Luis Caputo, el ministro de Economía, pateó ayer fuerte al medio cuando hizo hincapié a lo largo de su mensaje que el ancla para que la aceleración inflacionaria no termine en hiper, será llevar adelante un ajuste fiscal de 5 puntos del producto.
En primer lugar se trata del ABC de todo plan para bajar una tasa de inflación descontrolada y esquivar una situación traumática que es cuando los precios empiezan a correr cerca de 50% mensual como dice el Gobierno que sucedería en el verano si no se hace algo antes. Segundo, como dijo Caputo, ha sido el diagnóstico de raíz que el Presidente Javier Milei trazó como problema fundamental de la economía.
Ahora, ¿qué es en concreto lo que el Gobierno está dispuesto a hacer, o dice que está, para evitar la hiper? ¿cuál es la estrategia?
Por un lado, recortar los gastos en una cifra equivalente a 3 puntos del producto bruto, básicamente en subsidios y jubilaciones (que representa cerca de dos terceras partes del gasto público de la Nación). Por otro, sumar 2 puntos extra en sus arcas a través del aumento del impuesto país, extender la base imponible de las retenciones y adelantar recaudación de impuestos a los bienes personales).
Hasta ahí la base de lo que Milei y Caputo quieren está. Ahora viene lo más complicado.
Economistas como Marina Dal Poggetto o Emmanuel Alvarez Agis vienen advirtiendo desde hace tiempo que no alcanza solo con ajuste fiscal. El equilibrio de las cuentas públicas puede ser condición necesaria para estabilizar pero no suficiente.
¿Por qué?
Porque la Argentina está delante de un problema que es, por un lado, una inflación correctiva – aumentos de precios que habrá por el descongelamiento de tarifas y costos reprimidos durante años-, y por otro, una inflación inercial producto de la emisión y la indexación de contratos/paritarias enquistados en toda la economía desde hace años. La emisión la atacará desde hoy Santiago Bausili con la comunicación de la política monetaria y absorción de pesos (ver más en página 6). ¿Pero y la indexación y la cuestión de contratos legales? Eso es algo más complejo y artesanal que no está claro cómo Milei lo abordará.
Los planes de estabilización que se han implementado y analizado en la década del ochenta -la Argentina aplicó el Plan Austral en ese entonces-, tuvieron en cuenta estos fenómenos de descoordinación, pretendiendo reacomodar piezas no solo vía la ortodoxia fiscal sino con otros instrumentos para frenar la inercia como el desagio o el Bonex. ¿El motivo? “Que políticas como las metas de inflación o incluso los agregados monetarios tienen poco que hacer al lado de una inflación que se mueve a dos dígitos mensuales”, explicó el economista Emmanuel Alvarez Agis en un trabajo reciente.
El Plan Austral falló porque a la heterodoxia le faltó ortodoxia (orden fiscal) y quizá eso sea lo que Milei le critica a Raúl Alfonsín en términos económicos. Pero ahora él deberá enfrentar a los sindicatos y la aceleración inflacionaria que se viene para evitar la hiper: controles de salarios, desindexaciones y otras medidas que deberá poner arriba de la mesa y le traerá más de un dolor de cabeza. Un terreno donde pesará quizá más la muñeca de la política que de la economía.