La nueva política energética, desde la perspectiva del usuario/ciudadano presenta una oportunidad de convertirnos en actores relevantes de la gestión del bien común.
La energía es un recurso crítico para el desarrollo y ha tenido un rol relevante en momentos clave de la historia contemporánea.
La crisis del petróleo de 1974 fue un gran impulso para el desarrollo de innovaciones tecnológicas que permitieron consumir menos energía para lograr el mismo o mayor nivel de confort. Es el caso típico que una amenaza, fue convertida en una gran oportunidad, siguiendo aquello del refrán “la necesidad tiene cara de hereje”.
Lámparas LED y motores Inverter son dos casos típicos de dividir por 10 el consumo eléctrico para climatizar los hogares, conservar alimentos e iluminarnos adecuadamente.
Ahora se nos presenta a nosotros, a partir de poner el costo de la energía en el nivel que corresponde, dejando de “pretender ocultar el sol con las manos”, la oportunidad de sumarnos activamente al paradigma de la gestión del cambio climático. Los gases de efecto invernadero son producidos en buena parte por la quema de combustibles fósiles que proveen energía.
Para enfrentar esta realidad, que supone multiplicar por 10 en costo de las facturas de gas y electricidad, está a nuestro alcance si logramos pasar de un consumo ineficiente a un consumo eficiente.
Sin duda que este es un “cambio cultural” ya que supone ponernos a dieta para mejorar nuestra salud. Cambiar los hábitos de consumo energético tendrán un impacto importante en la economía familiar, del país y en la salud del planeta. Medidas como las propuestas a continuación permiten ahorros de mas del 30% de la energía.
Abrigarnos en vez de prender las estufas, evitar los chifletes en puertas y ventanas colocando burletes, utilizar los ventiladores en vez del aire acondicionado y apagar los pilotos de estufas y termotanques durante varias horas son medidas que usadas adecuadamente disminuyen los consumos.Algunos dispositivos como los temporizadores, células fotoeléctricas y otros dispositivos electrónicos, permiten hacer uso de la energía en el momento en que se necesita y ahorrarla cuando no hace falta.La colocación de cortinas y persianas, permiten hacer uso adecuado de la iluminación y de la fuente más importante de energía que es el sol.El impacto de la acción de cada uno de los hogares argentinos en la macroeconomía es enorme. La mitad del déficit fiscal se explica por los subsidios energéticos que funcionan como un placebo que no resuelve el problema de enfrenar la realidad y desde allí transformarla.
Los subsidios a la demanda, esto es a los hogares, también nos pone en la disyuntiva de usarlos para consumir o para pagar parte de la inversión que supone bajar el consumo, a partir de cambiar artefactos ineficientes o mejorar las condiciones de aislamiento térmico de nuestras viviendas.
Nuevamente aparece la oportunidad de convertir consumo ineficiente en inversión eficiente, promoviendo las inversiones que aseguren el consumo menor de energía.
Esto impactará en las cuentas públicas que tendrán excedentes para exportar y contar con recursos claves para el desarrollo del país. Para dar una idea de esto último, en la audiencia pública sobre subsidios energéticos del 29 de Febrero pasado el dr. Salvador Gil nos presentó la propuesta de adecuar los consumos energéticos del Sur del país a los estándares europeos y de esa manera sustituir las importaciones del gas boliviano que cuesta el doble que la producción local.
Una vez más tenemos la oportunidad de ser agentes del cambio que queremos.