16/06/2025 21:46hs.
Vaso medio lleno o vasco medio vacío? Por cómo se dio el 2-2, sin dudas de la peor mitad. Más allá de que Boca dio la cara, mostró los dientes y tuvo momentos de buen toque en el PT, le faltó justamente lo que tuvo Nicolás Otamendi como campeón del mundo, referente y capitán del Benfica.
Oficio es el que el tuvo el central robusto para nunca perder la línea pese a los folclóricos silbidos de la gente de Boca, por ser hincha de River y por haberlo repetido varias veces. El que mostró para tirarse al piso y quedarse dolorido por el golpe zonzo del chileno Carlos Palacios, para incentivar la aparición del VAR y ganarse un penal (bien cobrado con tecnología) en una jugada de poco riesgo. El que tuvo para picar como un toro en el área, desmarcarse y cabecear como si fuera un tiro de Messi en el final del partido.
Del otro lado, un Boca intenso, con un lavado de cara positivo en el debut de Miguelo Russo, dejó pasar el tren justamente por esa falta de oficio. Primero, porque el chileno fue irresponsablemente frente a Otamendi, en un innecesario foul. Después, porque la roja a Bellotti le dejó en bandeja la victoria, 2-1 arriba y con un rival sin profundidad.
Sin embargo, no se animó a liderar el partido y le jugaron los nervios. No hubo quien apareciera para hacer correr la pelota, para calibrar la adrenalina, para que pasara el tiempo y que el rival se desesperara: lo peor de Boca fue con un hombre de más. Para colmo, ya habiendo un botón de muestra de Figal, que hizo otro penal pero zafó porque antes era offside, en su vuelta al equipo el marcador central se sacó solo la roja tras el 2-2.
Fue muy meritorio lo de Boca, sin dudas, por cómo se plantó frente a su gente en un espectáculo planetario y ante un grande de Portugal. Aunque le faltó ese oficio que no se compra en cualquier parte y que tiene Otamendi después de largas batallas a lo largo de su carrera.