Un fútbol “menos sufrido”, inclusivo, adaptado y con reglas distintas a las del deporte tradicional: así es Fucalco, una innovadora propuesta para que las personas con sobrepeso y de cualquier edad puedan disfrutar de un deporte en equipo, que debutó este sábado con su primer partido local.
Se jugó en el parque General Paz, en medio de un encuentro de la fundación ALCO (Asociación de Lucha Contra la Obesidad) que reunió a grupos de toda la zona. “La última vez que pateé una pelota, a los 15 años, me rompí un dedo”, recordaba Alberto Cormillot, fundador de ALCO y responsable de esta iniciativa, antes de empezar el juego del que también participó.
El fútbol caminando surgió en Inglaterra hace una década para adultos mayores o con limitaciones físicas. El reglamento varía del tradicional. Se juega caminando, por lo que está prohibido correr; los equipos son de seis personas; la cancha está dividida en seis cuadrantes que pertenecen a cada uno de los participantes (cinco jugadores y un arquero); la pelota es más chica y el partido se desarrolla en dos tiempos de 5, 10 o 20 minutos.
Según narra Cormillot, la idea surgió tras ver que no había una alternativa para los pacientes con sobrepeso: “Nosotros somos un país futbolero por excelencia, más ahora que somos campeones mundiales, y es algo muy motivador. La fundación de autoayuda trabaja con más de 200 grupos en todo el país con una población frágil, personas de entre 50 y 60 años. Por eso dije: ‘Vamos a aplicar algunas reglas que existen en el mundo, pero para adultos mayores’”. Así fue que tan solo una semana atrás el médico tomó la posta y cambió el reglamento del juego para incluir a todos.
“Me decían que era imposible”, confiesa el médico especializado en nutrición y obesidad. “Respondí una gran cantidad de mensajes sosteniendo que era ‘imprescindible’. Quería terminar el año con una buena iniciativa, dando un mensaje a todas las personas con sobrepeso de que sí se puede”, detalla sobre el proceso y el poco tiempo que tuvo para reinventar el reglamento del fútbol.
Hay distintas categorías adaptadas según las necesidades de los jugadores. “No es lo mismo un hombre de 30 años con 130 kilos que una mujer de 60 con 200 kilos: no se puede hacer que jueguen en la misma cancha”, explica Cormillot.
El «fútbol inclusivo» se juega caminando y con la cancha dividida en cuadrantes. Foto: Matías Martín Campaya Si bien existe una categoría femenina, masculina y otra mixta, fueron muy rigurosos a la hora de armar los equipos teniendo en cuenta la edad y el peso para que nadie sufra en lo más mínimo. Las canchas también varían: algunas son de 20×10 metros y otras, de 30×15. “Hay cinco líneas que dividen cada cuadrante de 2×2,50 y el jugador no puede salir de su lugar”, agrega el fundador de ALCO.
Y recalca: “Es mucho más suave y es sumamente inclusivo: para todos. Se pueden enganchar personas con sobrepeso que hoy no tienen la posibilidad y que quizás iban al arco por no tener estado”.
La experiencia de los primeros jugadores de Fucalco
“Lo pasamos bárbaro. Me divertí mucho. Lo que más me gusta es que sirve para incentivar a mis compañeros, quiero que vean que también pueden”, cuenta Jessica (35) ni bien salió de la cancha. Y agrega: “Soy de Tigre y referente de actividad física de mi grupo, entonces me gusta saber que esto puedo llevarlo para que ellos también jueguen”.
La pelota es más chica que la del fútbol tradicional. Foto: Matías Martín Campaya Con una memoria detallista, recuerda muy bien el momento en que decidió cambiar su forma de vida: “Hace cinco años que formo parte de la fundación. Venía con un peso que no era el adecuado y me uní por mi salud más que por lo estético. Obvio que después, cuando empezás a ver que bajás de peso y te comprás otra ropa, también te tira lo estético; pero lo más importante es sentirse sano. Tengo tres hijos y al embarazo del tercero lo llevé mucho mejor”.
Amelia, de 66 años, alentó toda la mañana a los jugadores. Ella es de San Fernando y forma parte de ALCO Virreyes. Cuando se enteró del “fútbol caminando”, se alegra por todos los compañeros de su grupo que, años atrás, disfrutaban practicar el deporte.
“Muchos dejaron de jugar porque decían que sufrían, se cansaban y se agitaban. Uno de los miembros del grupo bajó 70 kilos y le faltan más, entonces pienso en él y en todos mis amigos que ahora van a poder jugar. Me parece que esta iniciativa es súper necesaria e innovadora. Me pone muy feliz por mis amigos”, señala.
Cormillot en el encuentro de ALCO en el que presentó su creación: Foto: Matías Martín Campaya Su entrada a la fundación fue en 2015. “No llegué a tener sobrepeso pero tenía 10 kilos de más. Ahora peso 55 y estoy en mantenimiento. Fue muy sano”, confiesa. Al igual que todas las personas presentes, cuenta que el grupo de autoayuda le cambió el modo de vida radicalmente: “Me hace tener hábitos saludables y cuando no voy al grupo, descarrilo. De esta forma, tengo un orden, una vida saludable y personas que me contienen mucho”. Y agrega: “Da resultado, es posible. Me cambió mucho el ánimo. Antes no me quería sacar fotos de cuerpo entero, ahora sí lo hago y también socializo más”.
Todos están felices por los cambios, pero también muy entusiasmados por la movida cuyo motor es seguir ayudando a personas que pasen por lo mismo. Tal como narra Vanesa (40), la obesidad “es una enfermedad que acarrea muchas cosas”, por eso resulta fundamental el acompañamiento y la cooperación entre todos.
El abrazo del final. De los jugadores, tras terminar el partido. Foto: Matías Martín Campaya “Festejamos cuando un compañero rompe la barrera de los 100; si alguien tiene una recaída, lo acompañamos y estamos pendientes con los mensajes. Somos muy unidos y salimos a caminar juntos el primer sábado de cada mes”, dice Mirta. “El grupo es nuestro lugar en el mundo y hablamos todos el mismo idioma”, cierra Sandra mientras esperan que inicie el segundo partido.
Las reglas del fútbol inclusivo
No está permitido correr ni saltar. Si se comete una falta, como trotar en vez de caminar, se cobrará ‘tiro libre’ para el equipo contrario en el lugar de la infracción.El contacto físico está prohibido.La pelota siempre debe mantenerse por debajo de la altura de la cabeza. El ‘penal’ se cobrará a cualquier jugador que toque la pelota con la mano; excepto el arquero. La cancha se divide en cuadrantes y cada jugador solo puede jugar en uno, lo que reduce el recorrido por la cancha. El lateral no existe. Cuando la pelota sale del terreno de juego cualquier persona del público la devuelve dentro del campo.Los equipos son de cinco a seis jugadores mixtos y de cualquier edad o peso (preferentemente 3 hombres y 3 mujeres por equipo, de los cuales 1 será arquero).El campo de juego debe ser como mínimo de 10 metros y tener un máximo de 20 metros, con una anchura mínima de 5 metros y un máximo de 8. El terreno debe estar sectorizado en 12 cuadrados, y cada uno será ocupado por un solo jugador.La pelota es más pequeña que la de fútbol tradicional. AS