«Tuve el privilegio de ser su padre, de disfrutar diecisiete años de este ángel», dijo a Télam, Héctor «Peca» González, padre de la víctima.
El acto, impulsado por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, se realizó esta tarde, a partir de las 17, en dicho sitio situado en el límite de los partidos Berazategui, Florencio Varela y Quilmes, en el sur del Conurbano.
Allí, González estuvo junto a la madre de Lucas, Cintia López; el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti; el intendente varelense Andrés Watson, funcionarios provinciales y municipales de los otros dos distritos.
También formaron parte de la actividad Julián Salas (19) y Joaquín Zúñiga (19), dos de los tres amigos de Lucas que estaban con él al momento del crimen.
El acto inició con la presentación del grupo de percusión «La Chilinga», junto a una canción entonada por un amigo de la víctima, y les siguió una suelta de globos blancos que tenían atadas fotos de Lucas en distintos momentos de su vida.
«Lucas González presente, ahora y siempre», exclamaron los asistentes en momentos en que comenzó a caer una fina lluvia sobre el paseo que funciona en un sector parquizado entre avenida Calchaquí y su colectora.
Durante el acto, a Cintia se la vio abrazada a la madre de Joaquín, Andrea; y también al hermano menor de Lucas.
Por su parte, el abogado de la familia González, Gregorio Dalbón, no pudo asistir porque se encuentra de viaje, aunque envió una nota con un mensaje que decía: «Quebramos a la mafia. Lucas vino a dar un mensaje, estoy seguro que descansa en paz.»
«Es un momento de emoción. Todos tenemos una misión en la vida, creo que la de Lucas fue poner un corte y punto final a la violencia institucional. Nunca más tiene que suceder que alguien que empuñe un arma tiene el poder de llevarse la vida de otra persona», expresó el intendente Watson.
A su turno, Pietragalla Corti resaltó la fuerza de las familias y de los amigos que declararon en el juicio.
«Es trascendental la fortaleza de la familia para que se visibilicen estos casos, para que se hagan las denuncias y para que haya justicia», indicó el funcionario, quien remarcó: «Hay que luchar contra la violencia institucional.»
«Lucas está presente porque a Lucas no lo mató nadie, va a vivir en nosotros, porque lo vamos a recordar siempre. Por ustedes chicos, Lucas va a vivir siempre», señaló el primero de ellos.
Mientras que Javier pidió que los «delincuentes vestidos de policías que fueron a matarlos no tiene que estar más en la calle».
Con la lluvia aún de fondo, el padre de Lucas agradeció a los presentes y recordó que el paseo era donde su hijo «siempre quiso estar con sus amigos» y que solía ir «junto a su hermanita a jugar, tomar mates y charlar».
«Lucas no está muerto, está acá, presente, con nosotros. Él donó sus órganos, él está vivo. Tengo muchas razones para luchar», sostuvo el hombre, quien tiene otro proyecto que consiste en la creación de la «Fundación Lucas González», con la cual buscará «darle un plato de comida, contención y que puedan recrearse deportivamente los chicos de Florencio Varela».
Por el crimen de Lucas, en julio de este año fueron sentenciados a prisión perpetua Gabriel Issasi (42), Juan José Nievas (38) y Fabián López (48), los tres integrantes de la Brigada 6 de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad.
El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 25 los condenó por los delitos de «homicidio quíntuplemente agravado por haber sido cometido con arma de fuego, alevosía, odio racial, por el concurso premeditado de dos o más personas y por ser integrantes de una fuerza de seguridad», «tentativas de homicidio quíntuplemente agravado», «privación ilegítima de la libertad» y «falsedad ideológica».
Para el tribunal, los tres policías persiguieron y dispararon contra el Volkswagen Suran en el que viajaba Lucas junto a sus amigos Julián, Joaquín y Niven Huanca (19).
También fueron condenados por el encubrimiento los comisarios Juan Horacio Romero (51), Rodolfo Alejandro Ozán (55) y Fabián Alberto Du Santos (52); el subcomisario Roberto Orlando Inca (47) y el principal Héctor Claudio Cuevas (52), mientras que el oficial Sebastián Jorge Baidón (29) fue hallado culpable del delito de «torturas».
Lucas y sus amigos fueron atacados a balazos el 17 de noviembre de 2021 cuando salieron de entrenar del club Barracas Central y regresaban a sus casas a bordo de un Volkswagen Suran.
Los cuatro fueron interceptados por un Nissan Tiida en el que circulaban tres policías de la Brigada 6 de la Comuna 4 a la altura del cruce de las avenidas Iriarte y Vélez Sarsfield.
Como no tenían identificación policial, los chicos pensaron que podían ser ladrones e intentaron escapar, momento en que los efectivos les dispararon y dos balazos impactaron en la cabeza de Lucas, quien murió al día siguiente en el hospital El Cruce de Florencio Varela.
Tras ello, en la escena se montó un operativo tendiente a encubrir lo sucedido y a hacer pasar el hecho como un tiroteo con delincuentes, para lo cual, incluso, plantaron una réplica de arma en el auto de los chicos.
La operación de autopsia determinó que además de los disparos que recibió, Lucas fue quemado en una de sus manos por un elemento que los investigadores creyeron que fue un cigarrillo.