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7 noviembre, 2024

Mejor transporte, menos contaminación: así son las smart cities que ponen la tecnología al servicio del vecino

Cuando los humanos dejaron de ser cazadores nómades para convertirse en agricultores sedentarios, se establecieron en aldeas, crearon instituciones para administrarse, gobernarse y rezar, y fundaron lugares comunes para comerciar y reunirse. Nacieron así, hace unos 5000 años, las ciudades, centros urbanos que nunca detuvieron su evolución.

Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX, con la explosión demográfica, los avances tecnológicos, la sociedad de consumo y el reinado del automóvil, las ciudades comenzaron a colapsar: contaminación, basura, inseguridad y servicios caros hicieron que la gente empiece a huir de ellas en busca de mejor calidad de vida.

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Fue entonces cuando a fines de los 80 las ciudades volvieron a experimentar una nueva transformación sin precedentes. Gracias a la tecnología de la información y comunicaciones (TIC), nació un concepto conocido como Smart city, o ciudad inteligente, una idea que proponía optimizar la gestión de recursos y servicios, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y promover el desarrollo sostenible.

Smart cities: evolución y críticas al uso de tecnología para crear ciudades eficientes y sustentables. (Foto: AdobeStock)

Smart cities: evolución y críticas al uso de tecnología para crear ciudades eficientes y sustentables. (Foto: AdobeStock)

Qué son las Smart Cities y cómo evolucionó el concepto de ciudad inteligente a lo largo de los años

El concepto de Smart City poco tiene que ver con una ciudad utópica futurista estilo Los Supersónicos, Futurama, o cómo la sociedad del siglo pasado se imaginaba que iba a vivir en el año 2000. No tiene autos voladores, rascacielos de un kilómetro de altura conectados por tubos transparentes, ni calles tapizadas con pantallas LED. No se trata de la tecnología per sé, sino del uso que se le dé a esos avances para mejorar la administración, en todos sus aspectos, de una ciudad.

“La imagen de lo que se pensaba hace 20 o 30 años de cómo iban a ser las ciudades hoy, no tiene absolutamente nada que ver con lo que son en la actualidad”, aseguró Carlos Martínez, director de la carrera Ingeniería Civil en el ITBA, a TN: “Hoy, una ciudad inteligente es aquella que aprovecha toda la tecnología disponible para mejorar la calidad de vida de las personas”, sumó.

Así, a principios del siglo XXI, con la evolución de las TIC, la adopción global de Internet, y los avances en desarrollo de sensores e inteligencia artificial, el concepto de Smart City comenzó a ganar mayor relevancia e impulsó el desarrollo de proyectos piloto y experimentos en diversas ciudades del mundo.

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Las Smart Cities en la actualidad

“El concepto de ciudades inteligentes se transformó con el correr de tiempo. Las primeras aproximaciones ponían a la tecnología como eje central, pero luego empezó a reflexionarse acerca del ser humano que habita esas ciudades y de las problemáticas que transita”, dijo en diálogo con TN la arquitecta Vanina López, secretaria general de Espacio Público, Secretaría de Planeamiento Territorial y Obra Pública y docente universitaria.

Una ciudad inteligente es resiliente, una ciudad que se adapta, se transforma al ritmo del habitante y su entorno físico y natural. “Irrumpe de forma despiadada la noción de lo mal que hemos manejado nuestros recursos naturales, de la alta contaminación que producimos incrementando rápidamente nuestra huella de carbono y fundamentalmente destruyendo en pos de intereses económicos nuestro medio natural, que no es más que nuestra casa, nuestro planeta. Cada vez es mas claro, que una verdadera ciudad inteligente, es una ciudad inclusiva, sustentable y sostenible que hace foco en las personas”, reflexionó la especialista.

Smart cities: evolución y críticas al uso de tecnología para crear ciudades eficientes y sustentables. (Foto: AdobeStock)

Smart cities: evolución y críticas al uso de tecnología para crear ciudades eficientes y sustentables. (Foto: AdobeStock)

En la actualidad, las Smart Cities se conciben como ecosistemas urbanos dinámicos e inteligentes en donde la tecnología se utiliza para:

Optimizar la eficiencia de los servicios públicos, como el transporte, la energía, el agua y los residuos.Reducir el impacto ambiental, promoviendo la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático.Mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, creando entornos más seguros, saludables y habitables.Fomentar la participación ciudadana y la gobernanza abierta, involucrando a los ciudadanos en la toma de decisiones.“Una tecnología como la impresión 3D en hormigón ya está siendo utilizada globalmente para construir viviendas y puentes, lo que reduce costos y tiempos de construcción. Aunque inicialmente requiere una inversión significativa, a largo plazo puede democratizarse y beneficiar tanto a la economía como al empleo local y al ambiente”, agregó Martínez.

