Domingo a la mañana, y la noticia de la muerte de Alain Delon, a los 88 años, sacude a todas las redacciones. Y a mucha gente alrededor del mundo. Fue una figura internacional que trascendió las fronteras del cine: fue un prototipo del galán sin tiempo. Para varias generaciones, su nombre equivalía a hablar de la fina estampa ajena. Sos o te creés Alain Delon alcanzaba para pincelar un retrato con los mejores colores. Era un piropazo. Del otro lado de la línea telefónica, Graciela Borges lo define con conocimiento de causa.
«Era un diferente. Una persona muy bella, encantadora, un gran conversador, pero, al mismo tiempo, dueño de unos profundos silencios, largos silencios que vaya uno a saber qué sufrimientos guardaba», comparte la mujer que sabe cómo es la dinámica de las noticias y siempre está dispuesta a sumar desde su mirada. Aunque sea domingo. La Borges es de la vieja escuela de entrevistados. Se agradece.
«Mucha gente que lo conocía a fondo sabía que él no estaba muy contento de estar en este plano. Puede haber personas que se hayan sorprendido mucho con esta noticia, pero creo que su entorno sabía que esto podía suceder en cualquier momento«, dice quien compartió comidas, fiestas y festivales con Delon en París, Buenos Aires y Mar del Plata.
«Conmigo siempre ha sido tan encantador, en las épocas de París cuando nos juntábamos con Catherine Deneuve, con Brigitte (Bardot). Hemos pasado muchos momentos juntos en festivales de cine, sobre todo en Venecia, en Cannes, también acá en la Argentina. Era un caballero», lo evoca asumiendo que «tampoco es que lo conocí a fondo, pero sí nos hemos cruzado bastante y era un placer charlar con él».
Con su estilo suave, nostálgico y emocional a la hora de hablar de los otros, Borges entiende que «Delon era una persona singular, porque no daba la sensación de ser un conquistador, siendo tan bello. Tenía una distinción especial, una seducción de camaradería mucho más que de galán«.
«No daba la sensación de ser un conquistador, siendo tan bello», según Graciela Borges. APY sigue en esa línea de la estética, asociada también con los modos: «Él por sí mismo era de esas personas que impresiona mucho por lo bello. Creo que él y Paul Newman fueron los dos hombres más lindos que yo vi en mi vida. Dos señores, además».
«Era muy amoroso y no andaba por ahí moviéndose como una figura estridente. La ultima vez que lo vi fue muy graciosa: sucedió algo inolvidable para mí en el Festival de Cine de Mar del Plata. Estábamos comiendo en una misma mesa Delon, Giancarlo Giannini y yo, entre otra gente. Y luego les dije de ir a pasear«. Sabe general climas la Borges.
Delon comovido durante un tributo en el Festival de Cannes. La Borges habla de su emocionalidad. AP«Subimos los tres a mi camioneta, y los paseé por la calle Alem, que esta repleta de gente. Hacía un calor espantoso, íbamos con las ventanillas bajas y, ¿podés creer?, nadie lo reconoció. Y ningún problema para ninguno, al contrario, era una salida de amigos», recuerda desde la sencillez de la intimidad.
Busca fotos de aquellos tiempos -que aún no ha encontrado-, lo sabe moldear desde su figura de galán, también desde su peso dentro del mundo del espectáculo, pero vuelve a esos silencios suyos que tanto le llamaron la atención a ella: «Verlo en silencio por largos ratos era fuerte y conmovedor».