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Resistencia
14 agosto, 2025

Julieta Prandi: hay condena. La emergencia en violencia de género sigue

Claudio Contardi, ex de Prandi y padre de sus hijos, recibió ayer una condena de 19 años de prisión sentenciado por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado en un contexto de violencia de género.

Es una condena muy importante ya que profundiza el camino del consentimiento aun en el matrimonio o en el marco de una pareja estable. “No es no, casada o no casada” fue una de las frases de la actriz Julieta Prandi en conferencia de prensa poco después de que se supo la noticia.

Por supuesto, hay cierto alivio y festejo en el movimiento feminista, pero el caso de Prandi no es el único y no todos tienen el nivel de mediatización. Seguimos en emergencia en violencia de género y muchas mujeres siguen sufriendo este flagelo.

Contardi quedó detenido, solo y a su suerte después del fallo, ya que su abogado renunció a la defensa tras la condena, y obviamente muchos referentes libertarios le ofrecieron su respaldo. Los antiderechos se entienden entre sí. Hay condena, pero debemos seguir movilizadas por las que faltan y contra este gobierno que odia a las mujeres y disidencias, un gran desafío para todes nosotres.

Una condena que era necesaria

No somos ninguna cosa y no le pertenecemos a nadie. Un papel no te obliga a hacer nada. Y no es no, casada o no casada” fue la frase completa que condensa un posicionamiento político e ideológico, que en esta oportunidad fue respaldado por la Justicia. Y es necesaria esta aclaración, ya que esta justicia machista patriarcal no solo suele tomarse “su tiempo” para estas definiciones, sino que además suele fallar negativamente a nuestros derechos. Las palabras de Prandi fortalecen al movimiento feminista y a la comunidad LGBTIQ+, aunque generó repudio en cualquier sector que se ubique en contra de resolver las desigualdades estructurales.

La ley argentina protege la integridad sexual de todas las personas, sin importar su relación con el agresor, pero cuando se da en parejas estables el abuso sexual genera una tensión alrededor de la idea de que si la víctima dio o no dio el consentimiento en ese momento.

Hoy por hoy para la justicia argentina, a la hora de evaluar los delitos contra la integridad sexual, entiende que el consentimiento sexual debe ser inequívoco activo, libre y específico, no debe inferirse del silencio, de la pasividad, ni mucho menos de la disponibilidad anterior o posterior por tratarse de una relación de pareja. Esto está en consonancia con recomendaciones de Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW), el tratado internacional adoptado en 1979 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Y estándares y reglas que surgen de tratados internacionales en la materia.

Antes en muchos sistemas legales, incluyendo el argentino, los delitos sexuales dentro del matrimonio no eran considerados de la misma manera que los cometidos fuera de el. Pero hay un nuevo paradigma, aunque le pese a este gobierno: defender este recorrido es fundamental. La sentencia va en este sentido.

A los libertarios les molestó el fallo

A través de sus redes el coautor de “El libro negro de la nueva izquierda” y de la biografía Milei “La revolución que no vieron venir” cuestionó a través de sus redes sociales la condena y señaló que “cualquier mujer con dos dedos de frente se separa y hace la denuncia”. Y comenzó a hacerse preguntas que seguían el hilo de los cuestionamientos: “¿Cómo hizo para vivir por años bajo ‘secuestro’ sin escaparse? ¿Cómo se prueba que fue ‘abusada’ sino es por testimonios de sus amigos o de su actual pareja -un tal Emanuel Ortega que bien podría declarar por celos contra su pareja anterior-?”

Fue criticado duramente en sus redes y reposteado con respuestas irónicas. Lo que también es un indicador social sobre estos temas. Las sospechas y los cuestionamientos libertarios en torno a este fallo histórico están en sintonía con el propio Ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, toma como bandera a los proyectos de ley que proponen aumentar las penas para las falsas denuncias en casos específicamente vinculados con violencia de género. Es decir, iniciativas que entorpecen el acceso a la justicia de las víctimas, refuerzan prejuicios, desalienta la denuncia y genera más miedo en quienes se animan a hablar.

Una condena que no es suficiente frente a tanto atropello

“19 años es una pena ejemplar. ¿Podría ser de más? Sí, podría ser de por vida. Son 19 años, casi el infierno que yo viví, que fueron 20. Pero lo importante es que la Justicia decidió, además de darle una condena ejemplar, se lo llevó preso. Preso”, resaltó con mucho énfasis Prandi en la conferencia que dio al final. Por supuesto, es una condena ejemplar en muchos sentidos, no solo por la cantidad de años, sino por el contenido y su profundidad. La pregunta que nos hacemos nosotros es ¿Tendría el mismo fallo una mujer cualquiera si no fuera Julieta Prandi? Esa pregunta es difícil de contestar y contrafáctica, pero lo cierto es que muchas mujeres están esperando que se haga justicia también en sus casos, y no tienen ni un poco de la difusión que tuvo este.

Por supuesto que es necesario celebrar este logro que servirá como piso de exigencia y como jurisprudencia concreta en casos similares, pero para tener equidad e igualdad es crucial una justicia con perspectiva de género y políticas de género específicas para abordar integralmente este flagelo. Y una reforma estructural del aparato judicial, desde el voto popular y revocatoria a los jueces y fiscales, hasta el juicio por jurado. Además de defender lo conquistado, fortalecer esas herramientas y seguir movilizadas es clave frente a un gobierno antiderechos y que nos odia.

Existe un nuevo paradigma conquistado en las calles que quieren modificar, pretenden instalar campo arrasado en esta materia, desconocen el patriarcado, y la violencia machista, niegan políticas públicas específicas, difunden discursos de odio, y se profundiza el abuso, y la violencia.

Hoy tenemos condena, pero la tarea y el desafío continúan. Seguimos exigiendo y defendiendo nuestros derechos, único camino para enfrentar a los fachos amigos de Milei. Ellos están enojados, señal que hay que seguir movilizadas y en las calles. Hay fuerza, fuimos ola verde, fuimos marea, movilización antifascista y seguiremos siendo las protagonistas de estas luchas. Queda mucho por delante, pero hoy estamos más fortalecidas. Luchar siempre sirve.

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