Israel dijo haber lanzado ataques contra objetivos hutíes en los puertos yemeníes de Hodeidah, Ras Isa y Saif.
Los ataques se produjeron poco después de que el ejército israelí emitiera órdenes de evacuación para los civiles en las zonas, advirtiendo de ataques aéreos inminentes.
El ministro de defensa israelí, Israel Katz, confirmó en redes sociales los ataques contra los sitios controlados por los hutíes, incluyendo una central eléctrica y un barco que fue secuestrado por el grupo hace dos años.
Los medios de comunicación yemeníes controlados por los hutíes informaron que los ataques impactaron el puerto de Hodeidah, pero no dieron más detalles sobre daños ni víctimas.
Katz afirmó que los ataques formaban parte de la “Operación Bandera Negra” y advirtió que los hutíes “seguirán pagando un alto precio por sus acciones”.
“El destino de Yemen es el mismo que el de Teherán. Cualquiera que intente dañar a Israel será perjudicado, y a cualquiera que levante la mano contra Israel se le cortará la mano”, declaró en una publicación en X.
Desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamas, los rebeldes hutíes, respaldados por Irán, han lanzado misiles regularmente contra Israel en solidaridad con los palestinos de Gaza y han atacado buques comerciales en el Mar Rojo.
La Fuerza Aérea Israelí afirmó que los últimos ataques contra los puertos de Yemen respondieron a los “repetidos ataques” de los hutíes contra Israel y sus ciudadanos.
Añadió que los puertos atacados se usaban para “transferir armas del régimen iraní para ejecutar planes terroristas” contra Israel y sus aliados.
Poco después del ataque, los hutíes confirmaron que sus defensas aéreas habían repelido los ataques israelíes con misiles, según la agencia de noticias Reuters.
Entre los objetivos se encontraba el buque comercial Galaxy Leader, incautado por el grupo en noviembre de 2023, que se utilizaba para monitorear buques marítimos en aguas internacionales, según Israel.
La central eléctrica de Ras Kanatib, que suministra electricidad a las ciudades cercanas de Ibb y Taizz, también fue atacada, afirmaron las autoridades israelíes.
Este último ataque contra Hodeidah se produjo después de que buques de la armada israelí atacaran objetivos en la ciudad portuaria el mes pasado.
El puerto de Hodeidah, principal punto de entrada de alimentos y ayuda humanitaria para millones de yemeníes, ha sido blanco de varios ataques israelíes en el último año.
La milicia hutí —o Ansar Allah (Partidarios de Dios), su nombre real— es un movimiento chiíta que controla alrededor del 30% del territorio de Yemen, donde impuso un régimen fundamentalista y represor acusado de graves violaciones de derechos humanos.
El grupo se formó en la década de 1990 y está integrado por miembros de los zaidíes, la minoría musulmana chiita del país.
Los zaidíes son la rama del chiismo más cercana al sunismo teológicamente hablando, según los expertos. Este grupo tribal se concentra en el norte de Yemen y representa alrededor de un tercio de los 33 millones de habitantes del país árabe.
La milicia hutí denunciaba tanto la corrupción del entonces presidente Alí Abdalá Salé como la opresión a la que estaban sometidos los chiitas por la mayoría suní, respaldada por la rica Arabia Saudita.
Sin embargo, no fue sino hasta principios de este siglo que comenzó a ganar notoriedad, luego que la agrupación se alzó en armas contra Salé.
En 2004, tomaron el nombre de uno de sus líderes, el clérigo Hussein Badreddin al Houthi, quien fue asesinado por las fuerzas gubernamentales en septiembre de ese año.
Houthi, quien además de líder religioso fue un militar y parlamentario yemení, aspiraba a hacerse con el poder, si no en todo el país, al menos en una parte, y crear un nuevo Estado independiente para los zaidíes.
En 2011, el grupo se sumó a la llamada Primavera Árabe y participó en las masivas protestas que forzaron a Salé a entregar el poder a su segundo, Abdrabbuh Mansour Hadi.
No obstante, a los pocos años ya estaban alzados también contra el nuevo mandatario e incluso llegaron a un acuerdo con Salé, su antiguo enemigo, al cual le prometieron devolverlo a la presidencia a cambio de su apoyo contra Hadi.
En cuestión de meses los hutíes tomaron el control de la provincia de Sadá en el norte del país y, a principios de 2015 capturaron la capital, Saná, obligando a Hadi a huir al extranjero.
Sin embargo, sus conquistas fueron frenadas por Arabia Saudita, que junto a Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, lanzaron una campaña militar con el propósito de derrocar a los hutíes y restaurar al presidente Hadi en el poder.
Las autoridades saudíes temían que Yemen se convirtiera en un satélite de su enemigo: Irán.
Pese a que los ataques han provocado 150.000 muertos y miles más de heridos, los hutíes han conseguido retener el control de grandes zonas del país.
A finales de 2022 se alcanzó una tregua que puso fin a los combates entre el grupo y la coalición liderada por Arabia Saudita.
El actual líder de los hutíes es el hermano del fundador del grupo, Abdul Malik al Houthi.