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Resistencia
18 noviembre, 2024

Empieza la Copa de la Liga Profesional y ronda en el aire la pregunta: ¿el fútbol perdió el romanticismo?

Decir que el fútbol ya perdió el romanticismo no es una novedad. Las canchas son iguales, claro, la cantidad de jugadores que juegan, también. Los clubes son los mismos, más allá de las variantes que producen los descensos y los descensos. Pero por aquí comienza el tema, precisamente.

En una decisión difícil de entender para el espectador común (para cualquiera que no estuviera en la cocina de las elucubraciones) en un momento -hace unos años- se dispuso el ingreso de 10 equipos, simultáneamente, al torneo de Primera División. Y quedaron 30, como en ningún otro campeonato serio del mundo. Claro, la alegría de los simpatizantes de los que ascendieron de golpe tropezó con la realidad de las desigualdades y la realización de un calendario de 29 fechas, sin revanchas, por supuesto. Una irregularidad que no ocurre en otra parte.

Después de los desmanes que producían los inadaptados (y el despliegue policial que exigía acompañarlos en sus traslados) se decidió impedir la concurrencia del público visitante. Una herida más en el folclore. La intención explicada era ir reduciendo dos equipos por temporada para llegar a 22 participantes en 4 años. Descendían 4 (por promedio de los tres torneos anteriores) y ascendían dos. Se llegó a 26 y pararon. Se fundó la Liga Profesional -supuestamente independiente de la AFA- y luego de un empate 38-38 en una asamblea donde votaban 75 (?) todo se desmadró. Los dirigentes dieron marcha atrás y empezaron a achicarse los descensos. Volvieron a 28. Se inventó la Liga Profesional de 27 fechas (sin revanchas, claro) y la Copa de la Liga con dos zonas de 14, cuatro clasificados de cada una para jugar cuartos, semifinales y final.

Aquel romanticismo de hace 50 o 60 años cuando eran 16 los equipos de Primera y se jugaban 30 fechas con partidos de ida y vuelta, ya sería una antigüedad en un país con más del doble de población. Pero las principales Ligas del Mundo tienen 20 participantes y les alcanza el tiempo para cumplir con la regla. ¿Pero quién se anima a bajar tan de golpe como subieron a 8 equipos de un plumazo? Tampoco sería justo. Por eso los descensos bajaron de 4 a 3 y en el último año se había decidido cambiar. Después de votar 2 por promedio y 2 por el puntaje anual, terminaron bajando uno y uno.

Y no sólo aquí no se cumplen las promesas. La FIFA había decidido que durante la pandemia la posibilidad de cambios por equipo pasara a ser de cinco jugadores. Terminó la pandemia y todo sigue igual. En un partido cada equipo puede variar a la mitad de la formación inicial. Ah, pero sólo en tres ventanas. Por supuesto, se favorece a los más poderosos, a los que pueden tener planteles de más jerarquía… ¿Y el romanticismo? Queda para la invencible «dinámica de lo impensado», porque como en ninguna otra actividad deportiva cualquiera le gana a cualquiera.

Ahora importa la MLS, el torneo de Estados Unidos. Porque está Messi, lógicamente. Y hay muchos dólares rondando. Y están Suárez, y Busquets, y Jordi Alba, en los crepúsculos de sus carreras. y también está de moda Arabia Saudita. Con lluvia de petrodólares. Y las grandes definiciones de Copa y Torneos tratan de hacerlas allá. Total se pueden pagar los servicios de la televisión para verlos aquí. Y ya lo tienen a Cristiano Ronaldo, a Neymar…y llegó Marcelo Gallardo como entrenador.

¿Faltaba algo para achicar las emociones de ese fenómeno social incomparable que es el fútbol? Y bueno, el próximo Mundial será de 48 equipos y se jugará en tres países…Y habrá un Mundial de Clubes de 24 o 28 equipos. Pero lo más importante queda para el final: la aparición del VAR y su tecnología. Dudosa, por ahora, además. Durante un siglo y medio el fútbol convivió con el error humano. Y mal no le fue. El sagrado grito de un gol era instantáneo, intransferible. Y la discusión quedaba para la semana. Ahora hay que esperar para gritar o para maldecir. Se acabó el romanticismo.

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