El primer y único papel importante de George Lazenby fue poniéndose en la riesgosa piel de James Bond cuando filmó On Her Majesty’s Secret Service (Al servicio de su Majestad, 1969). Lazenby ostenta el mandato más corto como agente secreto, sólo con una película, y tuvo la responsabilidad de continuar a Sean Connery, que abrió el camino como Bond de 1962 a 1967, con sus primeros cinco filmes.
Cierta «bondología» señala a George Lazenby como el peor Bond de la historia junto a Pierce Brosnan, pese a que hay quienes defienden su elección. En un sitio dedicado a hacer listas a partir de los votos de internautas, Sean Connery encabeza las preferencias de los mejores 007, seguido por Daniel Craig y Roger Moore, años ’70, el Bond más pop.
La noticia es que Lazenby, que se caracterizó por haberle dado una buena dosis de humor al personaje, se la creyó y tomó una pésima decisión: los productores le habían ofrecido un contrato de larga duración y Lazenby dijo no, no y no.
Parece que en la vida real, su rol de agente secreto se le subió tanto a la cabeza que hasta iba al supermercado en helicóptero y se ajustaba al rodaje de una manera bastante temeraria, llevando armas al set y disparando al tuntún en medio de técnicos y actores de reparto.
«Bond es un bruto. Nunca volveré a interpretarlo», dijo en su momento. «Paz, ese es el mensaje ahora”. ¿Y qué hizo? Se dejó crecer la barba y el pelo a lo John Lennon y cambió el Martini por el LSD. Todo fue tan drástico, tan inmediato, que Lazenby se apareció por el estreno londinense de Al servicio secreto de Su Majestad como recién salido de Woodstock.
Nadie sabía realmente qué estaba pasando dentro de la cabeza de George. Citaba frases del Maharishi, escuchaba música psicodélica. “Se sentía tan fuera de lugar con sus trajes finamente confeccionados que donó tres maletas llenas de ellos al Ejército de Salvación con etiquetas que decían ‘Especialmente hechos para George Lazenby para On Her Majesty’s Secret Service’”, cuentan los historiadores de la saga.
El australiano George Lazenby fue, con 30 años, el actor más joven en interpretar a James Bond. Foto: AFP
El documental sobre su vida y el retiro
En 2017 se estrenó un docudrama sobre su vida, la de un mecánico de fantasía erótica transformado en modelo masculino. Ahora, el 24 de julio, Lazenby anunció que se retiraba de la actuación. Lo hizo a través de redes sociales a los 84 años, prácticamente olvidado por todos. «Ha sido un viaje divertido», posteó asumiendo que «envejecer no es divertido».
«Esta no fue una decisión fácil, pero es hora de anunciar mi retiro del trabajo», tuiteó. «No actuaré ni haré apariciones públicas, no haré más entrevistas ni firmaré más autógrafos a partir de hoy”.
«Ahora puedo concentrarme en pasar más tiempo con mi familia. Mi más sincero agradecimiento a todos por su amor y apoyo a lo largo de los años», continuó el actor cuya carrera, después de Bond, no gozó de ninguna prosperidad.
George Lazenby, como James Bond, en una escena de «Al servicio de su Majestad». Foto: AFP
Sus proyectos con Bruce Lee
En 1973, poco después de su fama con el personaje creado por el escritor y oficial de inteligencia británico Ian Fleming, Lazenby estaba dispuesto a discutir condiciones de contrato para trabajar en varias películas de Bruce Lee. La prematura muerte del artista experto en artes marciales postergó los planes.
Lazenby, sin embargo, participó activamente en tres de las cuatro películas que se habían planeado hacer junto a Lee: The Shrine of Ultimate Bliss (1974), The Man From Hong Kong (1975) y A Queen’s Ransom (1976). Las realizaciones de karate con Lazenby son considerados «clásicos del género», aunque la inevitable ausencia de Bruce Lee hizo que fueran un fracaso comercial en todo el mundo menos en Hong Kong.
«Yo era un chico de pueblo con 22 años -declaró alguna vez-, cuando me llevé a una muchacha que realmente me gustaba a ver 007 contra el Dr. No. Antes de entrar pensaba que tenía como un 90% de posibilidades con ella. A la salida, creo que tenía un 20%: ahí estaba ese tipo que conseguía a cualquier chica, mataba a todo el que se interponía en su camino… ¡Dios, yo quería ser él! Así empezó todo».
George Lazenby no aceptó la fortuna que le ofrecieron para seguir haciendo de james Bond. Foto: AFP Su fanatismo por Bond resultó tan grande que ya tenía el Rolex Submariner del 65, pero le faltaba el esmoquin. Había llegado a Inglaterra desde su Australia natal, siguiendo a una novia británica. Cuando se enteró que andaban buscando un nuevo Bond pasó por el mismo peluquero de Connery.
En el set, frente a los productores de la saga, Albert Broccoli y Harry Saltzman, relató algunas anécdotas falsas sobre rodajes de películas en otros países, a pesar de que sólo había filmado una publicidad de chocolates. Y los convenció. Ganó el papel entre 800 aspirantes. Su aspecto juvenil y atlético parecía encajar perfectamente.
Su peor decisión fue rechazar un millón de dólares por un contrato para filmar siete películas de la saga. «Quería ser un espíritu libre, hacer el amor, no la guerra». La suerte del campeón se empezó a diluir
«Me acuerdo que estaba en una fiesta cuando Roman Polanski me dijo: ‘Este es George, el actor redundante’. Tuve que buscar después lo que significaba «redundante», pero realmente sentí… Pensé que no me querían en ningún sitio. Durante un largo periodo de tiempo, no supe quién era. Quería ser James Bond, pero no pude vivir a la manera de James Bond».
George Lazenby y la modelo Gemma Kidd, en Londres en el año 2002, en el estreno del filme de James Bond «Otro día para morir». Foto: AP/Richard Lewis Sus últimas noticias relacionadas con la actuación lo sitúan en 1993, cuando trabajó tupido en la serie Emmanuelle, unos telefilmes eróticos y de bajo presupuesto inspirados en la película original, protagonizada por la inolvidable Sylvia Kristel.
En la actualidad, Lazenby ve películas desde el sillón de su casa y juega al golf.
