Los dos están a la espera de que la fiscalía argentina inicie el trámite de extradición. En un módulo del Ministerio del Interior de Uruguay, distinto a los presos comunes, Nicolás Ignacio Carpani Romero (34) y Alan Daniel Lorenzo Rodríguez (34) esperan.
En una audiencia con cada uno la Justicia uruguaya les informó la detención y ahora los fiscales Carolina Asprella y el fiscal general adjunto Patricio Ferrari, coordinados por el fiscal general de San Isidro, John Broyad, tienen 30 días para solicitar –a través del Ministerio del Interior– que sean trasladados al país para ser indagados por la construcción del túnel con el que –se presume– intentarían robar el Banco Macro de San Isidro.
Nicolás Ignacio Carpani Romero (34) es el último detenido. Sobre él pesaba una alerta roja de Interpol por un pedido de captura realizado por la jueza Andrea Rodríguez Mentasty. Este lunes a las 11.30 la Guardia Republicana (un grupo de fuerzas especiales uruguayo) lo detuvo en el barrio Malvín Norte, de Montevideo.
Iba en una camioneta y en el baúl llevaba herramientas y bolsas con el logo del Club Nacional de Football. A Carpani se lo veía tranquilo y no hizo más que obedecer las órdenes de los agentes.
El hombre de 34 años tiene dos hijos y un pasado como jugador de fútbol en el Club Atlético Platense de Uruguay. Solía hacerlo en la posición de volante y la mayor parte del tiempo la pasaba en el banco. Ahora, según advirtieron fuentes del caso, estaría vinculado a La Banda del Parque (la barrabrava de Club Nacional), al igual que el otro detenido, acusado de liderarla, Alan Lorenzo Rodríguez.
Carpani con los bastones rojos y blancos de Platense de Uruguay.Carpani tiene al menos tres antecedentes conocidos, uno por «rapiña», otro por «atentado» y el último por «tráfico interno de armas y rapiña», de acuerdo a la calificación legal uruguaya. Estuvo involucrado en casusas de robo, resistencia a la autoridad y tenencia ilegal de armas.
En 2015 lo detuvieron luego de una persecución policial junto a otros tres hombres armados. Según pudo saber Clarín, el padre es un comerciante textil que trabaja en la feria del Parque Rodó, de Montevideo.
Jugó al fútbol, al menos hasta el 2018 aunque en un club de la Primera División Amateur de Uruguay, la tercera categoría del fútbol local.
«Tenía una alerta roja de interpol, en audiencia celebrada lo que se dispone es un arresto preventivo, para evitar que puedan fugarse a la espera de que el Estado de Argentina solicite formalmente la extradición», explicaron fuentes judiciales uruguayas.
Nicolás Ignacio Carpani Romero detenido el lunes por la Guardia Republicana en Montevideo.Según trascendió, Carpani tenía varios ingresos por tierra o por ferry durante 2024, uno de ellos en avión desde Chile.
Carpani Romero y Lorenzo Rodríguez comparten abogado, uno vinculado a la defensa de varias causas de narcotráfico y muy mediático en el país vecino. Se trata de Pablo Casas, que defendió a la actriz uruguaya y modelo Mía Etcheverría detenida por haber acompañado a tres personas al aeropuerto de Carrasco, en Uruguay, para un viaje en el que intentarían enviar 6,5 kilogramos de cocaína a España.
No está claro si hay más involucrados que estén bajo la mira de la fiscalía, que vigila con recelo los detalles de la investigación. Lo cierto es que ninguno de los tres detenidos han sido indagados, a la espera de continuar con la investigación.
Cómo se descubrió el plan
La secuencia empezó a las 8 de la mañana del martes 6 de agosto cuando el chofer de una camioneta vio una varilla que sobresalía de la calle y alertó a la seguridad del banco, según dijeron los investigadores a Clarín. «Por seguridad, un patrullero se apostó en la zona desde las 20», dijeron.
Alrededor de las 9.30 de la mañana del miércoles 7 de agosto, la Policía se comunicó con el área de Obras Públicas de la Municipalidad de San Isidro para saber de qué se trataba, buscando alguna obra o alguna tarea subterránea que desconocieran.
Así era por dentro el túnel boquetero.De los empleados con un pico pasaron a una retroexcavadora y cada vez más profundo. La travesía incluyó un caño roto y un llamado a Aysa para desagotar lo inundado.
Abajo, un boquete de entre 150 y 220 metros metros de largo, a 4,5 metros de profundidad, estaba cerca de la bóveda de un banco, al filo de un golpe que podría haber sido millonario.
El túnel conecta, pasando por un pasillo de un metro de ancho, encofrado por maderas, con un taller mecánico ubicado en Chacabuco 543: recorría un punto y otro debajo de la tierra, debajo de los caños de agua y de gas, lejos del ruido del centro de San Isidro.
La banda había alquilado, primero, un café justo frente a los tribunales de San Isidro, donde solía estar el popular bar Hábeas Corpus. A los seis meses, sospechan que por haber encontrado algún impedimento, dejaron de pagar y desaparecieron. No sin antes alquilar la nueva base de operaciones: el taller mecánico lo alquilaron pagando un año por adelantado sin demostrar ningún rubro ni pedir habilitación. Una inmobiliaria lo publicitaba a 700 mil pesos más IVA por mes.
MG