Un joven duerme con medio cuerpo recostado sobre una de las paredes de cristal del aeropuerto de Palma. Junto a él, una muchacha trata de descansar tumbada en el suelo sobre un colchón hinchable de playa de color rosa. Se tapa con una toalla. Sus rostros reflejan el cansancio y el hartazgo por no poder regresar a casa. Son Elgian, de 20 años, y Denisa, de 21, ambos turistas alemanes que han pasado tres días de vacaciones en un hotel en s’Arenal. “Esto es un caos. Vamos a pasar tres noches durmiendo en el aeropuerto”, detalla Elgian. “Los hoteles ahora son muy caros, no nos lo podemos permitir”, añade su novia Denisa.
Sus idílicas vacaciones en Mallorca se truncaron el pasado jueves, cuando llegaron a la terminal. Su vuelo de regreso a Alemania se canceló debido al temporal que azotó la isla en estos últimos días. Desde entonces, permanecen en Son Sant Joan a la espera de poder despegar mañana domingo. “Hemos pasado dos noches durmiendo en el suelo. En total, serán tres noches”, se lamenta el joven germano.
Como esta joven pareja, más de medio centenar de afectados también se han visto obligados hoy a pernoctar en las instalaciones del aeropuerto palmesano, que poco a poco va recobrando la normalidad. El número de pasajeros perjudicados por los retrasos y las más de 300 cancelaciones de vuelos en los tres días de la dana ha ido disminuyendo paulatinamente. Los turistas están siendo reubicados en vuelos reprogramados por las aerolíneas, pero aún quedan pequeños grupos acampados en la zona de salidas.
“Las vacaciones nos han ido muy bien. Todo fue fantástico en s’Arenal. Estuvimos alojados en un hotel y fue perfecto. Pero al llegar al aeropuerto, esto ha sido un desastre”, asegura Elgian. “Nuestra compañía aérea, Vueling, ha sido un horror. Creo que es la peor aerolínea que existe en el mundo. Nos ofrecía volver a casa la semana que viene. Y yo tengo un trabajo al que ir, tengo una casa”, denuncia el joven alemán. “No nos han ofrecido nada de información. Es imposible contactar con ellos por teléfono. Si hablas en inglés, todo el rato salta un contestador que es un robot. En cambio, si hablas en español sí que puedes comunicarte con la compañía aérea”, se queja. Según su versión, les han dado 150 euros a cada uno. El objetivo de la pareja es poder abandonar la isla mañana y volar hacia Múnich, haciendo escala en Barcelona.
Familias con niños afectadas
Aurelien y Karim son dos padres de familia franceses que no han tenido más remedio que dormir una noche en Son Sant Joan junto con sus parientes, entre ellos cuatro menores. Se trata de un grupo de diez personas que conforman tres familias que han pasado sus vacaciones en un hotel de Cala Mandia, cerca de Porto Cristo, en la costa de Manacor. “Teníamos que volver a casa el viernes por la tarde en un vuelo de Easyjet, pero se canceló. Volábamos hacia Ginebra y, de allí, nos íbamos hacia Francia. En teoría, podremos salir de Mallorca esta misma tarde si todo va bien”, explica Aurelien.
Estas tres familias francesas con niños pequeños se quejan del trato recibido por la aerolínea. “No nos han ofrecido nada de comida, tampoco nada para beber desde el viernes por la tarde. No nos han facilitado ningún tipo de información ni la posibilidad de alojarnos en un hotel. Hay que tener en cuenta que viajamos con niños pequeños”, subraya Karim.
Este grupo descansa en la zona ajardinada del aeropuerto, en una de las terrazas, donde también duermen otros turistas. “Nosotros hemos pasado la noche dentro de la terminal”, aclara Aurelien. Uno de los progenitores lleva un vaso de agua y hace un gesto con ironía. “Con esto vamos a sobrevivir”, señala.
“Con cuatro niños sin que nos ofrezcan comida, bebida ni un hotel se hace muy difícil esta situación”, asegura Aurelien. “El problema es la política de la aerolínea Easyjet. No se tiene en cuenta que los pasajeros sean niños, bebés o adultos”, agrega el tercer padre.
Una joven enferma tumbada en el suelo
En uno de los rellanos del aparcamiento del aeropuerto, descansan en el suelo tres jóvenes turistas alemanas. Una de ellas, con los ojos llorosos, no deja de toser. “Me encuentro mal, me he puesto enferma al pasar dos noches durmiendo en el suelo del aeropuerto con el aire acondicionado. Solo tengo ganas de llegar a casa. Además, mañana domingo trabajo”, indica apenada y con la voz entrecortada.
Estas tres amigas, Hannah, de 24 años, Svenja, de 23, y Miriam, de 28, han pasado sus vacaciones en un hotel en s’Arenal. “Han sido cuatro noches y todo ha ido muy bien”, reconoce Hannah. El jueves debían regresar a Alemania con la compañía Eurowings pero su vuelo se canceló. “Hemos tenido que dormir en la terminal estas dos noches seguidas”, añade la joven germana.
“Nuestra aerolínea no nos ofrecía otro vuelo hasta el próximo lunes. Por eso, hemos tenido que comprar otros billetes con Lufthansa para regresar antes a casa. Nos han costado mucho dinero estos pasajes. Pero, de esta manera, esta noche podremos volver a nuestra casa, ya que volamos hacia Frankfurt”, comenta Hannah, mientras realiza crucigramas.
“Estamos muy enfadadas por lo ocurrido. La aerolínea no nos ha ofrecido un hotel ni tampoco nos ha facilitado información. Mira cómo estamos, tres chicas aquí tiradas en el suelo”, concluye contrariada la joven turista.