La obra rupturista con que el genial arquitecto e ingeniero Francisco Salamone modificó el paisaje uniforme en 25 municipios de la provincia de Buenos Aires y en el sur de Córdoba entre 1936 y 1940 se transformó en tema de interés para sus colegas, artistas plásticos, arqueólogos, meros curiosos y turistas.
Esos diseños monumentales, plagados de líneas futuristas mechadas con detalles expresionistas, modernos y art decó -como una suerte de desafío revestido de hormigón en medio de la inmensidad de la pampa húmeda- también resultaron una inmejorable fuente de inspiración para un músico afincado en Haedo, al punto de determinar cada uno de sus futuros pasos como autor, compositor, intérprete, productor y docente de pintura, dibujo, guitarra y bajo.
Presentación de Alejandro Miniaci y Paola Salamone frente a la obra «El ángel guardián» -popularizada como «El ángel exterminador»-, en la entrada del cementerio de Azul.Alejandro Miniaci descubrió el legado del pionero italiano en 2013 a través de una nota publicada en una revista. Las imágenes perturbadoras que ilustraban el texto lo impulsaron a pensar en la idea de poner en valor ese patrimonio único -cuidado por expertos, inconcluso, destruido o directamente olvidado, según el caso- a través del lenguaje de la música.
Poco tiempo le llevaría presentar en sociedad su proyecto Salamone Music -la “banda de sonido oficial en homenaje a Francisco Salamone”- y grabar el disco y multimedia Real Salamone Music, que presentó en vivo a fines de 2016.
La tapa de uno de los dos discos que grabó Alejandro Miniaci inspirado en la obra arquitectónica de Francisco Salamone.Fue el disparador de una carrera enfocada a interpretar y expresar las sugerentes formas de cada diseño urbanístico, plasmadas en palacios municipales, portales de cementerios y mataderos, calles, bulevares y plazas.
La unión con una soprano
Los temas compuestos por Miniaci y volcados en el primer registro y en el álbum instrumental “Memento mei” (Acuérdate de mí) conmovieron a Paola Salamone, entreverada en el público que asistía a un recital de Miniaci en el Paseo La Plaza en diciembre de 2019.
Después del show, la joven sorprendió al músico con su presentación: cantante residente en Italia y sobrina nieta del prócer nacido en Sicilia en 1897 y fallecido en Buenos Aires en 1959.
Alejandro Miniaci es compositor, guitarrista, profesor de Dibujo y Pintura y dicta clases de guitarra y bajo.A esta altura, de cara al próximo lanzamiento del disco Salamone Music III, Paola Salamone es una pieza esencial de Salamone Music, al que suma su voz de soprano cada vez que visita el país.
Melodías desprendidas de los géneros industrial, clásico y lírico con leves toques futuristas y dark que propone la dupla del compositor, autor, músico y productor y la cantante ya causaron su perturbador impacto en los municipios de Coronel Pringles, Saldungaray, Pellegrini y en la plaza Centenario de Villa María, bastiones de las más imponentes edificaciones de Salamone.
En la ciudad de Buenos Aires -donde suele incorporarse el cantante David Levin-, temas emblemáticos como El ángel exterminador, El exilio del genio, Salamone flame, Salamone cronos o Salamone brightness sonaron fuerte en la Sociedad de Arquitectos, el Museo Histórico Sarmiento, la Escuela Técnica Otto Krause y el Museo de Arquitectura y Diseño.
“Lo ideal es que el público interprete sin palabras porque esto excede la obra arquitectónica y también la música”, pretende Miniaci, una suerte de hombre orquesta del Conurbano adepto al perfil bajo, que estudió en los cursos de guitarra de Robert Fripp durante quince años.
Relevamiento total
La música de este discípulo del líder de King Crimson guarda resonancias de ese Estado grande, fuerte y paternalista que planificó a fines de los años ’30 el entonces gobernador bonaerense Manuel Fresco, y que Salamone se propuso reflejar a través de sus diseños.
El 1 de junio pasado, la banda Salamone Music presentó el repertorio oficial de homenaje a Francisco Salamone en Pellegrini, provincia de Buenos Aires.Miniaci se encargó de hacer un relevamiento de ese patrimonio, que terminó en un pedido suyo para que sea restaurada la entrada del Cementerio Municipal de Pilar («está destruida», afirma sin vueltas), como una parte más de su propio bagaje creativo.
La conexión entre el espíritu creativo del músico bonaerense y las descomunales piezas urbanísticas de su máximo referente alcanza tal dimensión que, más de una vez, en medio de este despliegue multicolor de sonidos diversos, pareciera que la obra de Salamone es una representación exacta de cada canción.
Portal del cementerio de Saldungaray, en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires, diseñado por el arquitecto e ingeniero ítalo argentino Francisco Salamone a fines de la década del ’30.El resto corre por cuenta de la sensibilidad de un público dispuesto a sumergirse en un mundo paralelo, una atmósfera sonora y visual poblada de matices y poco transitada.
