El menor de los hijos de las víctimas José Enrique Del Río (75) y María Mercedes Alonso (72) fue trasladado desde la Unidad 48 de San Martín del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) donde cumple su prisión preventiva, hasta el edificio judicial de la avenida Centenario 456 de San Isidro, donde funciona el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 7 de ese departamento judicial.
Fuentes judiciales indicaron que Del Río no pronunció este viernes ni una palabra ante la jueza María Coelho, que será la magistrada que dirigirá el debate ante un jurado popular en una fecha que aún no está estipulada y que podría ser tanto en 2024 como en 2025.
Junto a los fiscales también estuvo el histórico abogado de la familia Del Río, Félix Linfante, quien en este proceso representa como particular damnificado al hermano mayor del imputado, Diego Del Río “No habló en toda la audiencia, ni le preguntaron los datos personales”, señaló a Télam una fuente judicial.
Según lo que pudo verse tras ser fotografiado en la sala y de acuerdo a las fuentes consultadas por Télam que estuvieron presentes en la audiencia, a tres días de haber cumplido 49 años, a Del Río se lo vio más delgado, con un prolijo corte de cabello, los lentes de siempre, serio, cabizbajo y con cierta preocupación en su rostro.
Vestido con una chomba azul marino con algunas rayas finas celestes, pantalón verde musgo y unos mocasines Crocs color ceniza y con suela de goma, Del Río entró a la sala esposado y se sentó junto a sus abogados particulares, Mónica Chirivin y Gastón Leonel Salamon.
Junto a los fiscales también estuvo el histórico abogado de la familia Del Río, Félix Linfante, quien en este proceso representa como particular damnificado al hermano mayor del imputado, Diego Del Río, quien si bien fue a la sede del TOC 7, como declarará como testigo, no participo de la audiencia ni se cruzó con su hermano, según confiaron las fuentes.
La de este martes fue la primera de una serie de audiencias preliminares de carácter netamente técnico, donde cada una de las partes expone su teoría del caso y en la que se depuran los testigos a convocar y la prueba que deberá incorporarse de manera oral, simplificada y sencilla para que la comprenda cada uno de los miembros del jurado popular que en el futuro juzgará al imputado.
Del Río padre y su esposa Alonso aparecieron asesinados -él de tres balazos y ella de uno en el rostro-, el 25 de agosto de 2022 en el interior de su automóvil Mercedes Benz en el garaje de su mansión de la calle Melo 1.101 de Vicente López.
Si bien la empleada fue la primera detenida bajo la sospecha de actuar como «entregadora», fue liberada por falta de pruebas y el 7 de septiembre de ese año los fiscales detuvieron al hijo menor del matrimonio, Martín, alias «Pato», como supuesto autor de un doble parricidio.
Es que Del Río fue reconocido por varias testigos como el «caminante encapuchado» que se ve desplazarse en distintas imágenes, en dirección al domicilio de las víctimas y luego alejarse del mismo, no solo por su contextura y conformación física sino en especial por su «modo de caminar», con un defecto en su pierna izquierda que padece de chico, que no le permite seguir una línea recta y que motivó que en su familia lo apoden «Pato».
Otras pruebas que lo incriminan son el hallazgo en el auto del acusado del control remoto de su padre que abría la puerta del garaje donde fueron hallados los cuerpos y de una bolsa de la inmobiliaria «Remax» idéntica a la que se ve portar al » encapuchado» en los videos.
Si bien se pensaba que el arma homicida había sido descartada -como sí sucedió con el DVR con las imágenes de las cámaras de la casa de las víctimas-, la pistola Bersa Mini Thunder 9 milímetros empleada en el doble crimen fue hallada en una caja fuerte de la casa del country San Diego de Moreno donde las víctimas pasaban los fines de semana y que fue secuestrada cuando la inspeccionó la Policía.
Para los fiscales, el móvil del doble parricidio fue económico y sobre ello, mencionaron en su requerimiento dos aspectos: por un lado, la frustrada operación inmobiliaria por la cual las víctimas pensaban que ese mismo día iban a mudarse a un lujoso departamento del edificio «Chateau Libertador» del barrio porteño de Núñez, que Del Río hijo nunca pudo concretar, y por el otro, que iban a descubrir los desmanejos financieros que había tenido en los negocios familiares, ya que él administraba los garajes, propiedades y vehículos de sus padres.