El disco Ultracromático y el libro Incierto y sinuoso. El año 2024, por estos dos motivos, parece mostrar a un Daniel Melero más cercano a las luces mediáticas que otros. Pero, si miramos bien, la actividad de Melero no es inferior a la de años anteriores. Y tampoco está en un momento de declive: el hombre está, desde enero, grabando otro disco.
“Sí, estoy con otro disco -confirma- pero me pasa que hoy ya soy otro musicalmente hablando de acuerdo a como lo imaginé, y como veo que será el posible resultado final. A mí los sonidos me atraen tanto que me llevan a un viaje que puede parecer una deriva, pero al final siempre hay un estilo que se podría reconocer si se tienen las ganas».
Y enseguida agrega: «Así como tengo el pudor y la vergüenza de haber publicado una autobiografía, me pasaba con mis discos el decir ‘¿¡Cómo pude haber mostrado esto!?’. Hubo veces que perdí un poco la vergüenza. Trato de tener la entrega más sincera que veo en cada momento, como también valoro el decir ‘No quiero esto’”.
Las palabras de Melero resoplan en un bar a la vuelta de su departamento, donde juega el papel de parroquiano local antes que del cliente ocasional. Su trato con los mozos así lo documenta, lo mismo que su habitual locuacidad.
