La desesperación empezó el 28 de agosto cuando Aylén Alejandra Benítez Medina (14) y Vanesa Alejandra Lachmañuk (28) desaparecieron. El barrio 9 de Julio, en Gregorio Laferrere, empezó una búsqueda desesperada.
Rastrillajes en un descampado, búsqueda en la vera del Riachuelo y una zapatilla que fue la clave para saber qué pasó con ella.
Vanesa y Aylen eran vecinas, vivían a pocos metros y el 28 de agosto salieron juntas para encontrarse con alguien. Algunos testigos mencionaron que iban a comprar drogas a un dealer. Otros, que fueron a buscar droga que después vendían. También, que fueron a ver a un amigo en una plaza.
No se sabe por qué ni para qué fueron a este punto, en los alrededores de un descampado del Club 9 de Julio, en una zona que describen como «hostil». Son las bandas de narcomenudeo que operan en la zona las que deciden quién sí y quién no camina por la zona.
Soldaditos, campanas y un lenguaje propio de silbidos y gritos, se convierten en el modo de operar que se convierte en ley no escrita para los vecinos.
Plaza Lucio Mansilla. Ayelén Alejandra Benítez Medina de 14 años y Vanesa Lachmañuk (28) fueron asesinadas a balazos en Laferrere y tiradas al río Matanza. Foto: Francisco LoureiroFue durante esta búsqueda, que los movilizó a todos, que alguien «le acercó una zapatilla» a la familia de Vanesa. Era igual a la que usaba el último día que la vieron viva.
Fuentes de la investigación explicaron a Clarín que fue ese día que realizaron un rastrillaje en un descampado y el domingo 1° de septiembre encontraron el par de esa zapatilla.
Ese dato les permitió avanzar con los primeros rastrillajes: a Vanesa y Aylen también las buscaban muertas. Con intervención de la DDI rastrillaron no solo el descampado y los márgenes del Riachuelo, sino que también fueron casa por casa buscando en los alrededores algún indicio de la adolescente y su amiga.
El martes 3 de septiembre el operativo los llevó a una testigo, una más que se animó a denunciar la presencia de bandas dedicadas a la venta de drogas, «los tiroteos permanentes» y las amenazas para quien se atreva a entrar en un territorio que parece copado por la droga.
«Desde un campo al que se accede por calle Risso Patrón, que da al margen del Rio Matanza, a unos cien metros de distancia, los policías fueron atacados a balazos por un hombre que los testigos identificaron como ‘El Colo’, que luego escapó hacia el Riachuelo», confiaron fuentes policiales a Clarín.
Ayelén Alejandra Benítez Medina, de 14 años, y Vanesa Alejandra Lachmañuk (28) fueron asesinadas a balazos en Laferrere.No es nuevo que baleen un patrullero o que la policía reciba un tratamiento hostil en esta zona de Gregorio Laferrere, separada por el Riachuelo con Ezeiza.
Los disparos cayeron en el patrullero y no hirieron a los policías, tampoco a las dos mujeres que iban sentadas en el asiento trasero y a quienes «El Colo» quería aterrorizar. Es que eran dos testigos y estaban siendo trasladadas para declarar en el marco de la investigación por la desaparición de Vanesa y Aylen.
Y es en este punto en el que las investigaciones se paran o se cruzan. Pero, luego de una serie de averiguaciones y allanamientos llegan a identificar al autor de los disparos. Se trata de Lucas Ezequiel Romero (40), un migrante paraguayo que vinculan con el narcomenudeo en la zona.
«Gavilla», «campamento», son algunas de las formas de referirse a las «ranchadas» donde los «transas» del barrio se esconden para vender drogas. Controlan la zona con «soldaditos» y «satélites» que coordinan grupos en las esquinas que -parece- están pasando el rato pero que en realidad ofician de campana si alguien ajeno a la zona pretende ingresar.
Según confiaron los investigadores, algunos refirieron que los vecinos son «amenazados para que les guarden estupefacientes en sus casas en caso de que la policía se acerque a la zona».
Ayelén Alejandra Benítez Medina, de 14 años, y Vanesa Alejandra Lachmañuk (28) fueron asesinadas a balazos en Laferrere y tiradas en el río matanza. FTP CLARIN«Estos sujetos habían armado un aceitado sistema, con anillos de seguridad alrededor de los puntos de ventas, que hace muy difícil el acceso de la Policía para comprobar la venta de drogas. También cuenta con un sistema de alerta consistentes en silbidos y gritos que accionan cuando observar que un móvil o personas desconocidas se acercan», aseguraron fuentes consultadas por Clarín.
Lo cierto es que, luego de la balacera, intervinieron distintos grupos de la Policía Bonaerense y de la Federal para continuar con los rastrillajes para encontrar a Vanesa y Aylen y para dar con quienes balearon al patrullero.
Fue así que se realizó un nuevo rastrillaje en el campo copado por los transas del barrio para buscar a las jóvenes. Ese despliegue, sirvió a los policías para rastrear a buscar a la banda del «Colo» y sus vendedores.
Con esa información, el 10 de septiembre realizaron cuatro allanamientos entre las calles Teuco y Risso, del campo lindero al Riachuelo. Así, según fuentes policiales, desarticularon la zona en la que paraban los sospechosos y detuvieron a tres personas, entre ellos «El Colo».
Los detenidos fueron identificados como Alan Ariel Almada Benítez (27), Carlos Waldir Avalos (38), y «El Colo» Romero.
Durante los allanamientos secuestraron «una libreta color celeste con anotaciones, tres tarjetas de memoria, $177 mil, cuatro celulares, 42 gramos de marihuana, 4.743 dosis de pasta base y 1147 envoltorios fraccionados de cocaína. Además de una pistola calibre 40, una 9 mm (con pedido de secuestro desde 2013) y municiones.
Una de las armas que usaban había sido robada a un Policía de Florencio Varela.
Fuentes judiciales confirmaron a Clarín que los tres están detenidos, ya han sido indagados y se negaron a declarar. Están acusados de tentativa de homicidio contra los policías que atacaron, tenencia ilegal de armas y por la tenencia de estupefacientes para su comercialización.
Un día después de las detenciones, durante el cuarto rastrillaje realizado por la policía, buscaron a Vanesa y Aylén en el predio descampado en el que presuntamente operaban los detenidos.
No es un dato menor que los policías hayan podido ingresar solo después de detener a la banda y que el resto de los que operaban con ellos escaparan ante la persistencia de los rastrillajes y los allanamientos.
También las buscaron en una especie de «monte» del lado de Ezeiza pero fue gracias a que bajó el caudal del Río Matanza que hallaron -primero- el cuerpo de Vanesa, a la altura de la calle Tarija. Ese punto ya había sido rastrillado pero no habían encontrado los cuerpos por el nivel del agua. A los metros, también en los márgenes del Riachuelo, hallaron a Aylén.
Fue a partir de ese punto que las causas se separaron en dos y el fiscal Adrián Arribas quedó a cargo de la investigación por el crimen de las chicas.
Familiares y amigos de las jóvenes negaron su vinculación con el narcomenudeo y con el consumo de drogas. También hay dudas sobre la presunta amistad entre ellas. Todavía no está claro si hay o no vinculación entre los detenidos y el doble crimen.
El jueves realizaron la pericia de autopsia y corroboraron que Vanesa murió producto de un fuerte golpe en la cabeza y tres disparos. Aylen, la adolescente, tenía un disparo en la nuca.
PS