El 25 de enero de 2005 Fernando Carrera atropelló y mató a tres personas cuando era perseguido a los tiros por la Policía, que le adjudicaba un robo. Estuvo más de siete años preso, hasta que la Corte lo absolvió en 2016 después del estreno del film El Rati Horror Show, de Enrique Piñeyro.
27 de enero 2024, 05:55hs
Todo empezó con un robo y un ladrón que escapó en un auto blanco. Fue el 25 de enero de 2005 y se lo conoció como la masacre de Pompeya. Ese día Fernando Carrera, un joven comerciante de 30 años al que la policía confundió con un delincuente, recibió ocho disparos. Herido, atropelló y mató a dos mujeres y el hijo pequeño de una de ellas cuando cruzaban la avenida Sáenz, en ese barrio porteño.
Carrera fue la cuarta víctima de la masacre. Aunque era inocente, pasó más de siete años preso después de que “desde la Policía bonaerense le armaran” una causa para tapar su error. La Justicia lo absolvió recién en 2016.
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“Realmente es un caso tan de película que hicimos una película. En un sistema judicial donde nadie lee nada, decidimos mostrar las imágenes”, aseveró a TN tiempo atrás uno de los abogados de Carrera, Federico Ravina. Y afirmó: “Si una imagen vale más que mil palabras, nosotros construimos millones de palabras a través de imágenes que mostraban una situación de injusticia, de impunidad”. La referencia es para “El Rati Horror Show”, documental filmado y producido por el piloto y cineasta Enrique Piñeyro, que fue fundamental para llegar a la condena absolutoria.
“La verdad es que es muy satisfactorio saber que por lo menos uno de los miles de inocentes encarcelados – sobre todo proveniendo de sectores muy vulnerables – , pudo ser liberado”, expresó ahora a TN Piñeyro, a 19 años del caso. Asimismo, contrastó: “También es muy frustrante el tiempo que lleva, y saber que uno necesita invertir ese tiempo, años, en sólo un caso de los miles que hay”.
La masacre de Pompeya
Faltaban unos minutos para las 2 de la tarde de aquel 25 de enero. Un militar retirado, al que le habían robado poco antes en Villa Lugano una suma de dinero que acababa de retirar del banco, dio aviso al 911 y alertó que los ladrones iban en “un auto blanco”, que podía ser un Fiat Siena o un Peugeot 205. Así empezó la cacería.
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Carrera también estaba en la zona, justamente a bordo de su 205 blanco, y al advertir que desde otro auto un grupo de hombres – que eran policías de civil – lo apuntaban con sus armas, creyó que iban a asaltarlo, se asustó y huyó. Los oficiales dispararon 18 veces contra el coche de la víctima durante la persecución: ocho de esos disparos le impactaron en el cuerpo.
El primer proyectil lo alcanzó en la mandíbula y lo dejó inconsciente, pero el auto siguió andando 200 metros por la avenida Sáenz, hasta que se detuvo en el cruce con la calle Esquiú. En ese trayecto, atropelló a siete peatones, matando involuntariamente a tres: Edith Custodio, de 41años; Gastón Di Lollo, de 6; y Fernanda Silva, de 35.
Idas y vueltas de una pesadilla sin fin
Fernando Carrera no tenía ningún antecedente. Trabajaba, estaba casado y tenía tres hijos. Siempre se declaró inocente, pero en 2007 el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 14 lo condenó a 30 años de prisión por triple homicidio con dolo eventual.
El caso dio un giro a fines de junio de 2012, cuando la Corte Suprema de Justicia revocó aquella sentencia y ordenó su liberación. Sin embargo, apenas un año después, la Sala III de la Cámara Federal de Casación Penal calificó los homicidios y lesiones como culposas y absolvió a Carrera del abuso de armas. De esta manera, redujo la pena a 15 años de cárcel.
Ante este escenario, la defensa del hombre presentó un recurso extraordinario que fue denegado y derivó entonces en la interposición de una queja para llegar nuevamente a la Corte Suprema.
El Rati Horror Show
En medio de la pesadilla que atravesaban Fernando Carrera y su familia, aparece en la historia Enrique Piñeyro, piloto y cineasta, que se sumó a la cruzada para conseguir la absolución del comerciante con un documental rotundo que cambió la historia: “El Rati Horror Show”.
El Rati Horror Show vino a ser como el tiro de gracia sobre una causa visiblemente armada, que termina de desarmarla la película.
En diálogo con este medio, contó que el primer acercamiento que tuvo con “la masacre de Pompeya” fue por una nota que le hizo ver su hijo del periodista Nelson Castro. “Yo acaba de estrenar ‘Fuerza Aérea S.A.’ (sobre la inseguridad en el espacio aéreo argentino) y ahí quedó el tema, pero a los dos meses aparecen en mi oficina otro periodista y un cineasta con un proyecto que se llamaba ‘Inocente’, que era la historia de Fernando Carrera”, relató Piñeyro.