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En rigor, las Smart Cities se basan en una serie de tecnologías clave, como:

La Internet de las Cosas (IoT): permite conectar objetos físicos a Internet para recopilar y analizar datos en tiempo real.Los datos abiertos: hacen que los datos del gobierno y otras organizaciones sean accesibles al público para promover la transparencia y la innovación.La inteligencia artificial (IA): permite automatizar tareas y tomar decisiones más inteligentes basadas en datos.La computación en la nube: proporciona una plataforma escalable y flexible para almacenar y procesar grandes cantidades de datos.

Smart Cities: inclusivas, sustentables y sostenibles

La implementación de tecnologías inteligentes permite, entre otras cosas, el eficiente manejo de nuestros recursos naturales, la buena gestión de los residuos, la movilidad sustentable, la protección y restauración del ambiente, concluyendo todo esto en una mejor calidad de vida.

“Muchas de estas ventajas ambientales que se dan en las ciudades inteligentes, van de la mano de las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN), concepto que muchas veces se vincula con el urbanismo inteligente. Las SBN son soluciones inspiradas, sostenidas por procesos naturales para proteger, gestionar y restaurar ecosistemas”, explicó Vanina López.

Por ejemplo:

La implementación de sistemas de transporte inteligentes pueden reducir el congestionamiento vial y mejorar la accesibilidad, al igual que los vehículos eléctricos, los sistemas de transporte público inteligente, los vehículos compartidos y las aplicaciones de movilidad urbana. Entre otras ventajas esto puede reducir drásticamente la emisión de gases de efecto invernadero.La monitorización de la calidad del aire puede ayudar a resolver los problemas de polución de aire y por ende a prevenir problemas de salud.La utilización de la tecnología y datos permite el uso eficiente de la energía y de los recursos naturales, reduciendo costos y minimizando el impacto ambiental. Por ejemplo en el tratamiento y la reutilización del agua.La gestión eficiente de residuos produce de forma directa, ciudades más limpias, menos contaminadas y por ende más sanas. Un método utilizado es por ejemplo el de contenedores subterráneos conectados con sensores con el sistema de gestión para informar cuando están llenos, de modo de realizar la recolección de forma inmediata y evitar el desborde y la consecuente contaminación. La idea del concepto de Economía Circular esta muy relacionado a las ciudades inteligentes y en especifico a la idea de Reducir, Reutilizar, Reparar, Reciclar. Considerar a los residuos como recursos, es un gran paso en esta batalla.La optimización en la planificación de ciudades, a través de la creación de Gemelos Digitales, que son modelos virtuales de una ciudad, que permiten probar, estudiar, proponer sobre esos modelos distintas estrategias para mejorar la planificación, sin tener que realizar la inversión física real, con los recursos que eso implica y analizando el comportamiento de la ciudad ante estos nuevos estímulos. Por ejemplo: la mejor ubicación en un área para la creación de un espacio verde: parque, jardín vertical o techos verdes que aumenten la biodiversidad, mejorando la calidad del aire y proporcionen espacios de recreación.Leé también: Industria 5.0: la sustentabilidad y el medio ambiente en el centro de la escena

Las ciudades que implementaron con éxito proyectos de urbanismo sustentable

Las ciudades que toman como referencia el modelo de las Smart cities hacen uso de las tecnologías de información y comunicación para optimizar el uso de los recursos municipales, por lo cual es de esperar que un buen uso de estos sistemas redunde en beneficios económicos más amplios. Hay casos exitosos, en especial en el área de transporte, en los que el uso de sistemas de monitoreo y el adecuado procesamiento de grandes volúmenes de datos (lo que comúnmente se conoce como big data) permitió mejorar las políticas públicas para el sector y la experiencia concreta de los usuarios.

Seúl, capital de Corea del Sur, es un ejemplo de implementación el concepto de urbanismo sustentable, poniendo entre sus principios la naturaleza y el ser humano, según contó Federico Poore, magíster en Economía Urbana con especialización en Ciencia de Datos por la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) a TN:

“A principios de siglo, Seúl venía experimentando una serie de problemas crónicos derivados del creciente número de autos particulares, el deteriorado servicio de autobuses urbanos y el inadecuado sistema de subtes”, explicó. Y agregó: “En 2004 el gobierno local desarrolló de una serie de iniciativas que culminaron con el establecimiento del Seoul Transport Operation and Information Service (TOPIS). Se buscó utilizar información de distintas fuentes para descomprimir las principales arterias de la ciudad, fomentar el uso de transporte público y tener mayor capacidad de respuesta ante situaciones inesperadas”.

