Wim Wenders no lo puede creer, pero sí, está contento con la nominación al Oscar a la mejor película internacional de Días perfectos, la película que envió Japón a competir en el rubro donde el año pasado lo hizo Argentina, 1985.
El director alemán ya contará en esta entrevista con Clarín, exclusiva para la Argentina, cómo fue que el comité decidió mandarla en vez de a algún otro filme nipón.
Días perfectos se estrena el jueves 8 de febrero en la Argentina, tras tener su première mundial en el Festival de Cannes el año pasado. Allí, su actor protagónico,Kôji Yakusho, obtuvo el premio al mejor intérprete masculino.
Lo hizo por interpretar a un hombre de mediana edad, introvertido, que se dedica a limpiar los baños públicos en Tokio. El filme lo sigue a él, y gran parte de la película muestra a Hirayama realizando su trabajo meticulosamente, a veces acompañado por su joven asistente Takashi (Tokio Emoto) y escuchando casetes de música pop mientras conduce su camioneta.
Wim Wenders. ganador de Cannes y uno de los directores más reconocidos del mundo. Foto EFE Lo que sigue son fragmentos de la extensa entrevista que mantuvimos con el director de París, Texas, Las alas del deseo y El temor del arquero ante el tiro penal.
-¿Cómo comenzó tu fascinación por «la cultura del baño» en Japón? ¿Y por qué lo consideraste un gran telón de fondo para una película? Porque es muy inusual…
-Es inusual. Y comenzó como una encantadora invitación para viajar a Japón, y mirar. Nunca pensé en mi vida que viajaría a algún lugar para mirar un baño. Pero estos baños eran especiales, porque fueron construidos por 15 grandes arquitectos. Incluso era amigo de dos de ellos, y además construyeron bancos y estadios, y ahora construyeron la unidad más pequeña, un baño público. Y me gustaba la idea.
Entonces, dije, “voy a venir tan rápido como se abra la cuarentena”. Y me dijeron “si te inspira, podríamos pensar en hacerlo. Una serie de pequeños reportajes sobre el arquitecto y su baño y cómo son recibidos en Japón”.
Kôji Yakusho, en una escena de la candidata al Oscar a mejor película internacional, «Días perfectos». FOTOS: MUBI / MACOEntonces me gustó la idea. Fui allí. Me encantan los baños, pensé que eran tremendos. Pero a la hora de hacer reportajes a los arquitectos por sus creaciones, me di cuenta de que realmente podría hacer algo más urgente. Y más completo y más complejo. Como me habían invitado a inspirarme, mi inspiración sería contar una historia, en la que estos baños son el fondo, y la figura clave es alguien que se ocupa de estos baños. Y de esta manera se podrían ver los baños, pero sería una historia real. Como quedarse atrapado en un contexto, en un contexto emocional.
Si decidís hacer un documental sobre los arquitectos y sus creaciones, no hay, no habrá ninguna gran emoción. Pero dejame contarte una historia y será mucho mejor. Y aunque pensé que me estaba disuadiendo de un buen trabajo, les gustó mi idea. Y antes de que nos diéramos cuenta, dijeron «Bueno, hagámoslo. ¿Pero qué necesitamos?» Dije «Necesitamos un buen guion y necesitamos un gran actor». Y ése fue el comienzo de la producción.
Wim Wenders Integró junto a Werner Herzog, Volker Schlöndorff y Rainer Fassbinder algo así como el padrinazgo del llamado nuevo cine alemán.
El actor japonés Kôji Yakusho, junto a Wenders en la presentación de la película en Cannes 2023. Foto AFP-Esto puede parecer una locura, pero al ver «Días perfectos», no pude evitar pensar sobre la espiritualidad y sobre tu filme “Las alas del deseo”. ¿Creés que hay convergencias entre estas dos películas? Como un ángel invisible que hace el bien a los demás…
-Bueno, no se me pasó por la cabeza cuando estábamos haciendo la película, pero cuanto más nos adentrábamos en el rodaje, más me daba cuenta. Kôji Yakusho era realmente un hombre extraordinario. Y como no hablaba tanto, me di cuenta de lo importantes que eran sus ojos. Y al final, de eso se trata: que él nos lleve a su mundo y que empecemos a ver lo que él está viendo. Y empezamos a pensar y escuchar música con él. Poco a poco vamos entrando en la visión de distintas áreas de su vida.
Y eso, por supuesto, es muy parecido al arca y los dos ángeles de Las alas del deseo. Y es que veíamos el mundo a través de la mirada amorosa de los ángeles, y en este caso vemos Tokio a través de la mirada amorosa de este hombre. Y sus ojos son realmente su principal herramienta. No habla mucho, pero ve mucho. Entonces, ésa es mi comparación. Y tal vez en lugar de los ángeles, se parezca un poco más a Peter Falk, porque a Peter también le encantaban las cosas sencillas y le encantaba la tomar una taza de café.