¡Feliz cumple! Un día como hoy (10 de enero), hace 22 años, ocurrió la pelea más icónica, la que significó la definitiva consagración de la TV chatarra. Si no la viste, no sos (tan) argentino: Mauro Viale vs. Alberto Samid.
Momento sublime. Escándalo imborrable. Hito pop: la inolvidable pelea marcó el comienzo del llamado «consumo irónico», esa suerte de sensibilidad posmoderna que, antes de rechazar el mal gusto, prefiere unirse él.
Desde entonces la TV de aire se transformó en una explanada que fue inclinándose brutalmente. Año 2002. Ahí estaba Mauro Viale (murió en 2021, en plena pandemia). El hombre que nunca se dejó tentar por la elegancia. El que supo poner su trabajo al servicio del entretenimiento y colaboró para que la argentinidad estuviera al palo.
«Usted tiene que arrepentirse de lo que dijo”. Cualquiera reconocería esa frase. Hubo remeras con esa leyenda. Ahora mismo sería canción viral al estilo «No hay plata».
El momento fue (sigue siendo) el gran meme nacional. Verano. Diez de enero. Nuestro país, ¡cuándo no!, estaba sumergido en una de sus periódicas crisis económicas (económicas, políticas, sociales). Situación desesperante. Mauro Viale había atravesado los ’90 convirtiendo la televisión en un show en continuado. Debates, peleas, puntos de rating.
De un día para otro, la tele -por el llamado Caso Coppola– se fue llenando de personajes que no tardarían en alimentar una especie de desprendimiento de la farándula que sigue vivo hasta nuestros días: los mediáticos.
Tiempos en los que el público aprendió nombres como el de Samantha Farjat, Fernanda Villar, «Yayo» Cozza y hasta alguien que se convertiría en «prócer» del género: Jacobo Winograd. Y todo esto antes de que tuviéramos noticias del Gran Hermano.
El estilo «Mauro Viale» prendió fuerte en todos los canales de noticias. En lo suyo era como Tinelli. «Impacto a las 12”: así se llamaba el programa que iba por el canal América. En el estudio se encontraba invitado Alberto Samid, el principal referente de la carne. Contexto: Eduardo Duhalde era el quinto presidente en una semana. El peso se había devaluado por primera vez desde 1992.
Albero Samid y Mauro Viale volvieron a cruzarse en un estudio, sin pelea esta vez.
Cómo fue la pelea
La entrevista real -no el corto que conocimos- duró poco menos de media hora. Antes del “Dígame cómo se llama” y el “Usted no puede decir semejante barbaridad”, que desencadenó el round de UFC, la polémica venía por el lado de la economía. Mauro en su salsa tenía la particularidad de tratar todos los temas como si ninguno fuera realmente importante. Era su don.
Samid estaba a favor de la devaluación del reciente gobierno de Duhalde y se mostraba afín a la industria nacional. Casi como puede estar pasando ahora, el tema de la dolarización también sobrevolaba el debate.
De pronto Viale increpó al invitado diciéndole que pague los impuestos. Se lo dijo a su estilo, es decir, con amigable desdén. Samid venía sonando nac&pop: “Tenemos que volver a producir nosotros y comprar nuestra propia mercadería”. Hablaba de recuperar las empresas que habían sido vendidas durante el menemismo.
El intercambio continuaba de manera más o menos razonable, pero Samid -tal vez molesto por lo de «pagá los impuestos»- se salió de libreto con una chicana que todavía retumba antisemita: “Me cuesta entenderlo porque no sé cómo se llama usted”, le dijo al conductor.
El estudio de TV convertido en ring de boxeo.Mauro Viale era un nombre artístico. El apellido lo sigue usando su hijo Jonatan. Se llamaba Mauricio Goldfarb. Samid buscaba incomodarlo y Viale lo miraba como diciendo «no seas boludo…».
Ahí mismo se picó. Viale lo acusa feo: “Usted avaló la bomba a la AMIA”. Samid se levanta de su silla y llega el instante en que el hombretón de camisa rosa le dice eso de «usted no puede decir semejante barbaridad”. Acto seguido le pide que se arrepienta.
Viale era judío. Samid, descendiente de familia siria. Claramente el punto máximo de tensión se vivió cuando Viale le achacó eso de validar el atentado a la AMIA. La escena tiene millones de reproducciones en YouTube. En ese momento, una década antes de la irrupción de las redes sociales, el episodio hizo las delicias del viejo y querido «boca en boca».
Samid, visiblemente abrumado, negó la acusación y le exigió a Viale que se retractara. Mauro negó diciendo «nos conocemos bien». Lo hizo ensayando una caricia simpaticona sobre el moflete de Samid. El empresario se le puso cuerpo a cuerpo, la camisa salida del pantalón, la panza a los cuatro vientos, y le tiró «un cortito» al mejor estilo Martín Karadagian. La pelea se desató en vivo y en directo.
Esa trompada sorprendió al conductor, quien decidió responder inclinándose por un repertorio de artes marciales mixtas: patadas + piñas. Samid devolvió con golpes. Viale cayó al piso. Cuando la pelea se dio por terminada, un tipo aprovechó la contienda para soltarle una patada al conductor.
¿Quien era el tercero en discordia? Al parecer, un empleado de seguridad del canal que no se llevaba demasiado bien con Viale. Todo el enfrentamiento fue breve. El recuerdo vuelve todo menos violento que bizarro.
Viale se disculpó con el público y hasta con las autoridades del canal. Es más, tuvo la nobleza de asumirse como el único responsable del escándalo.
La simple búsqueda “Viale Samid” arroja resultados de un merchandising improbable en Mercado Libre: remeras, tazas, un busto de Samid y Viale de 25×20. Veladores con la imagen de la pelea. Picadores de marihuana con el match. Llaveros.
El paso del tiempo no aplacó el temperamento de Samid, de actuales 76 años. En una entrevista reciente, el Rey de la carne recordó -¡como no hacerlo!- el encontronazo y fue más allá: “Con lo que me dijo, me arrepiento de no haberle dado otra piña más”.
En agosto de 2020, Samid la emprendió de nuevo contra Mauro y le quiso dar la revancha (¿fue el ganador?). «Por este medio le ofrezco oficialmente al señor Goldfarb la revancha. En el Luna Park. Mi parte de la recaudación será donada a la compra de insumos para el personal médico que lucha contra el coronavirus».
Mauro Viale murió el 11 de abril de 2021 a los 73 años, víctima de una neumonía bilateral provocada por el coronavirus. Sería un lindo desafío para la Inteligencia artificial.