Caputo, aunque indicó que todavía el riesgo país se mantiene entre los más altos de la región.
En su reciente panorama sobre el país, el organismo planteó: «La economía se contrajo en un 1,6% en 2023 debido a desequilibrios macroeconómicos persistentes y a una severa sequía que provocó una disminución del 26% en la producción agrícola».
El organismo con sede en Washington, Estados Unidos, ejecutó desembolsos por unos 1.800 millones de dólares para la Argentina en 2023 y tiene previstos otros US$ 700 millones para 2024, monto que podría crecer considerablemente en los próximos meses. Argentina tiene con el Banco Mundial una cartera activa de 26 proyectos de inversión, por un total de US $8.460 millones en préstamos.
La economía de América Latina
Haití y la Argentina son los únicos países de la región de América Latina y el Caribe que tendrán un desempeño negativo en 2024, según el Banco Mundial, que no hizo mediciones para Venezuela. El año pasado, estos dos países fueron junto a Perú los únicos que tuvieron recesión.
A nivel regional, el Banco Mundial prevé que el PIB se expandirá un 1,6% en 2024 y espera un crecimiento de 2,7% para 2025 y 2,6% en 2026. «Estas son las tasas más bajas en comparación con todas las demás regiones del mundo e insuficientes para impulsar la prosperidad», advierte el organismo.
«Muchos hogares se encuentran bajo presión debido a que las transferencias sociales están disminuyendo y los salarios aún no se han recuperado a los niveles de prepandemia«, detalla.
El panorama general del organismo, que esta vez se centra en la competencia como un ingrediente central para el crecimiento económico sostenible a largo plazo, menciona a la Argentina también como excepción en el capítulo de la inflación.
«En el frente monetario, los bancos centrales independientes de Brasil, Chile, Colombia y Perú continúan recortando tasas, mientras que los demás siguen su ejemplo. La inflación regional, exceptuando Argentina y Venezuela, se ubica en 3,5%, comparado con 5,7% en la OCDE«, sostiene el informe.
«En la mayoría de los países de América Latina y el Caribe las expectativas de inflación se mantienen controladas y se prevé que se cumplan las metas de los bancos centrales para 2024. Esta lucha exitosa contra la inflación refleja en parte factores externos -los precios de los combustibles y los alimentos disminuyeron-, aunque la inflación núcleo también comienza a descender, muestra adicional de avances más profundos», agrega el banco.
NE