Lo primero que hay que decir de Dolores Barreiro (48) es que es más alta personalmente de lo que uno suponía. Lo segundo es que sigue teniendo las piernas más lindas de la Argentina. Sonríe a su Santiago Gómez Romero (33), su novio polista, quien por ser de otra generación desconocía su pasado como modelo y, también, ese slogan que arrastra desde que cautivaba la pasarela la empresaria y ahora host. ¿Host? Sí, es la anfitriona de Napule Notte, un restorán italiano de José Ignacio.
¿Qué significa este flamante rol, en las mil vidas de Dolores? «Estoy absolutamente comprometida con el proyecto, es mi primer trabajo dentro de un emprendimiento gastronómico y me genera placer expresarme a través de la comida. El cliente que entra a Napule Notte se encuentra conmigo y yo trato de hacerlo sentir cómodo». Vaya sorpresa la de entrar a una trattoria, atravesar el umbral y… que te reciba «la Barreiro».
Dice la empresaria y dueña de la marca de ropa Holi que «lo más importante de ser anfitriona es generar el confort en el cliente, que disfrute del entorno que hay en este lugar, sobre todo de la comida, y que cuando se va, se vaya con ganas de volver», comparte Dolores sentada en el bello jardín del fondo.
El bautismo en esta novedosa faceta para Barreiro fue el año pasado y el resultado fue más que satisfactorio, por lo que Vitto Moya, el alma mater de Napule, la volvió a convocar. «No está bueno que yo lo diga, pero en 2023 hubo muy buenos comentarios de mi presencia aquí como anfitriona. ¿Si la gente viene por mí? -sonríe por el elogio-. No sé cuántos vienen por mí, tampoco me interesa hacer la cuenta, es algo banal, pero este año decidimos renovar el vínculo porque la experiencia fue buena para todos».
Perfeccionista y autoexigente, recuerda que al principio sintió un poco de temor. «Angustia por mi desconocimiento en el área, pero con el paso del tiempo me fui acostumbrando al trabajo. Recuerdo que estaba muy en el detallecito, demadiado obse, pero ahora puedo decir que estoy algo más canchera y relajada, ¿Cómo es que llego aquí? Me convocó un amigo y me propuso la idea, me enganchó esto de fusionar gastronomía, con estilo y diseño… y aquí estoy», dice mientras relojea cariñosa a «Gómez», como ella lo llama a su novio, con quien lleva tres años de relación.
«Milei no robó nunca»
Desde la ficticia Punta del Este aparece el rubro Argentina, como suele suceder con los argentinos a los que se entrevista en este lado del charco. No hace falta preguntar, por la crisis omnipresente, el tema brota espontáneo. «Yo creo que hay esperanzas, quiero creer y me parece realista la postura del nuevo gobierno en decir ‘no tenemos plata’. Prefiero escuchar eso a alguien que me diga ‘yo voy a resolver todos los problemas del país’ cuando sabemos que no es cierto. Lamentablemente lo que nos está dando Milei es un baño de realidad».
La anfitriona Dolores Barreiro. En José Ignacio desarrolla la nueva faceta de host en el restorán Napulle Notte. Barreiro no está exenta de los constantes palos en la rueda de quien es emprendedor en la Argentina. «Yo soy una más de los muchos que tienen una Pyme y que sufre las tremendas cargas impositivas que son casi imposibles de sostener, por lo menos es lo que me pasa a mí con Holi. El 70 por ciento de las cosas que fabrico vienen de India, imaginate los impedimentos, ni hablar los precios, aparte de que el 60 por ciento de la facturación se la lleva el Estado».
Embalada y en un registro que habitualmente no se la conoce, Dolores, no obstante, ve una luz al final del túnel. «Sabés las veces que quise decir ‘basta, hasta aquí llegué’. A veces una se cansa de tanto remar, que todo el tiempo sea sortear obstáculos, pero no aflojo, no me permito hacerlo, siempre fui de mirar para adelante, aunque cada vez cueste más. Yo creo que estamos en ese momento en el que estamos tocando fondo para rebotar hacia arriba».
Pero no duda en diagnosticar el momento actual: «Estamos hechos pelota, hay una crisis gigante que no la creó este tipo (Milei), ojalá nos pueda rescatar. Esta locura de los precios, según mi humilde entender, no es culpa del presidente, esto viene del pasado».
