La Diputación de Córdoba expone, de manera permanente, unificada y abierta al público, una de las joyas artísticas que durante décadas ha tenido dispersa en distintas dependencias, la colección de grabados y litografías realizados entre finales del siglo XVIII y el XX.
Se trata de medio centenar de obras ubicadas en la galería interior oeste del claustro principal de la primera planta del Palacio de la Merced, sede central de la institución provincial.
Este espacio, anteriormente infravalorado y al que se ha dotado de un uso expositivo, ha permitido dar a conocer un excelente material gráfico e histórico sobre la ciudad de Córdoba y varios municipios de la provincia, en gran parte desconocido.
Así lo valora un documento del Departamento de Patrimonio de la Diputación de Córdoba, que ha sido facilitado a Efe, que recuerda que la exposición permanente de los grabados se incluía en el proyecto del arquitecto responsable de la adaptación del Convento de la Merced para uso de la institución, Rafael de La Hoz, a mediados del siglo pasado.
El arquitecto ideó la ubicación de una sala de grabados en lo que actualmente se conoce como ‘Pasillo de las vidrieras’, ya que en él se ubican las que se encargaron en 1978 al artista Antonio Povedano.
Edificio con historia y arte
El edificio está cargado de historia. En él se hospedó Cristóbal Colón cuando visitó en Córdoba a Isabel la Católica para pedir su apoyo para la nueva ruta a Las Indias. Y también atesora multitud de obras de arte.
Apenas a unos metros de los grabados cuelga un óleo de Julio Romero de Torres, del que ahora se conmemora el 150 aniversario de su nacimiento, con un retrato de pie de un jovencísimo Alfonso XIII.
La agrupación en la galería, que da acceso a despachos de diputados provinciales, del medio centenar de grabados y litografías adquiridos en 1980 a una editorial catalana da una nueva dimensión a las obras.
«El tema de la antigüedad de los grabados es difícil de concretar ya que en muchos casos la impresión y reproducción de ellos se realiza mucho tiempo después», precisan desde el Departamento de Patrimonio.
La litografía más antigua es una coloreada sobre papel denominada ‘Mapa del Reino de Córdoba’, que es obra del vienés Franz John Joseph von Reilly (1766-1820) y datada en 1791, «aunque la impresión sea algo posterior».
Los grabados más antiguos son del francés Francois Liger (1755-1803), respecto a las vistas de Sierra Morena y de Despeñaperros y la Puerta de Las Palmas de la Mezquita, y el de su compatriota Jean Lubin Vauzelle (1776-1839), ‘Vista exterior de la Mezquita de Córdoba’, de 1806.
Reproducciones de originales de 1668
Pero se da el caso de que las litografías de las vistas de Montilla y Lucena del italiano Pier María Baldi (1630-Florencia) son reproducciones actuales de los originales de 1668, que realizó para ilustrar el Viaje del príncipe Cosme de Médicis por España.
La colección está compuesta por obras de diecisiete autores, en su mayoría españoles y franceses, seis en cada caso, cuatro ingleses y un italiano.
Entre ellos, destacan las de Francisco Javier Parcerisa y Boada (Barcelona 1803-1876), realizadas para la obra literaria ‘Recuerdos y Bellezas de España’, de Pedro de Madrazo, así como las de David Roberts (Stockbridge, 1796-Londres, 1864) para la publicación inglesa ‘Picturesques sketches in Spain’ (Londres, 1837).
Además, en los grabados se recogen tanto el dibujante como el litógrafo o grabador, denominado en muchas ocasiones escultor, que realizan a posteriori las planchas multitud de veces.
De este modo, hay que incluir al francés Agustín Francois Lameitre (1797-1870), que trabajó junto al dibujante de su misma nacionalidad Léon Gaucherel (1816-1880); al vienés Benedict Piringer (1780-1826), que lo hizo con Francois Liger; al litógrafo W. Gauci que estaba vinculado con David Roberts; al que Julio Donon con Francisco Javier Parcerisa y Boada, que es el artista representado con un mayor número de obras, veintiuna.