Este sistema que mencionó Poore permitió incrementar los niveles de satisfacción de los ciudadanos, lo cual se tradujo en un incremento del uso de transporte público. Así, mediante el uso de tecnología y análisis de datos, se mejoraron diferentes aspectos de movilidad servicios. “Según datos de la Seoul Urban Solutions Agency (SUSA), entre 2006 y 2013 las llegadas a tiempo de los autobuses pasaron de 87,3% a 91,4%. Se registró un incremento del 26% de la velocidad promedio de las unidades, que pasó de 15 km/h a 19 km/h”, agregó Poore.

Seúl es una de las ciudades que ya implementó con éxito soluciones de Smart City. (Foto: AdobeStock)

Seúl es una de las ciudades que ya implementó con éxito soluciones de Smart City. (Foto: AdobeStock)

Otros ejemplos incluyen:

Barcelona: Implementó las tecnologías inteligentes y una red de wifi gratuita para mejorar la eficiencia energética, la movilidad y la seguridad de la ciudad. La ciudad ha implementado un sistema de alumbrado público inteligente, una red de sensores de monitoreo de tráfico y un sistema de bicicletas compartidas para promover el transporte sostenible.

Medellín: Permitió la construcción de 30 corredores verdes, 18 de ellos vinculados a ejes viales y otros 12 corredores vinculados a fuentes hídricas. Esto permitió reducir la temperatura en varios grados en la ciudad, revertir el efecto Isla de Calor y ampliar su biodiversidad en zonas altamente densificadas.

Paris: Generó un Plan maestro denominado “2050 Paris Smart City” compuesto por varias tipologías de edificios en altura que, integrados a la trama de la ciudad, pretenden alcanzar el objetivo de reducir un 75% de las emisiones de carbono para el año 2050.

Godoy Cruz Mendoza: Cuenta con una solución tecnológica de Ciudades Inteligentes, a través del desarrollo e implementación de una prueba asociada a la plataforma “Smart Cities in a Box”. Se trata de una herramienta que le permitirá a la Municipalidad avanzar hacia una gestión más eficiente en servicios claves, como movilidad, recolección de residuos, transporte y seguridad, entre otros, de forma ordenada y contando con una gran cantidad de datos para mejorar la vida cotidiana de los vecinos y su capacidad de respuesta.

Crítica al concepto de Smart City

Muchas veces hay soluciones tecnológicas que se pretenden exportar pero que no siempre se adaptan al contexto local, especialmente en países en desarrollo. “En algunos casos, estas soluciones son respuestas a problemas que no aparecen entre las principales preocupaciones de la ciudadanía. O no tienen en cuenta la brecha digital, entonces, por ejemplo, proponen participación ciudadana digital cuando muchos de los ciudadanos no saben cómo acceder a estos canales y prefieren expresarse mediante encuentros cara a cara”, explicó Poore.

“Todo esto sin contar que hay ciudades que ni siquiera cuentan con una infraestructura adecuada (conexiones de alta velocidad, sensores, redes eléctricas idóneas) como para llevar adelante este tipo de proyectos, lo que hace que uno se pregunte si los gobiernos locales no deberían comenzar por desarrollar un nivel básico de infraestructura antes de invertir recursos soluciones smart”.

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La postura de Federico Poore va en línea con la opinión del experto en urbanisno Dan Hill, que afirmaba que el concepto de Smart City es una idea equivocada presentada del modo equivocado a la gente equivocada. Según Hill, el debate sobre las ciudades inteligencites todavía no fue capaz de responder la pregunta más simple: ¿cuál será el impacto que la adopción de las tecnologías por parte de las ciudades tendrá en el día a día de las personas que viven en ellas?

Hace 10 años, Adam Greenfiled, autor del libro Against the Smart Cities, afirmaba que el concepto de Smart city había sido desarrollado por empresas privadas, impulsado por sus intereses económicos desconectados de las necesidades de los ciudadanos. Basicamente, una idea utópica con soluciones genéricas a problemas complejos y específicos.

Las ciudades cambian, evolucionan y no son todas iguales. Y en cierto modo son impredecibles. Está claro que para mejorar necesitan tecnología, y muchas de las demandas de los ciudadanos se pueden conseguir a partir de la tecnología, pero las soluciones no pueden ser sólo tecnológicas. Para Hill, las ciudades inteligentes serán aceptables en la medida que sigan un enfoque de abajo a arriba, dirigido por los ciudadanos.

Por ese motivo, es importante una de las cuestiones que mencionó a TN Federico Poore: es esencial fomentar y hacer público el acceso a herramientas que permitan el diseño colaborativo de las ciudades. No se trata solo de asignar a los ciudadanos un papel pasivo como usuarios de la tecnología, sino involucrarlos en un proceso conjunto.

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