“Una vez la dejé pasar, pero dos…”, señaló el cineasta, que entonces recordó una frase de (Carlos) Castaneda sobre los caminos que se cruzan. Y remarcó: “Me llamó la atención la coincidencia”.
Casualidad o causalidad, así fue como Piñeyro se entrecruzó en el destino de Fernando Carrera y se gestó el documental que expuso las arbitrariedades de la investigación policial y judicial y cómo le habían plantado pruebas a la víctima, entre ellas un arma – que tenía el seguro puesto – con la que se quisieron simular un enfrentamiento entre el imputado y la policía que no existió.
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A la distancia, Piñeyro destaca “El Rati Horror Show” como el resultado de un esfuerzo conjunto, en el que también tuvo mucho que ver el trabajo previo que habían realizado los abogados defensores, Federico Ravina y Rocío Rodríguez López. “Ellos lo defendieron a capa y espada, hicieron un trabajo tremendo”, enfatizó.
“El Rati Horror Show vino a ser como el tiro de gracia sobre una causa visiblemente armada, que termina de desarmarla la película”, afirmó a TN.
El documental fue anexado a la causa como prueba y derivó en un nuevo juicio a pedido de la Corte Suprema, “con una nueva condena con fundamentos aún más ridículos que la anterior”.
“Ahí la Corte Suprema dice bueno, esta gente evidentemente no tiene ninguna capacidad jurídica y lo absuelve directamente, sin más ni más”, siguió Piñeyro. Y subrayó: “Siento que todos juntos logramos eso, la libertad de Fernando Carrera y su absolución definitiva por la Corte Suprema”. Para entonces ya era octubre de 2016.
El fallo de la Corte
“La Corte Suprema entendió que tras casi nueve años de procedimiento recursivo todavía no existía certeza, por lo que, al aplicar el beneficio de la duda, concluyó que correspondía absolver a Carrera”, publicó en ese momento el Centro de Información Judicial (CIJ).
En su pronunciamiento, el máximo tribunal de la Nación entendió que Casación no había realizado un nuevo examen integral de las alegaciones de la defensa, y explicó que al confirmarse la condena en 2012 se omitió valorar debidamente que la víctima del robo no identificó a Carrera en la rueda de reconocimiento.
Así fue como con los votos de Ricardo Lorenzetti, Juan Carlos Maqueda, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz se aplicó el principio in dubio pro reo (el beneficio de la duda).
Educar, para cambiar
A casi dos décadas de ese caso que se volvió emblemático, aún es mucho el trabajo que queda por delante para garantizar que no haya nunca más otra “masacre de Pompeya”, sostuvo Piñeyro.
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“Hay un Poder Judicial que está corrupto y la policía es educada por ese poder judicial. Obviamente que hay excepciones, hay jueces probos, hay policías honestos, pero sabemos que no son ni de cerca la mayoría”, consideró Piñeyro. En este sentido, agregó: “Ser policía debería ser una carrera universitaria que se estudie, como uno estudia abogacía o medicina”.
Y completó: “Para dejarte usar un bisturí hay que estudiar seis años, después viene una residencia, las especialidades….en cambio para ser policía, te dan el arma en breve y a disparar. Es un tema de educación”.
Segunda chance
“Nunca se va el miedo, esto nunca se va a borrar”, dijo a Télam Fernando Carrera tras su absolución, y añadió: “Esto le podría haber pasado a cualquiera y le puede pasar a cualquiera, la intercepción de gente en la calle por policías de civil sigue pasando, los móviles no identificables siguen circulando, esto pasó antes, me pasó a mí y puede volver a pasar”.
Además, dijo que su caso “el atropellamiento de las personas fue muy trágico” y que “lo raro” es que no lo mataron: “Me creyeron muerto y me dejaron de disparar, por eso se pudo llegar a la verdad, si no yo hubiera sido abatido y esto nunca se hubiera sabido”.
Sin poder recuperar el tiempo que pasó en la cárcel, Carrera salió en libertad con el deseo de volver a ser un ciudadano común. Pero eso tampoco pudo ser, al menos no de un día para otro. El 25 de enero de 2013 le pusieron una bomba en su casa y entró al programa de protección de testigos.
Él y su familia se mudaron de la Capital y se alejaron también de los medios de comunicación. “Después no tuvimos mucho contacto. Hace mucho que no lo veo pero está muy bien, su hija mayor se recibió de abogada”, indicó Piñeyro sobre la relación que mantuvo con Carrera en los últimos años.
Sobre el cierre del diálogo con TN, el cineasta – que también es piloto, médico, actor, productor y chef – destacó: “Siento que Fernando pudo rehacer su vida, que tuvo su segunda chance”.
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