“Javier, voy a poner un tipo de cambio a 10.000 australes”.
“ Pero si el tipo de cambio de convertibilidad está debajo de 7.000”.
“Será de 10.000”.
El diálogo fue entre Domingo Cavallo y Javier González Fraga en los primeros días de febrero de 1991. Erman González ya había presentado su renuncia como ministro de Economía y, luego de un viaje a Venezuela como canciller, Cavallo se enteró que sería el reemplazante. Cuando llegó a Ezeiza, había un auto aguardándolo para ir directo a Olivos a tener su primera reunión como ministro. Allí se encontró con González Fraga y Erman. Los dos habían ido para ponerlo al tanto de la situación. González Fraga llevaba una carpeta roja donde calculaba la convertibilidad todos los días.
El gobierno de Menem había aplicado una política monetaria férrea y ortodoxa a lo largo de 1990 para controlar la inflación. Y el Banco Central ‘se sentó sobre el tipo de cambio’. El dólar entre febrero y diciembre de aquel año subió 1,7% al pasar de 5.750 australes a 5.820 en diciembre. La inflación en el mismo período fue 607%. En enero el dólar pasó a 9.250 australes volando por el aire Erman y González Fraga (en 1990 hubo tres presidente del BCRA: Enrique Folcini, Erman y González Fraga. Entre marzo y septiembre se emitió 8 billones de australes, 40% promedio mensual).
Cavallo entró y demoró 45 días en aplicar 1 peso = 1 dólar. Previamente hizo el trabajo sucio. Había pagos postergados que se habían hecho solo para mostrar una reducción del gasto público. Cavallo, que pretendía lanzar una convertibilidad, se encontraba con que el Tesoro había pateado los pagos a proveedores, empleados públicos y jubilaciones, y tenía que solucionar todo eso antes lanzar el 1 a 1.
El ministro le ordenó entonces a Saúl Bouer, el secretario de Hacienda, que cancelara todas las deudas en los últimos días de febrero.
“No tengo guita Mingo”, respondió Bouer.
“Hablá con Roque, que te gire”.
Roque era Roque Fernández, el reemplazante de González Fraga en el Banco Central. Bouer le dio un bono a cambio.
Esa misma noche, y luego de que el BCRA vendiera ese día US$300 millones en 2 horas, se reunieron en Olivos con Menem y Roque.
Los críticos de Cavallo en aquel momento le endilgaron al ministro que había generado una corrida y fogonazo inflacionario al pagar las cuentas porque la inflación venía bajando (había pasado de 15,7% en septiembre de 1990 a 4,7% en diciembre y en febrero de 1991, antes de lanzar el 1 a 1 fue 27%). La acusación era que Cavallo había provocado la inflación para ir a la convertibilidad. Pero había ocurrido que el dólar se había atrasado.
El sábado 16 de marzo, Cavallo llamó a sus dos principales colaboradores, Juan Llach y Horacio Liendo, para pedirles que fueran a su casa a la noche siguiente. “Vamos a la convertibilidad”, les adelantó por teléfono.
La previa a la convertibilidad parece por momentos tener registros similares al momento actual. Y, si no, basta con ver qué dice el libro Puede fallar: economía y comunicación en 40 años de democracia, de Andrés Borenstein y Gabriel Llorens Rocha. “Si se revisa la previa , es decir el período entre que asumió Cavallo en febrero de 1991 y se anunció el plan siete semanas después, toda la música del equipo económico estuvo puesta en lo fiscal”.
“Y cuando se tocaba lo monetario era solo para decir que se había emitido para financiar el déficit. La cuestión monetaria necesita sorpresa por un lado, pero por otro lado sin un ancla fiscal no hay política monetaria que aguante”.
El domingo 3 de febrero se lanzó el plan Cavallo sin mención a la convertibilidad. Se habló de subir tarifas e impuestos.
Menem introduce un tema que Borenstein-Llorens señalan como “cambio de comunicación”. “Alfonsín venía de jugar con los No Alineados y con lo que quizá la sociedad argentina estaba más acostumbrada en materia geopolítica. Menem rompe con esto”. Argentina apoyaría a EE.UU. en la Guerra del Golfo.
Hay una huelga de ferroviarios a los pocos días. Menem despide a 200 trabajadores. Semanas más tarde suspende a 13.900.
El Presidente condiciona el auxilio financiero a las provincias a que pase el paquete impositivo que Cavallo había enviado al Congreso. Y recibe a 500 empresarios: les pide que no aumenten los precios.
¿No le suena todo esto? Geopolítica, comunicación, gobernadores, ancla fiscal…
Quince días antes de lanzar la convertibilidad el Gobierno logró que el Senado sesione y consiga la aprobación del paquete fiscal.
El dólar bajó a 9.700 australes. Cavallo anunció un valor mínimo para el tipo de cambio y para el 19 de marzo dijo que lo dejará en 10.000 australes. Clarín titula “Dolarizan la economía: todo el esquema depende de que el Gobierno no gaste más de lo que recauda. Si lo hace romperá la paridad y volverá la inflación”.