Dolores confiesa que «mis hijos mayores se sintieron atraídos por el mensaje de Milei en la campaña».Remarca sonriente que el voto es secreto, no lo comparte y admite con buen semblante que nunca imaginó que Milei pudiera ganarle a Massa en el balotaje. «Francamente no imaginé que podría ganar, pero es lo que eligió la mayoría de la gente y siento que es la oportunidad de algo nuevo y diferente. Por lo menos no robó nunca nada, no tiene antecedentes y eso es buenísimo, sobre todo porque en la Argentina, históricamente, hay que elegir al menos malo y aquí teníamos como opción a un desconocido».
Con una copa de vino, luce seria y reflexiva. Aparece una Dolores comprometida aunque dice que no politizada. «La gente está asqueada de la política tradicional y lo veo en mis hijos más grandes, que no quieren saber nada con el formato habitual, que nunca funcionó y fracasó siempre. Mis hijos se sintieron cautivados por Milei, el mensaje les llegó, calculo que por la rebeldía de algo disruptivo. Ahora hay que bancarlo y ¡basta de enemistarse con los gobiernos de otros países! Espero que Milei nos vuelva a insertar en el mundo».
Ni sola, ni quieta
«La experiencia hace al sabio y el amor no es la excepción», responde cuando se le consulta si fue difícil volver a apostar por una relación sentimental, después de su extensa relación con Matías Camisani, con quien tuvo cinco hijos, y el final no fue del todo amable.
«Es verdad que no soy de estar sola mucho tiempo, no estoy muy acostumbrada, pero tengo un buen vínculo conmigo, algo que me lo pude demostrar en un viaje reciente a la India, adonde fui como veinte veces, pero esta última fui sola y resultó todo un desafío y a la vez un hallazgo».
Dolores Barreiro, en Punta del Este, con su novio el polisto Santiago Gómez Romero. Foto: Ramiro SoutoAparece su marca Holi en la charla con Clarín. «Estoy muy entusiasmada porque pude abrir un local aquí en José Ignacio. Yo voy todos los días, obvio y es toda una experiencia conocer los mercados, quién te compra, a qué precios, qué productos se venden más en la playa, es un mundo intenso y fascinante. Y para todo estoy yo, pongo el cuerpo, me gusta recibir al cliente».
Dice que su vida está signada por «la actividad y el movimiento». No sabe estar quieta y cuando lo intenta se aburre rápidamente. «Proyecto que encaro, me entrego al ciento por ciento, no puedo ni sé laburar a medias. Yo soy mi propia marca, la que está detrás, la que elige todo… Soy la que viaja a India, la que diseña las prendas, actividad que siempre quise hacer y cuando trabajé menos de modelo y me cansé de la tele puse manos a la obra a este emprendimiento».
«Cuando trabajé menos de modelo y me cansé de la tele, puse manos a la obra a la iniciativa de mi marca Holi», dice Dolores BarreiroConfiesa que lo suyo siempre fue instinto e intuición. «Yo todo lo hice y lo hago de caradura. Como empresaria vi la puerta entreabierta y me mandé de una, de cara de piedra nomás, porque yo diseño no estudié. Cuando yo terminé la escuela secundaria, ya estaba trabajando de modelo como veinte horas por día y no pude seguir formándome, me hubiera gustado más de grande estudiar, pero ya está, hoy tengo la experiencia de la vida, que es un montón»
Las mil y una vidas de Dolores podría titularse una biografía suya. «Es cierto, a veces siento que tuve un montón de vidas, Hay tantas vidas dentro mío que siempre se puede volver a encontrarse, a disfrutar y a empezar de cero. Tengo la convicción de que a la larga se sale adelante… Conmigo no va el ‘todo tiempo pasado fue mejor’. Soy una mina que está siempre arriba, que va para adelante y que lo mejor está por venir».
Casi no habló de sus cinco hijos de entre 22 y 8 años. Como suele suceder, los preserva, aunque se detiene en la más chica y única mujer, Indra: «No es inteligente, es brillante. Ya a los seis años deletreaba la palabra que se te ocurriera. Es una nena de una inteligencia emocional asombrosa y a mí me impresiona que sea tan segura… Tenemos una relación espectacular con Indra y con los otros, los varones, mantenemos un fuerte vínculo de amistad. ¿Si les pongo límites? Hago lo que puedo».
Dice que hoy con la calle y con la mirada del otro se lleva bárbaro. «No tiene nada que ver con aquellas épocas en las que no podía meterme un bocado en la boca sin ser invadida. Fue difícil, duro, hoy estoy tranquila, la verdad es que nadie me hincha y del pasado no extraño nada ni tengo pendientes. Como ya dije, miro para adelante y estoy atravesando un momento personal y profesional muy bueno, me siento completa en todo sentido».
Punta del Este. Enviado especial
MG