Córdoba está asistiendo a una revolución silenciosa. Podría denominarse la revolución de los gemelos. Con el auge de la Industria 4.0, los gemelos digitales se han convertido en una herramienta fundamental. Ya no solo para el desarrollo industrial, sino para la mejora de la calidad de vida. El modelo que la delegación de Modernización Digital de Córdoba pretende crear del casco histórico -por ser el ejemplo más cercano en el tiempo- es un reflejo de ello. Este ambicioso proyecto pretende brindar a la zona más concurrida de Córdoba mejores servicios y experiencias ampliadas.
Con esta «herramienta disruptiva», como la definen desde la delegación, podrán planificar «rutas turísticas, redes de comunicaciones y energía, la información sobre el estado del tráfico y el flujo de personas en eventos». Entre otras cosas, claro. En resumidas cuentas, el gemelo del casco histórico permitirá «monitorizar el estado» de esta zona, «identificar posibles riesgos» y «planificar actuaciones de mejora». Será posible gracias a la implementación de Inteligencia Artificial y una serie de tecnologías que recreará el barrio de forma digital a partir de imágenes aéreas, sensores o registros.
Del cerebro a la Tierra
Grandes compañías tecnológicas han realizado pruebas piloto en ciudades como Bilbao. Castellón anunció también su intención de implementar un sistema de estas características en la ciudad para mejorar servicios y optimizar procesos. La delegada de Modernización Digital y Centro Histórico, Lourdes Morales, anunció el 22 de noviembre, en un encuentro de Futuribles (La transformación digital de las ciudades) de Prensa Ibérica, grupo editor de Diario CÓRDOBA, el proyecto.
Control del flujo de visitantes de los Patios de Córdoba 2020. Francisco González
Se presentará en septiembre de 2024, con motivo de la celebración del Congreso Mundial de la Organización de Ciudades Patrimonio. La edil puso como ejemplo su aplicación en el puerto de Huelva, donde se utiliza para controlar y mejorar el flujo de barcos, así como la organización de las cargas y descargas.
No son pocos los casos de éxito en el empleo de esta tecnología. Sus raíces se encuentran en la industria, como explica Sebastián Ventura, vicerrector de Transformación Digital y Gestión de Datos de la Universidad de Córdoba (UCO). Éstos son «sistemas más sencillos aunque parezcan más complejos». Diferente es, eso sí, cuando se trabaja con un sistema abierto como una ciudad, que resulta «más complejo que un sistema industrial con variables controladas».
Pese a las dificultades que puedan surgir, la inversión pública y privada destinada a ello va en aumento. La Unión Europea destinó recientemente 17 millones de euros al desarrollo de un gemelo de los océanos, mientras que el Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación trabaja en un modelo de la Tierra. También se han explorado recreaciones del cerebro y el Hospital Infantil Universitario Niño Jesús (Madrid) puso en marcha un proyecto para simular efectos del tratamiento de la leucemia.
Oportunidad para el campo
Empresas cordobesas como Magtel participan o lideran también proyectos relevantes. Fernando Olivencia, director de la división de Transformación Digital y BPO, señala que Magtel suma más de una decena de proyectos de este tipo, que van desde alumbrado inteligente hasta la gestión de infraestructuras críticas.
Dentro de los diferentes ámbitos de actuación, el campo y el medioambiente adquieren especial relevancia por las oportunidades que se abren para combatir el cambio climático y caminar hacia la sostenibilidad. Olivencia abunda que «esta misma tecnología se puede hacer del suelo» y desplegar «nuevos desarrollos de sistemas de riego inteligente«, por ejemplo, a partir de la construcción de un gemelo de una parcela o comunidad de regantes que permita optimizar riegos o controlar plagas.
Precisa Ventura que la UCO, a través de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes, trabaja en gemelos para cultivos. Así, «antes de ponerlo en práctica, que tiene un coste, se experimenta en el modelo digital». «Los agricultores tienen que ser conscientes de que funciona», señala Olivencia. Los resultados, según el experto, son «sorprendentes».